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lunes, 9 de mayo de 2011

SIMPOSIO SOBRE LAS TROMPETAS DEL APOCALIPSIS

Soy un apasionado de las profecías bíblicas, lo confieso. Apocalipsis y Daniel son los libros más preciosos a mi opinión en el contexto del Gran Conflicto. Eso me llevó a realizar un estudio (el cual está en proceso) sobre las 7 trompetas.
No obstante, fue una sorpresa ver este informe peculiar sobre el particular. A continuación, les presento textualmente el informe del SIMPOSIO SOBRE LAS TROMPETAS DEL APOCALIPSIS organizado por la 3ABN. Vale mencionar que el propósito de la publicación en este espacio es para analizar y sacar propias conclusiones, no insinúa en absoluto el pensamiento de mi persona.


SIMPOSIO SOBRE LAS TROMPETAS DEL APOCALIPSIS

Dr. Alberto R. Treiyer
www.adventistdistinctivemessages.com
3 ABN 18-20 de febrero, 2011
                                             
El simposio fue organizado por 3 ABN después de la reacción de muchos videntes a la conferencia del Pr. Kenneth Cox (un bien conocido evangelista jubilado que da seminarios sobre el Apocalipsis), basado en las trompetas, a fines de julio del 2010. La disconformidad de la gente se debió a su sorpresivo enfoque futurista de esta sección del Apocalipsis (incluyó a Al Qaeda en las trompetas). A pesar de las confrontaciones apasionadas de a momentos en las reuniones del simposio, hubo una atmósfera amigable y cristiana en todos los que intervinieron. Luego de los abiertos intercambios en los diferentes puntos de vista, podíamos hablar juntos durante los recreos y las comidas, como hermanos que tenemos el mismo Padre en el cielo.
La confrontación tuvo lugar en tres claras direcciones. Antes que nada, permítasenos decir que el personal de 3 ABN es historicista, exceptuando el Pr. John Lomacang (pastor local), quien propuso un enfoque futurista de las trompetas. En las discusiones del panel, el Pr. John Stanton (otro pastor local), se puso del lado del Pr. Lomacang en una perspectiva futurista. Hugo León, un buen hermano, joven, médico de Chico, California, invitado por Kenneth Cox quien también formó parte del panel, se puso también del lado futurista, con una apertura a la creencia en un doble cumplimiento. Una larga y fuerte discusión se dio sobre lo que se entiende por el término "futurismo". Quedó claro que tiene que ver con una proyección de todos los sellos y todas las trompetas al futuro.
El Pr. Lomacang, por ejemplo, no podía ver en el Destructor de la quinta trompeta otro ser que no fuese el diablo mismo, quien se espera que aparezca en persona al final, justo antes de la venida del Señor. Le dijimos que el diablo siempre obra a través de entidades humanas que se oponen al Señor y a su pueblo, como el rey de Babilonia en Isa 14, el imperio romano que está representado por el dragón en Apoc 13 (y mediante diferentes maneras, siempre revelando su carácter de asesino y mentiroso resumido por Jesús en Jn 8:44).
Un segundo enfoque se vio en Ranko Stefanovic (Andrews University) y Jon Paulien (Loma Linda), quienes a pesar de declararse historicistas, se unían con el rechazo futurista del cumplimiento historicista de varias trompetas, y ofrecían, al mismo tiempo, un enfoque espiritualizado de las trompetas equivalente a lo que podemos encontrar entre los intérpretes católicos de la Edad Media. En lugar de ejércitos que caen sobre Roma, espiritualizaban el contenido de las trompetas para proyectar filosofías. Creen que son historicistas porque las diferentes filosofías que traen en consideración pueden ubicárselas en la historia. Pero el resultado de sus enfoques es evasivo y escurridizo, a tal punto que admiten que "no se sabe si Juan pretendió que cada detalle de esta descripción sea interpretada" (R. Stefanovic, Revelation of Jesus Christ, 304-5). Tanto los futuristas como los espiritualistas no pueden ofrecer una proyección clara de las fechas proféticas especificadas en la quinta y sexta trompetas.
Stefanovic y Paulien parecen no captar que el recurso a la alegoría ya estuvo representado en los intérpretes de Alejandría en los siglos tercero y cuarto de nuestra era. Ellos lo usaban como la manera más fácil de resolver los textos difíciles de la Biblia. Esa es la razón por la que, si sus enfoques ahora no son totalmente idealistas (una carencia de interés en el cumplimiento histórico), están yendo en esa dirección. ¿Podemos nominarlos como espiritualistas, por el hecho de que espiritualizan el contenido de las profecías del Apocalipsis? ¿O podemos considerarlos directamente como idealistas, bajo una definición más amplia de lo que es el idealismo en materia profética?
En la línea del historicismo estaban el Pr. Ty Gibson (Light Bearers Ministry, con James Rafferty, otro panelista en el simposio), y el Dr. Alberto R. Treiyer (Adventist Distinctive Messages, Ph. D. en la Universidad de Estrasburgo, residiendo en NC). La diferencia entre ellos es que Gibson sigue a Edwin Thiele y C. M. Maxwell cuando conecta la primera trompeta con la caída de Jerusalén, mientras que Treiyer sigue el legado historicista protestante y adventista que ve a Roma como el blanco de los juicios de Dios, desde el comienzo de nuestra dispensación cristiana hasta el fin. Jud Lake (Th. D, D. Min., Profesor de Predicación y Estudios Adventistas, Southern University), sostuvo una clara posición historicista de las trompetas.
Todos los oradores tuvieron la oportunidad de compartir sus puntos de vista por dos horas cada uno, exceptuando este servidor a quien se le dio la oportunidad de hablar por cuatro horas debido a que uno de los expositores no vino. Las reuniones comenzaron el viernes de mañana a las 8:15 de la mañana. Después de una introducción del Pr. C. A. Murray quien actuó como moderador, el orden de los expositores fue el Pr. Lomacang y el Pr. Gibson en la mañana. En la tarde les tocó el turno a los Drs. Stefanovic y Treiyer. Al día siguiente, ocuparon el sábado de mañana el Dr. Paulien y el Dr. Treiyer de nuevo. La sesión del panel, con preguntas y respuestas, comenzó después que todos los oradores dieron su mensaje. Cuatro horas de discusión en la tarde del sábado, y tres horas y media en la mañana del domingo. La mayoría del personal de 3 ABN asistió a las reuniones.
Yo había preparado alrededor de 500 diapositivas sobre las trompetas, pero pude proyectar únicamente unas 400. El material era tan vasto que, para gente no entrenada en teología puede haberle sido no muy fácil de asimilar completamente de una vez. No trataré acá con todo lo que compartí con mis diapositivas, exceptuando algunos puntos que se volvieron relevantes en las discusiones del panel. Para contextualizar las diferentes posiciones, compartiré también la mayor parte de mi primera alocución sobre la historia de la interpretación de las trompetas. Con este resumen nos proponemos destacar los problemas inherentes en las discusiones actuales sobre las trompetas, y clarificar los temas desde la perspectiva historicista.

Contextualización Histórica

En mi primera presentación, consideré Una Revisión Breve de la Interpretación Historicista en el Cristianismo y en el Adventismo. Esto era necesario para contextualizar las nuevas propuestas que se están introduciendo en nuestra iglesia. Declaré que durante los primeros tres siglos de nuestra era Cristiana, se esperaba que el anticristo viniese después de la caída de Roma, y se sentase allí con diez reyes sobre una iglesia apóstata. Este enfoque estaba basado en las profecías de Daniel, Pablo y Juan. Roma era, para los cristianos de aquellos tempranos siglos, la prostituta de Apoc 17, una ciudad perseguidora. Eran premilenialistas porque, en términos generales, creían en un reino pacífico sobre la tierra por mil años literales después de la primera resurrección. Aún si no podían ver todavía cómo sería derrocada Roma, creían que Dios verdaderamente castigaría esa ciudad.
En el cuatro siglo, sin embargo, la persecución romana terminó con la conversión nominal del emperador Constantino y, por consiguiente, se abrieron las puertas para ver una conexión de la capital del imperio con la ciudad celestial. ¿Cómo iría Dios a castigar la capital del mundo si esa capital se estaba convirtiendo? Siendo que un milenio literal implicaba una destrucción literal de Roma, el único método que se encontró para hacer frente al premilenialismo fue el alegórico, esta vez, para interpretar las profecías apocalípticas. Esta nueva propuesta provino primeramente de los cristianos que vivían en la ciudad griega de Alejandría. El interés en un milenialismo literal como teniendo lugar después de la destrucción de la ciudad de Roma se esfumó. Además, era difícil para muchos aceptar la canonicidad del Apocalipsis. De esta manera, no se podía ver más a Roma como el blanco de los castigos de Dios.
Un nuevo problema apareció en el quinto siglo. El saqueo de Roma por Alarico produjo confusión. ¿Estaba la cristiana Roma siendo realmente castigada por Dios? Por otro lado, ¿cómo podían los cristianos responder a la acusación de los paganos que decían que sólo los dioses de la antigua Roma podían protegerla de las invasiones extranjeras? Agustín de Hipona encontró una solución. Reemplazó el premilenialismo por un amilenialismo. En su De Civitate Dei, 20, 7-9, declaró que la iglesia estaba reinando sobre la tierra espiritualmente desde el Pentecostés hasta el Juicio Final. Esto no implicaba que el mal ya había sido erradicado de la tierra. Las invasiones bárbaras ocurrieron porque el paganismo estaba todavía bien representado en Roma, y una gran corrupción perduraba allí. Pero Roma podría triunfar bajo el reinado espiritual de la iglesia. Pablo Orosio visitó a Agustín para ese entonces, y recibió el aliento necesario para escribir un libro, Historiae Adversus Paganus, donde presagiaba una nueva forma imperial bajo autoridad pontifical y tribus bárbaras confederadas.
Durante la Edad Media

El enfoque alegórico o espiritualizador de Agustín de Hipona cimentó el fundamento de la Edad Media, y sepultó el historicismo por mil años. Algunas excepciones aisladas se vieron en Andreas of Cesarea (quinto/sexto siglos) quien identificó las invasiones bárbaras en la primera trompeta, y en Beato de Liebana (siglo octavo), quien vio en la quinta trompeta las invasiones musulmanas. Pero Agustín preparó el camino para que otros concluyesen que el reino de la iglesia comenzó con la ascensión del obispo de Roma al poder. Si traducimos esto a nuestra época, significa que el mundo no será destruido, sino convertido. El esfuerzo tremendo del papado para unir las religiones y las naciones del mundo bajo su liderazgo se encuentra en este enfoque que proviene de la Edad Media.
Para el siglo X, muchos comenzaron a darse cuenta de que el anticristo profetizado en 2 Tes 2 y los libros de Daniel y Apocalipsis, era el mismo obispo de Roma. Ahora podía verse de nuevo, como en los primeros siglos de la era cristiana, a Roma como un reino que merecía los juicios de Dios por su apostasía. Por consiguiente, las trompetas del Apocalipsis debían aplicarse directamente a Roma. ¿Cuándo? Buscando evidencias en la historia, los Protestantes se dieron cuenta que Roma Occidental había llegado a su fin en el quinto siglo, después de los cuatro golpes más significativos que recibió de los ejércitos bárbaros. Además, desde el S. VII Roma estaba siendo castigada por Dios mediante las invasiones musulmanas, los sarracenos primero, y los turcos desde el S. XIII, con las características inequívocas que habían sido representadas por la quinta y sexta trompetas.
Este fue el enfoque clásico de los protestantes de los siglos decimoséptimo al decimonoveno. Lo abandonaron en el S. XX por el preterismo y el futurismo, el primero entre los protestantes bajo la influencia de la crítica literaria de las Escrituras;  el segundo entre los conservadores evangélicos bajo la influencia de The Scofield Reference Bible (1909 y 1917), que adoptó también el dispensacionalismo. Irónicamente, estas dos propuestas, el preterismo y el futurismo, provino de intérpretes católicos de la segunda mitad de la Edad Media, para enfrentar al historicismo que apuntaba a Roma como la ramera apocalíptica.

Adventistas del Séptimo Día

En la actualidad, nosotros, los Adventistas del Séptimo Día, somos prácticamente los únicos herederos de la Reforma protestante en la interpretación historicista de las profecías apocalípticas. En 1848, la Adventist Bible or Sabbath Conferences resumió lo que pasó a ser la interpretación oficial de nuestra iglesia. Vivimos en la época de la séptima iglesia. Los sellos predicen la declinación y apostasía progresiva de la Iglesia Cristiana, y el sexto sello describe las señales del tiempo del fin. Las primeras cuatro trompetas predijeron las invasiones bárbaras del Imperio Romano Occidental (Visigodos, Vándalos, Hunos y Hérulos). La quinta y sexta trompetas describen a los sarracenos y a los turcos respectivamente, con su punto culminante el 11 de agosto de 1840. La experiencia de Juan y el 'librito' anticipaban el Gran Chasco del 22 de octubre de 1844.
Esta posición oficial de nuestra iglesia fue reiterada varias veces a lo largo de los años, en las sesiones de la Asociación General de 1883, mediante un comité nombrado por la AG, que dio su informe al final del congreso y declaró que el enfoque historicista adoptado por nuestra iglesia anteriormente era fundacional para la fe profética de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Otras sesiones del congreso de la AG en 1901, 1903, 1905 y 1941, enfatizaron algunos o todos los puntos considerados más arriba. Las fechas de 1833 (la caída de meteoros), 11 de Agosto de 1840 (la sumisión de Turquía a los Altos Poderes de Europa), y el 22 de Octubre de 1844 (el chasco de Apoc 10, y el comienzo de la séptima trompeta con el ministerio de Jesús en el Lugar Santísimo), fueron considerados como "Hitos en la Historia Adventista".
Una brecha en la interpretación adventista se abrió en la segunda mitad del S. XX, con un cambio en el blanco de las trompetas que se vio en Edwin Thiele y C. Mervyn Maxwell. Roma dejó de ser considerada como el punto focal de la primera trompeta. Por el contrario, se la vió más bien como el agente divino para castigar a Jerusalén. Este enfoque los condujo a espiritualizar la tercera y cuarta trompetas. Algo semejante pasó con William Shea en dos estudios que nunca fueron publicados, y en donde Dios parecía, además, haberse vuelto loco al castigar indiscriminadamente diferentes entidades, aún la iglesia primitiva en la primera trompeta... ¿No son acaso las trompetas juicios de Dios contra el imperio que oprimía y continúa oprimiendo a su pueblo? ¡Por supuesto que sí! Véase Jer 51:27,35-36. ¿Cuál es el último imperio que debía ser destruido por el Señor? ¿No es Roma, bajo la representación de Babilonia en el ApocalipsisWhat was the last empire that should be destroyed by the Lord? Is it not that of Rome, represented by Babylon in Revelation? (cf. Apoc 9:14; 17-18).
Jon Paulien y Ranko Stefanovic se fueron más lejos todavía, y espiritualizaron prácticamente todas las trompetas (exceptuando la primera como Thiele y Maxwell), desconsiderando completamente los cumplimientos históricos de la quinta y sexta trompetas, y su conexión con nuestra existencia como denominación. Citemos literalmente a J. Paulien, quien confirmó en el simposio de 3 ABN sobre las trompetas, su tendencia espiritualizadora.
"Creo que las trompetas deben ser interpretadas como símbolos de realidades espirituales" (Decoding Revelation Trumpets, 362ff]. "Los eventos 'históricos' que estamos buscando no deben tratar tanto con políticas y naciones y grupos étnicos como con ideas y filosofías y grandes movimientos transnacionales a través de la era del NT" (Toward an Adventist Consensus on the Seven Trumpets of Revelation, March 16-21, 1989:  manuscrito no publicado, sometido por Paulien a DARCOM). "La quinta y sexta trompetas pueden ser paralelas a Dan 11:40-45" (ibid), como cumpliéndose en el tiempo del fin. La quinta trompeta, en el enfoque de Paulien, tiene que ver con la secularización de la revolución francesa (Marxismo - Comunismo - Materialismo - Evolución - Racionalismo - Ecumenismo - Espiritismo). La sexta trompeta sería, siempre en esta perspectiva, una unión del capitalismo secular, del comunismo, del Islam y del tercer mundo con toda forma de cristianismo.
¿Dónde está Roma en la interpretación de J. Paulien? No es más el blanco de las trompetas. ¿Qué hacemos con las conexiones del santuario celestial que muestran que sólo la séptima trompeta se cumple durante la época del ministerio sacerdotal en el lugar santísimo (Apoc 11:15-19)? ¿Hacia dónde apuntan estas interpretaciones? Como en la Edad Media, las proyecciones de las profecías apocalípticas se vuelven más y más evasivas y difusas. Roma puede de nuevo camuflarse fácilmente como para no permitirnos ver su trono como siendo el trono del diablo sobre la tierra (Apoc 13:2-3). Si dejamos de ver esto, ¿cómo podremos ver el cumplimiento de las trompetas en los castigos de Dios que Roma merece por lo que hizo? ["Vi a la mujer (Roma) ebria de la sangre de los santos y de los que tienen el testimonio de Jesús" (Apoc 17:6)].
En esta nueva carrera de espiritualización que invadió el mundo protestante durante todo el S. XX, y que está destruyendo ahora, poco a poco, todo el fundamento profético de nuestra fe, encontramos a R. Stefanovic siguiendo los pasos de Paulien en su tesis doctoral. En el libro de Stefanovic que publicó Andrews University, Revelation of Jesus Christ, 296-7, este autor considera que la Edad del Iluminismo es más oscura que la Edad Oscura (Edad Media). Ubica filosofías contemporáneas en la cuarta, quinta y sexta trompetas que aparecieron durante y después del comienzo del tiempo del fin, algo que correspondería a la séptima y última trompeta, cuando se abre la puerta del lugar santísimo (Apoc 11:19; cf. 9:13). De esta manera, cuando Stefanovic aborda la quinta trompeta, no sabe cómo interpretar sus símbolos, y concluye que "no se puede saber si Juan pensaba que cada detalle de esta descripción debía ser interpretada" (ibid, 304-5).
Si seguimos su propuesta, tenemos que llegar a los siglos XVIII y XIX, con la puerta abierta al "tiempo del fin" profético ya en la cuarta trompeta, para volver al Islam que apareció al comienzo de la Edad Media (ibid, 296-7, 306-7). Con esta propuesta no podríamos nunca saber cuándo ubicar la sexta trompeta, que él proyecta para el mismo fin del tiempo del fin. Además, parece no darse cuenta que las langostas representan ejércitos que caen sobre reinos e imperios, no filosofías (Juec 6:5; 7:12; Jer 51:14,27, etc.).
Tengamos en cuenta que la tendencia a espiritualizar las profecías apocalípticas no afectan únicamente los temas apocalípticos, sino también varias doctrinas de la iglesia cristiana. El adventismo fue, es, y continuará siendo hasta el fin, una reacción contra la espiritualización de los días de la creación, de la encarnación y resurrección del Hijo de Dios, de la realidad material del cielo y del santuario celestial (contra el panteísmo), de Dios mismo (como no teniendo cuerpo), de las profecías apocalípticas, etc. Como lo advirtió E. de White:
"Teorías científicas espúreas están introduciéndose como ladrón en la noche, robando los hitos y minando los pilares de nuestra fe... Las tentaciones más engañosas del enemigo se están introduciendo, y se están introduciendo de la manera más agudo, en el plano más elevado. Esas tentaciones espiritualizan las doctrinas de la verdad presente hasta que no queda distinción entre la sustancia y la sombra" (MM 87). "Miles de los que se precian de tener conocimiento consideran que... es prueba de saber el cavilar con respecto a las Escrituras y anular sus verdades más importantes mediante explicaciones que pretenden espiritualizarlas" (PR 461).
¿Cuál es el resultado de este alejamiento "descaradamente irresponsable" de la interpretación adventista sobre las trompetas, según alguien catalogó estas nuevas tendencias? (No en el simposio). Un caos, una gran confusión que da libre rienda a toda clase de interpretación imaginaria. Vez tras vez se escuchó en el simposio de las trompetas, repetir que esta sección del Apocalipsis es difícil, la más difícil de entender. Pero esta sección del Apocalipsis gozó del consenso más grande durante la Reforma Protestante y a lo largo de nuestro movimiento profético. ¿Por qué se está volviendo ahora tan intrigante y confusa? ¿No se deberá a que nuevas preocupaciones y principios hermenéuticos se están introduciendo, que provienen de la exégesis moderna que impone varios criterios que no están necesariamente respaldados por los principios bíblicos? ¿No será que se debe a que, en lugar de investigar en la historia, muchos prefieren el método alegórico más fácil de los padres alejandrinos y de la Edad Media, que consistió en espiritualizar y soñar con enfoques imaginarios sobre el contenido del Apocalipsis, para resolver lo que no entienden?

Puntos clave en la confrontación

1) El cumplimiento histórico de algunas trompetas

El argumento tradicional contra el historicismo desde la perspectiva futurista fue siempre la falta presumible de evidencia histórica que pudiese confirmar el cumplimiento profético. En esto el simposio de 3 ABN no fue una excepción. En este punto, a los hermanos futuristas que asistieron a las reuniones se les unieron los que sostenían enfoques espiritualistas/idealistas. Era evidente que ambas corrientes necesitaban una negación tal del historicismo para reemplazarlo con sus teorías, por filosofías en lugar de hechos históricos concretos. Para negar la interpretación historicista, ridiculizaron a Urias Smith tanto como pudieron, y declararon, enfáticamente, que la fecha del 11 de Agosto de 1840 no se cumplió ni tuvo nada que ver con la profecía de la sexta trompeta. Vez tras vez enfatizaron que aún Josías Litch abandonó esa interpretación cierto tiempo después en su vida.
Siendo que E. de White confirmó el cumplimiento del período de tiempo de la sexta trompeta como habiendo tenido lugar en esa fecha específica (lo que implica su aceptación de la interpretación de las fechas de la quinta trompeta), tanto los futuristas como los espiritualistas procuraron depreciar su valor. Se esgrimieron tres diferentes argumentos para descalificar sus declaraciones. Por un lado, afirmaron que el cumplimiento presumible referido por E. de White en GC 334-5, tuvo que ver con la predicción de Josías Litch, no con la profecía del Apocalipsis. En segundo lugar, se arguyó que E. de White no era especialista en historia, según un testimonio de su hijo que Paulien leyó. Tercero, nada importante para el imperio turco habría ocurrido en ese momento.
Del punto de vista historicista, respondimos al primer argumento que el testimonio de E. de White se refiere inequívocamente al cumplimiento de la quinta y sexta trompetas. Ella dijo, literalmente, "en 1840 otro notable cumplimiento de la profecía despertó interés general... El acontecimiento cumplió exactamente la predicción" (CS 382-3). Ella no se refirió solamente a la predicción de Josías Litch, sino también al "cumplimiento de la profecía" (la de la sexta trompeta).
Al segundo punto, replicamos que podíamos estar de acuerdo con su hijo en el hecho de que algunos detalles en su descripción de eventos históricos que incluyó en su libro El Gran Conflicto, no los recibió directamente del cielo, sino que los extrajo de los historiadores seculares. Pero la historia que trajo para nuestra consideración, así como sus comentarios, tuvieron que ver con lo que Dios le reveló por "el Espíritu de Dios..." para presentarla "de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura que se va acercando con tanta rapidez..., en forma que quedara bosquejado el desenvolvimiento de las grandes verdades comprobantes que en diversas épocas han sido dadas al mundo..." (CS 14).
Dr. Jud Lake destacó en el panel que, en el mismo capítulo donde E. de White trata con el cumplimiento de la sexta trompeta en 1840, incluyó la caída de meteoros de 1833 que respaldó la creencia en la venida inminente del Señor. Esa fue otra señal del tiempo del fin que se predecía en el sexto sello, y que se había recientemente cumplido. Ella incluyó este evento en ese capítulo para confirmar lo bien fundada de la fecha de 1844 para la profecía de Dan 8:14. [Se vio también un esfuerzo en el panel para ridiculizar la importancia de la fecha de 1833, así como del terremoto de Lisboa en 1755, lo que reveló una falta de conocimiento de los hechos históricos y de lo que nadie se tomó el trabajo de responder en el simposio. Véase mi libro, The Seals and the Trumpets (2005), 177-188].
Además, tanto E. de White como los mileritas y nuestros pioneros no necesitaron investigar la historia para afirmar lo que ocurrió en 1840. Ellos testificaron lo que estaba pasando delante de sus ojos, y puede corroborarse su testimonio aún hoy por los historiadores modernos. Destaqué ante la audiencia algunos de los testimonios más impresionantes que incluí en mi libro The Seals and the Trumpets (2005), 285-360. Urías Smith no inventó nada. El conservó el legado que recibió de la Reforma Protestante del S. XVII al S. XIX, incluyendo a los mileritas. Podemos afirmar hoy lo mismo citando simplemente el testimonio de los historiadores seculares. Su evaluación de la historia confirma el cumplimiento de todas las profecías de Daniel y Apocalipsis, no solamente la de las trompetas.
Cuando uno de los hermanos quiso traer a colación el hecho de que el imperio turco no cayó en 1840, le respondimos que eso no es lo que estábamos diciendo, no es tampoco lo que estuvieron diciendo los mileritas, no fue tampoco lo que realmente dijo E. de White, ni era eso lo que se esperaba que pasase. Esa fecha marcó un giro en el imperio turco que se reveló en su sumisión a los altos poderes de Europa, y que continúa todavía hoy con la sumisión de los países musulmanes a la legalidad de las Naciones Unidas...
Al argumento tradicional de que Josías Litch abandonó la interpretación del año 1840 como habiéndose cumplida en la fecha precisa que dio, repliqué que también abandonó la fecha de 1844 que todavía conservamos porque fue bien elegida. Podemos entenderlo porque se chasqueó debido a que el Señor no vino como lo había esperado. Pero después de entender lo que se esperaba que pasase en 1844, según la Biblia, nuestros antepasados en la profecía y misión de nuestra iglesia mantuvieron todas esas fechas, así como lo hacemos hoy.  Porque ésa es la verdad.

2) Una presunta dicotomía entre exégesis y cumplimiento histórico

Cada vez que tratábamos de conectar el texto con un punto específico en la historia, Jon Paulien levantaba su mano e insistía en que tenemos que interpretar el texto aludido bajo principios hermenéuticos bíblicos sólidos. Era evidente que, para él, una conexión histórica puntual con el texto apocalíptico, es incompatible con los principios modernos de exégesis. Pero según los principios modernos de exégesis, no podemos ir a la historia para encontrar, por ejemplo, el título exacto de una entidad futura que cuadre con el número 666. ¿Por qué? Supuestamente, porque los lectores del primer siglo no podría conocerlo. ¿Podemos aceptar eso como una regla hermenéutica para entender las profecías del Apocalipsis? Para muchos, una espiritualización de Apoc 13:18 es, de nuevo, la solución más fácil, aún si esa solución presumible no se puede sostener (véase mi libro Las Expectaciones Apocalípticas del Santuario, cap. 10).
La insistencia de Paulien, como los intérpretes modernos del Apocalipsis, en que los lectores del primer siglo tenían que entender el mensaje de Juan en el libro del Apocalipsis, pueden aplicarse al significado de algunos términos. Pero si se representa a los caballos de la sexta trompeta como escupiendo fuego de sus bocas, ¿no podía aplicarse eso a la pólvora de los cañones y armas de fuego de los turcos que, para ese entonces, se habían introducido en la historia, debido a que la pólvora no se conocía en el primer siglo? ¿Tenemos acaso que tratar de entender el símbolo presumible de los colores de la armadura y vestidos descritos en la quinta y sexta trompetas para espiritualizar luego ese símbolo en su aplicación? ¿No podría aplicárselos literalmente al color usual de la armadura y vestido de los jinetes turcos?
¡Lo siento! Pero no podemos aceptar un principio tan escéptico. Algunas porciones del Apocalipsis no fueron ni podían ser entendidas por los lectores de finales del primer siglo, ni por Juan mismo (véase 1 Ped 1:10-12). Si tenemos la perspectiva correcta de la profecía, la historia nos dará la clave para determinar si la descripción debía interpretársela como siendo literal o simbólica. De nuevo, ¿estaban equivocados nuestros antepasados historicistas cuando vieron la conexión del granizo con un ejército que cayó sobre Roma proveniente de las frías tierras del norte de Europa (primera trompeta);  la conexión de la montaña ardiendo con un ejército que cayó sobre Roma proveniente de las tierras calientes del norte de África (segunda trompeta); y la estrella que cae del cielo en la tercera y quinta trompetas como ejércitos que vienen del oriente como las estrellas en su movimiento estelar, para invadir el territorio romano? No per se. Mientras que a veces, estas relaciones no son realmente necesarias, pueden legítimamente ser mantenidas como prueba adicional de su cumplimiento.

3) Imposición de principios literarios estructurales innecesarios

En mi primera alocución presenté algunos argumentos que se traen a colación generalmente para negar que el blanco de las trompetas es siempre Roma. Estas son las preocupaciones y deducciones que algunos han introducido en nuestra iglesia desde la segunda mitad del S. XX:

a)Tanto la primera iglesia como el primer sello comenzaron en el primer siglo. Por consiguiente, la primera trompeta debiera comenzar igualmente en el primer siglo.

Respuesta:  Esta asunción es innecesaria, contradictoria y arbitraria. Las iglesias del Asia que recibieron la carta de Jesús fueron levantadas por Pablo varios años después de la comisión evangélica de Mat 28. Jerusalén había sido destruida por más de veinte años antes de que Juan recibiese las visiones del Apocalipsis, y su revelación fue dada para revelar el futuro (Apoc 1:1). La vieja Jerusalén no contaba más para la iglesia, sino la nueva Jerusalén y en la cual esperaban habitar pronto (Apoc 3:12; véase caps. 21 y 22). Además, la vieja Jerusalén cayó en el año 70 DC, esto es, 40 años después del comienzo presumible tanto de la primera iglesia como del segundo sello, no en el año 31 DC. ¿Qué podemos ganar, entonces, con la elección de la destrucción de Jerusalén como siendo el objetivo presumible de la primera trompeta? ¿Tenemos que imponer un principio literario arbitrario para hacer comenzar las trompetas al mismo tiempo que las iglesias y los sellos en el año 31? Eso no encaja históricamente, y no lo requiere tampoco el libro del Apocalipsis.
Tenemos que tener en cuenta--como lo dije más de una vez en la reunión--que el mensaje del Apocalipsis fue dado a las siete iglesias que estaban siendo perseguidas por "el agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana", esto es, "el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana" (CS 491). Las diez plagas que castigaron al imperio egipcio cayeron mucho después que los israelitas comenzaron a clamar a Dios por la opresión egipcia, al final de la opresión. ¿Qué ganamos, entonces, con requerir que la primera trompeta se cumpla en el primer siglo, si no podemos ubicarla en el año 31? En el caso de las trompetas, podemos agregar que los bárbaros comenzaron a invadir el imperio romano desde la época del apóstol Juan hacia fines del primer siglo. Pero el Revelador escogió sus cuatro golpes decisivos contra Roma que tuvieron lugar en el quinto siglo. La capital del Imperio Occidental llegó a su fin en el quinto siglo por esos cuatro azotes de Dios. Ningún otro reino amenazó al imperio romano antes, llevándolo a su caída final y definitiva.

b) Siendo que cada imperio revelado en las visiones de Daniel abarcaban el mismo período de tiempo, las visiones del Apocalipsis (iglesias - sellos - trompetas) deben abarcar la misma extensión de tiempo.

Respuesta:  Vemos acá, de nuevo, un cambio de preocupación de mirar a entidades que socavasen y finalmente derrocasen al Imperio Romano, a una preocupación por hacer corresponder un modelo literario arbitrario impuesto por el intérprete.

En efecto, las iglesias y los sellos tuvieron que ver con aspectos eclesiásticos;  las trompetas con cuadros estatales. Daniel reveló diferentes imperios, mientras que Juan trató con el último imperio, esto es, Roma. Para Roma, tanto Daniel como Juan proyectaron tres momentos que la historia se encargó de confirmar, y que están reflejados también en la triple estructura de las trompetas (cap 8:  cuatro trompetas;  cap 9:  dos trompetas;  cap 11:  una trompeta). El carácter perseguidor de Roma que mereció ser castigado por Dios fue primero Roma Pagana (cuatro trompetas), luego Roma Oriental junto con el Sacro-Imperio Romano de la Edad Media (dos trompetas);  y el engaño final de la Babilonia de los últimos días (de nuevo Roma con la recuperación política del papado).
Proyectemos estos tres momentos en las palabras de E. G. de White y otros hechos proféticos.

I. Roma Pagana. Fue "el agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana... en donde prevalecía la religión pagana" (CS  491). Esto produjo la primera tribulación (Apoc 1:9; 2:10; véase Rom 5:3).

II. Roma Papal. "En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado... (Apoc 13:2)" (CS, 48). Esto produjo la segunda tribulación, llamada "gran tribulación" (Mat 24:21,29), retratada en el quinto sello (Apoc 6:9-10). E. de White relacionó el clamor de los mártires del quinto sello con la obra de la Inquisición en el S. XIII, en plena Edad Media. "Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata" (CS 64).

III. Roma Papal resucitada en el tiempo del fin para formar la gran Babilonia. "El papado es precisamente lo que la profecía declaró que sería:  la apostasía de los postreros días (2 Tes 2:3-4)"(2 Tes 2:3-4)" (CS 628). En unión con el mundo entero, producirá la tercera y última tribulación romana (Dan 12:1; Apoc 12:17; 13:15-18; 14:12).

Un miembro del personal de 3 ABN me sugirió en un intercambio personal mientras comíamos, que las siete trompetas son preparatorias de las siete últimas plagas. ¡Muy bien!, le dije. Las naciones no prestarán atención al final a las amonestaciones divinas que provienen de la historia de cómo Dios castigó a Roma por perseguir a su pueblo a través de las seis trompetas anteriores (Apoc 9:20-21). Entonces el Señor quedará justificado ante el universo para darle su golpe final y definitivo en la séptima trompeta que incluye las siete últimas plagas (Apoc 11:18; 15:1; 16:1). Seamos cuidadosos de no esconder o eludir este objetivo de los juicios de Dios a través de las edades, mediante la adopción de principios hermenéuticos que fueron superados por el protestantismo. No espiritualicemos las trompetas en filosofías que no nos permiten ver cuán malo es este "gigantesco sistema de engaño" a la luz del trono de Dios y de la corte del universo (CS 626).

4) Una presumible dicotomía entre la exégesis bíblica y los testimonios del Espíritu de Profecía

Otro punto en el debate tuvo que ver con el uso de los escritos de E. G. de White al tratar con temas bíblicos. ¿Deben tomarse sus declaraciones sólo bajo un enfoque espiritual (según se sugirió de a momentos en la discusión), o puede considerárselas como una guía celestial para saber cómo interpretar una visión o texto del libro del Apocalipsis? Jon Paulien repitió varias veces que podemos juntar todas las declaraciones de E. de White y hacerle decir lo que queramos. Insistió, por consiguiente, en la necesidad de trabajar con el libro del Apocalipsis bajo principios hermenéuticos sólidos que se basen en una exégesis minuciosa del texto. Esto puede parecer bueno, pero el problema es que recurría a este tipo de argumento no sólo cuando los futuristas traían para considerar algunos testimonios del Espíritu de Profecía que ponían en tela de juicio su enfoque, sino también cuando se lo confrontaba con hechos bíblicos que negaban su punto de vista. Además, él reiteró un principio que incluyó anteriormente en uno de sus libros.
Para Jon Paulien, se pueden tener en cuenta únicamente las declaraciones de E. G. de White que fueron publicadas. Yo respondí en mi tercer alocución con la declaración de William C. White, hijo de E. G. de White. El 23 de Mayo de 1899, él escribió una carta diciendo que el Señor requería a su madre, hacia el final de su vida:  "Desde hace alrededor de cuatro años atrás la palabra vino a ella:  'Junta los fragmentos, que no se pierda nada', y esto le fue repetido varias veces desde entonces" (A. L. White, Ellen G. White: IV, 451). Esa es la razón por la que se organizó el Centro White en nuestra iglesia. Con respecto a la visión de Apoc 5, que consideraremos brevemente más abajo, ella escribió el 24 de diciembre de 1902:  "Hablé del quinto capítulo del Apocalipsis. Ese capítulo se me había grabado en mi mente, y di a la gente lo que el Señor me había dado" (Lt 211, "Elshaven," St. Helena, California).
Aún reconociendo la necesidad que se sintió en el simposio de un estudio hermenéutico de las declaraciones de E. de White, que tenga en cuenta el contexto de sus declaraciones..., afirmé que mi problema con algunas colecciones de sus declaraciones, tiene que ver, a menudo, no con lo que ella escribió, sino más bien con una compilación selectiva que desconsidera otras declaraciones que no cuadran con el punto de vista del compilador. Además, el riesgo de presionar una pieza del rompecabezas apocalíptico para hacerlo encajar en un lugar que no corresponde, puede dañar el rompecabezas. Cuando esto sucede, ¿no sería eso una indicación suficiente para poner a un lado esa pieza, y elegir la pieza correcta? Lo peor que podemos hacer es enfrentar una interpretación equivocada con otra asunción equivocada.

Otras visiones relacionadas

Esto nos lleva a otras visiones relacionadas de la primera mitad del Apocalipsis. Para hacer frente al futurismo que ubica los sellos y las trompetas en el futuro, muchos han tratado de proyectar la visión del trono en Apoc 4 y 5 en un marco inaugural. Traen a colación el hecho de que el candelabro (Apoc 4:5) está en el Lugar Santo. Pero E. de White nunca dijo que en esa visión, el trono está en el Lugar Santo. Por el contrario, lo ubicó inequívocamente en el lugar santísimo (ST 05-02-95, 7; 10-10-1892, 1; 1 MR 109; A. Treiyer, The Apocalyptic Expectations of the Sanctuary, 310-311). Si se puede ver el candelabro delante del trono es porque (como Sarah Peck, secretaria de E. de White lo explicó), la puerta entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo estaba abierta (Apoc  4:1; Ms 27, 1891).
Cuando algunos futuristas refieren ciertas declaraciones de E. de White que ubican esta visión en el Lugar Santísimo, en el fin el mundo, en un contexto de juicio, algunos guardan silencio, y otros comienzan a afirmar que no pueden tomarse todos sus escritos como autoridad en interpretación bíblica... De esa manera no vamos a convencer nunca a los intérpretes futuristas. Además, una exégesis detenida de esos capítulos confirma lo que escribió E. de White acerca de esa visión. Contrariamente a lo que se nos ha estado diciendo por años  por algunos intérpretes adventistas, la visión está llena de imágenes de juicio. Eso se reconoce en general fuera de nuestra iglesia, y fue mantenido por la mayoría de los escritores adventistas durante el S. XX. Tampoco se puede negar su conexión con el Lugar Santísimo, como lo demostré vez tras vez en mis libros. Véase especialmente los dos apéndices de mi libro La Crisis Final en Apoc  4 y 5, donde respondo a todos los argumentos esgrimidos por J. Paulien y R. Stefanovic para negar una escena de juicio en esa visión.
La visión del trono en Apoc 4 y 5, así como la visión de los sellos, fueron considerados en el simposio como crucial para la interpretación de las trompetas, debido a que forman parte de la estructura literaria de la primera mitad del Apocalipsis. Aunque pedí dejar la consideración de esa visión para otra oportunidad debido a que no formaba parte del propósito del simposio, tuve también que decir algo sobre esa visión. Según E. G. de White, el libro sellado de Apoc 5 no ha sido todavía tomado y abierto. Se espera todavía que ocurra en un futuro cercano. Ella nunca vinculó este evento a un entorno inaugural, sino a la conclusión de la ministración del Cordero en el fin del mundo. Lo mismo vemos que hizo el primer intérprete del Apocalipsis en el S. II, quien proyectó esa visión hacia el futuro (véase referencias en A. Treiyer, La Crisis Final en Apoc 4 y 5, 16).
El mismo hecho de que Juan está llorando porque no aparece el Cordero en la visión delante de sus ojos, revela que fue llevado a contemplar una decisión final. ¿Por qué está llorando, si la visión se refería a lo que, supuestamente, habría tenido lugar más de 60 años atrás, en el año 31? El sabía que el Cordero había sido entronizado en esa época (Apoc 3:21). Es obvio, por consiguiente, que la visión del trono de Apoc 4 y 5 retrata una escena nueva. Allí se enfatiza el hecho de que nadie en el cielo ni en la tierra puede tomar y abrir el libro de la herencia en la corte final del juicio, exceptuando el Cordero de Dios.

Una confusión tipológica

Los pioneros del movimiento adventista y E. G. de White fueron claros sobre lo que se esperaba que ocurriera en la inauguración del santuario celestial, y lo que debía ocurrir al final del juicio investigador. Por años, la Universidad de Andrews ha estado ofreciendo un cuadro al revés al presionar sobre algunas piezas del rompecabezas tipológico y profético en un lugar que no corresponde. La pieza correcta indica que en la primera coronación en la inauguración, Jesús se sentó sobre un reino sacerdotal de mediación según el orden de Melquisedec (sobre el trono de la gracia: Heb 4:16), no aún sobre el trono de la Nueva Jerusalén prefigurado por el trono de David. Pero se esperaba y todavía se espera una segunda coronación que debe tener lugar al final, cuando el Hijo se sentase sobre el trono de su gloria (el de David:  Mat 25:31), como Rey de reyes y Señor de señores, y como Rey de la Nueva Jerusalén. Esto estaba representado por el Cordero en el momento de recibir el libro sellado en Apoc 5, y abrirlo, en la época de la boda del Cordero (Apoc 19:7-8).
Con respecto a las dos coronaciones con sus dos momentos específicos, inaugural y final, E. G. de White escribió, basada primero en Zac 6:  "'Se sentará y reinará sobre su trono, siendo sacerdote sobre su trono'. No todavía 'sobre el trono de su gloria';  el reino de gloria no le ha sido dado aún. Sólo cuando su obra mediadora haya terminado, 'le dará el Señor Dios el trono de David su padre', un reino del que 'no habrá fin' (Luc 1:32-33)"  (CS 468). Esto no tendrá lugar hasta que Jesús haya terminado su oficio sacerdotal en el santuario celestial, depuesto su ropaje sacerdotal, puesto sobre sí sus ropas más reales, y coronado, para cabalgar sobre un carro de nubes, para pisotear a los paganos en su ira', y librar a su pueblo" como David cuando fue coronado (The Early Years, I, 125-6).
Con respecto al momento de tomar el libro sellado que Juan vio en la diestra de Dios (Apoc 5:1), ella describió primero la renuncia de la nación judía a la teocracia y, por consiguiente, al pacto que hizo de ellos el pueblo del Señor. "Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que estaba sentado sobre el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá" (PVGM, 294). Esto muestra que en la inauguración, ese libro no había sido todavía sellado. No se nos dijo cuándo ese libro fue sellado, pero que será tomado y abierto por el Cordero al final. "El tiempo vendrá cuando todos lo alabarán..., diciendo:  'Tú eres digno de tomar el libro, y abrir sus sellos...'" (RH, 6-4-95, 6). Mientras que E. de White vinculó otros cantos de Apoc 5 a diferentes momentos, éste cántico nuevo que trata del momento en que el Cordero tome el libro sellado y lo abra, nunca lo ubicó en un contexto inaugural.
Bajo este contexto, los sellos y las trompetas deben vérselos como una "gran revisión" final ( (in RH, 4 de julio, 1893) del testimonio que dejaron los que reclamaron la herencia prometida en el libro (véase Apoc 6:11, donde las ropas blancas definitivas se otorgan a los mártires después que murieron, algo que debía ocurrir al concluir el juicio:  Heb 9:27; Apoc 3:4-5). El séptimo sello incluye las siete trompetas y el ministerio de Jesús delante del altar de oro, para mostrar cómo Dios cumplió su parte en el pacto. Vemos allí las respuestas de Dios a los clamores de su pueblo oprimido mediante el juicio de las trompetas y la intercesión celestial sobre el altar de oro (Apoc 8.2-5). Desde esta perspectiva, todas las declaraciones de E. G. de White y de la Biblia que incomodan hoy a los que se aferran a un enfoque presumiblemente inaugural de Apoc 4 y 5, cuadran en el rompecabezas sin necesidad de recurrir al futurismo o a un doble cumplimiento para explicar estas profecías [Para una consideración minuciosa  de todas las declaraciones de E. G. de White acerca de estos asuntos, véase mis libros La Crisis Final en Apoc  4 y 5;  Los Sellos y las Trompetas; y más recientemente, Las Expectaciones Apocalípticas del Santuario:  www.adventistdistinctivemessages.com].

5) La necesidad de ser "espirituales" en la presentación de las trompetas

J. Paulien anunció que está tratando de formar una especie de Instituto Bíblico de Investigación (BRI en inglés) en Loma Linda. "¿Cómo vas a hacer, Alberto, para ser práctico y espiritual con tu historicismo?", me preguntó en un tono ilustrativo amigable y jocoso, afirmando que éste es nuestro desafío actual. De esta forma, agregó que ese nuevo centro de Investigación Bíblica se propone estudiar las profecías del Apocalipsis bajo un enfoque espiritual y práctico. Esto suena bien, pero tenemos que ser cuidadosos. Hay una tendencia en la costa oeste de los Estados Unidos, de depreciar a los mileritas y a los pioneros de nuestra iglesia por haber supuestamente introducido puntos históricos (fechas, bestias, rameras, etc), sin un mensaje espiritual. No estoy seguro que ése haya sido siempre el caso entre nuestros pioneros. Pero sé que tenemos que tener cuidado como para no tratar de ofrecer una aplicación espiritual de las profecías desencarnadas de su cumplimiento histórico. El libro del Apocalipsis no puede reducírselo a un tratado homilético. Los mensajes y estudios prácticos y espirituales del Apocalipsis deben ser extraídos de su vínculo con la historia. No podemos divorciar el historicismo de la homilética, como si no pudiesen trabajar juntos.
Respondí a Paulien diciéndole que mis libros y mis seminarios evangelísticos se los considera regularmente como siendo altamente espirituales. En este contexto, leí lo que el Dr. Ferdando Canale (Andrews University) escribió en el prefacio de mi libro Las Expectaciones Apocalípticas del Santuario. El especificó que "el autor [este servidor] ayuda al lector a experimentar las profecías desde la perspectiva de la experiencia histórica del pueblo de Dios a través de los siglos". Esto es lo que nos permite ser altamente espirituales en nuestro mensaje. El pueblo de Dios necesitaba saber, desde la perspectiva del fin del primer siglo, lo que pasaría con la iglesia y el Imperio Romano que estaba persiguiendo a la iglesia. Ellos necesitaban una guía celestial que les permitiese mantenerse de pie en medio del conflicto, hasta el fin del mundo (Mat 28:20). ¡Tenían que saber que Dios estaba en el control de su historia y de su destino! Nada dará más fe, paz mental bajo tribulaciones, y profunda espiritualidad que conocer estos hechos que sólo mediante el historicismo se pueden conocer.
Tenemos que poder probar cómo Dios guió a su pueblo y a las naciones a través de las edades, para saber qué lugar ocupamos en el plan de Dios. Esto nos llenará de emoción, como ocurrió con los discípulos de Emaús, cuando el Señor abrió ante ellos las profecías que se cumplieron en sus días (Luc 24:32). ¿Quién no puede emocionarse hoy, al captar que formamos parte del último acto del drama del gran conflicto entre Cristo y Satanás, y que el Señor nos llama para enrolarnos bajo su estandarte?

Conclusión

La última pregunta que se levantó en el panel provino de uno de los miembros del personal de 3 ABN. Dijo que había recibido un mensaje de un católico vidente de 3 ABN, que le preguntó si la Iglesia Adventista del Séptimo Día había cambiado su interpretación de las trompetas. "Ante las diferentes posiciones encontradas acá" (en el panel), "cómo puedo responderle?"
Respondí que nuestra iglesia tiene una posición oficial de las trompetas que viene de 1848, y que fue corroborada en varias sesiones de la Asociación General. DARCOM [Daniel and Revelation Committee] en los 80 no rechazó esa posición oficial. Siendo que ningún trabajo se presentó entonces que satisficiese todos los requerimientos del texto bíblico y de la historia, decidieron no publicar nada sobre el tema, a la espera de que Dios guiase la iglesia para entender mejor estas profecías del futuro. Si la iglesia se va a mover en el futuro hacia otra dirección, no lo sabemos (no lo creo). Mientras tanto, es aconsejable mantener la posición oficial de nuestra iglesia. J. Paulien estuvo de acuerdo.
Pero el desafío para la iglesia permanece. ¿Estudiará nuestra iglesia este tema como para realmente entenderlo, y dejar de decir que es un texto problemático? Podemos siempre crecer y mejorar nuestro entendimiento de estas profecías. Pero, ¡por favor! ¡Progresemos en nuestra comprensión e interpretación de las profecías apocalípticas dentro del surco trazado por los que nos precedieron!

PD. Se me dijo por fuentes indirectas, que después de las reuniones, tres de los hermanos futuristas abandonaron su enfoque futurista de las trompetas. Quiero agradecer especialmente al Pr. Ty Gibson por el gran trabajo que hizo en las discusiones fuertes y abiertas que se dieron en el panel. También al Pr. C. A. Murray quien cumplió bien su papel de moderador, asumiendo una actitud imparcial durante las discusiones. Deseo también agradecer a 3 ABN por llamarnos a discutir estos temas importantes de nuestra fe, y especialmente a Shelley Quinn quien organizó el simposio.

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