SUSCRÍBETE

Ingresa tu e-mail:

Delivered by FeedBurner

Te llegará todas las entradas a tu correo electrónico

EL RINCÓN DEL TEÓLOGO

Artículos, estudios y más sobre temas teológicos, bíblicos y sistemáticos.

EVANGELISMO, DISCIPULADO Y GRUPOS PEQUEÑOS

Artículos, sermones, seminarios, libros y videos sobre la mujer manera de hacer discípulos: GRUPOS PEQUEÑOS

REFLEXIONES...

Un lugar donde encontrarás reflexiones sobre la vida y el ministerio pastoral desde la vista de un joven pastor.

MENSAJES DE ESPERANZA

Sermones, meditacions, bosquejos de sermones y recomendaciones homilíticas.

NUESTRO MINISTERIO PASTORAL

Todos sobre nuestro ministerio pastoral, recursos, noticias y actividades a lo largo de nuestro ministerio.

Puntero

Chat gratis
Mostrando entradas con la etiqueta Salvación por obras. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Salvación por obras. Mostrar todas las entradas

jueves, 25 de septiembre de 2014

Libro: ¿Adventismo secular? Cómo entender la relación entre el estilo de vida y salvación - Descargar


Cualquier observador de la historia y la cultura adventista del séptimo día sabe que el estilo de vida adventista está cambiando profundamente. Las diferencias entre la iglesia y el mundo parecen diluirse. ¿Por qué los adventistas abandonan su estilo de vida característico y adoptan el de la cultura que los rodea? En este libro, Fernando Canale responde a esta inquietante pregunta invitándonos a analizar las causas detrás de la separación teológica y práctica que existe entre la vida cotidiana del creyente y la salvación, lo cual resulta en la creciente secularización del estilo de vida adventista. También explica con claridad los fundamentos bíblicos que conducen a la conclusión de que el estilo de vida forma parte de la experiencia de la salvación. Finalmente sugiere formas que pueden ayudar a los pastores, líderes y laicos adventistas a ocuparse en un ministerio donde la salvación y el estilo de vida cristiano se produzcan como una experiencia indivisible.

DESCARGAR EL LIBRO:

miércoles, 28 de agosto de 2013

La verdad en 2 minutos: La Salvación


La verdad en 2 minutos.Serie de cinematografía "La verdad en 2 minutos" - Capítulo 5. Temporada 1 - El pastor Daniel Bosqued plantea y desarrolla una de las questiones triviales en la historia de la humanidad: ¿qué hay que hacer para ser salvo?.



domingo, 23 de enero de 2011

El Juicio

En 1981, uno de los seminarios teológicos Evangélico-Protestante mayores de África, escribió a nuestra Unión del África del Este, a fin de que enviásemos a alguien para exponer y defender algunos puntos doctrinales de nuestra iglesia. Este seminario estaba enseñando sobre las cuatro sectas más influyentes en África: "los Testigos de Jehová, la Iglesia de la Cienciología Cristiana, los Mormones, y los Adventistas del Séptimo Día" (así lo creen ellos). El profesor que dirigía esta clase dijo a sus estudiantes, gente avanzada y adulta, "en vuestro ministerio encontraréis muy pocos Testigos de Jehová porque este país prácticamente los ha expulsado a todos dado que se niegan a saludar la bandera nacional. No encontraréis Mormones aquí, puesto que todavía en sus planes evangelísticos no han llegado al África. Tampoco encontraréis a ninguno de la Cienciología Cristiana. Sin embargo, allí donde vayáis, encontraréis Adventistas del Séptimo Día. Han tenido mucho éxito." El profesor siguió diciéndole a la clase, "¿queréis que invite a uno de sus pastores de manera que le podáis interrogar acerca de lo que creen?", los estudiantes dijeron, "¡sí!". Así que la Unión me envió a mí.
Las dos horas antes de mi cita con ellos, las dediqué a visitar la biblioteca del seminario e investigar qué clase de libros tenían sobre nuestra iglesia. La verdad es que quedé muy sorprendido, ya que tenían prácticamente todos los libros de la Hna. White. Tenían el libro, "Questions on doctrine" (Cuestiones sobre doctrina). Tenían también, "Movement of Destiny" (Movimiento del Destino), de Leroy E. Froom, y nuestra revista "Ministry" (Ministerio). También tenían los libros de Desmond Ford.
Cuando vi todo aquello, pensé, "si estos estudiantes tienen y han leído todos estos libros, prácticamente lo saben todo sobre nosotros". Fui entonces al profesor, y él me dijo, "al saber que usted venía, no sólo la clase que yo dirijo, sino el resto del seminario, me ha pedido poder participar en el debate. Así que, si me permite, le ruego que nos reunamos en la capilla, puesto que asistirá prácticamente todo el colegio, un aforo de unas cuatrocientas personas". Yo le dije, "de acuerdo".
Cuando llegué a la capilla, estaba tan llena, que no cabía ni un alfiler. No solamente había allí estudiantes. Había profesores, misioneros, evangelistas, etc. Eran Luteranos, Bautistas, Anglicanos y Presbiterianos. Miré a la congregación, y le dije al profesor, "visto así, parecen un pelotón de fusilamiento". El profesor me contestó, "van a ser muy duros con usted". Yo le respondí, "quizá sí, pero yo puedo ser también muy duro con ellos".
Después de haberme presentado a la congregación, uno de los estudiantes se levantó, y os diré la pregunta que me hizo. Era una pregunta muy importante: "¿Puede usted defender la doctrina adventista del juicio investigador, a la luz de la justificación por la fe?"
Buena pregunta, ¿no? No tenía problemas para responder la pregunta, pero os confieso que me molestó mucho la manera y el tono en que me la hizo. Él formuló la pregunta de forma sarcástica, llena de ironía. Se vio claramente su intención de ponerme en un aprieto, y de dejar en ridículo nuestra enseñanza. Así que le contesté, "joven, hay algo que este seminario todavía no te ha enseñado, y es a respetar a las demás personas que piensan diferente a ti. Ahora voy a hacer que te sientas humillado delante de todos, con el objeto de que aprendas esa lección, que en realidad es para tu bien". El joven respondió airado, "¡inténtelo!" Le dije con calma: "ahora mismo".
Comencé diciéndole: "En primer lugar, te haré una pregunta: ¿crees en el juicio?" Él me contestó, "¡si!". Luego continué: "En segundo lugar, ¿crees que los creyentes tendrán que comparecer ante el tribunal de Cristo?" Entonces comenzó a dudar.
Le dije: "¿puedo citarte al gran campeón de la justificación por la fe?" Entonces le hice leer Romanos 14:10, que dice, "Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo." Después de leer esto, él dijo, "Sí. Lo creo. Lo acepto."
Le dije entonces, "ahí va la siguiente pregunta: ¿crees que seremos juzgados y recompensados de acuerdo con nuestras obras?" Él me dijo, "No, ¡de ninguna forma!"
"¿Puedo citarte a dos hombres? –le dije–, no estoy seguro de que conozcas al primero de ellos." Él me contestó, "¿quién es? Le respondí, "Jesucristo". Le dije, "lee en tu propia Biblia, y en el idioma que tú quieras, ya sea griego o inglés, Juan 5:28-29, que dice: "No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz..." Le dije: "es Jesús quien habla". Y continué, "versículo 29: ‘y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación’".
El joven respondió, "nunca había leído este versículo anteriormente..." Le dije, "¿Acaso no te da la sensación en estos versículos de algo así como si fuésemos salvos por las obras?" Él respondió, "parece que sí... nunca me había fijado en estos versículos". Le dije, "te voy a citar otro versículo. Está en 2 Corintios 5:10. Espero que éste sí lo conozcas: ‘porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras que estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.’ ¿Qué te parece?"
Así que -le dije- "en el Nuevo Testamento hay dos grupos de textos que de una forma superficial parecen estar en contradicción unos con otros. Hay un grupo de textos que enseñan claramente que somos justificados por la fe, al margen de las obras, a parte de la observancia de la ley. En cambio, hay otro grupo de textos que enseña que somos juzgados y recompensados de acuerdo con nuestras obras. Y esto pareciera ser un problema. Pero cuando hay textos que aparentemente se contradicen unos a otros, hay una tendencia a elegir un grupo de textos solamente, y menospreciar al otro. Ahora seré franco contigo: Vosotros, los evangélicos, habéis elegido un grupo de textos. Y algunas veces, desgraciadamente, nosotros los adventistas, nos hemos inclinado hacia el otro grupo solamente. Vosotros menospreciasteis el grupo de textos que elegimos nosotros, y nosotros ignoramos voluntariamente vuestro grupo de textos. Pero la verdad exige que aceptemos ambos." Luego continué preguntándole, "¿puedes tú unir y reconciliar estos dos grupos de textos?, ¿puedes hacer que armonicen unos con otros?" Me respondió: "lo siento... no puedo..." Le pregunté entonces, "¿te importaría que este pastor adventista te ayudara?" Toda la congregación se echó a reír.
Cuando terminé mi exposición, el profesor, que estaba sentado detrás de mí, me dijo, "¿Es eso lo que está enseñando su iglesia?" Os he de confesar que no sabía si decir sí, o no. Pero reaccioné, y le dije, "¿Acaso no soy yo un pastor adventista?" Él respondió: "Tiene razón, y si su iglesia está enseñando esto, no tenemos ningún derecho a llamarlos ‘secta’. Acepte mis disculpas". Y me dió la mano ante toda la congregación.
Os he contado todo esto para que comprendáis que no tenemos que avergonzarnos de ninguna de nuestras doctrinas. Pero debemos presentarlas todas en el contexto de la justificación por la fe, con Cristo como centro. Y desgraciadamente, no siempre lo hemos sabido hacer claramente, y más cuando se trata del juicio investigador.
¿Por qué este joven me hizo la pregunta de la forma en que me la hizo? Al leer nuestros materiales, llegó quizá a la conclusión de que cuando uno llega a Cristo por primera vez, somos justificados por la fe. Pero en el juicio, son nuestras buenas obras las que nos justifican para ir al cielo.
Hay un libro, en inglés, escrito por un teólogo famoso que falleció ya. Se titula, "El reino de las sectas". No nos incluye a nosotros entre las sectas, pero manifiesta muchos puntos de vista negativos hacia nuestras doctrinas. Una de ellas, el juicio investigador. El nombre del autor, quizá lo conozcáis, es Walter Martin. Y ahora ved lo que dice en cuanto al juicio investigador. Pag. 469. "Defensores como son, de la doctrina del juicio investigador, es extremadamente difícil para nosotros comprender como pueden experimentar el gozo de la salvación".
Trataré de ser muy claro. Tanto mi esposa como yo procedemos de lugares muy distantes el uno del otro. Yo vengo de Nairobi, Kenya. Y ella, de Inglaterra. Ambos llegamos a esta iglesia motivados por el miedo al juicio. Os explicaré algo de mi experiencia.
Los evangelistas me habían mostrado, mediante las diversas imágenes de Daniel 2, que el juicio investigador comenzó en 1844. Cuando me explicaban esto, corrían los años 70 aproximadamente. Me dijeron, "a estas alturas, el juicio debe haber comenzado ya con los creyentes vivos. O sea, en cualquier momento, nuestro caso puede comenzar a ser juzgado, y juzgado por la ley. Y cualquiera que transgreda algún mandamiento, se perderá". Allí estaba yo, un católico-romano practicante, guardando el domingo. Esos mismos evangelistas me demostraron que el sábado del cuarto mandamiento era el verdadero día de reposo. Así que, después de quedar completamente atemorizados por lo que nos dijeron, preguntaron a los que asistíamos a las conferencias en el llamamiento final, "¿cuántos de ustedes quieren unirse al pueblo que guarda los mandamientos de Dios?" Esta era una de las campañas evangelísticas habituales de aquellos tiempos. Y como dije, allí estaba yo, temblándome las piernas, y me levanté en el llamado.
Pero os confieso algo, desde aquel entonces sigo deseando encontrar un pueblo que guarda verdaderamente los mandamientos de Dios. Ya que, en el Nuevo Testamento, el guardar los mandamientos, no es sinónimo de gente que mecánicamente observa unas normas, como los fariseos, sino que se refiere a un pueblo que ama a Dios, y que se aman unos a otros incondicionalmente. A lo largo de todo el Nuevo Testamento, el amor es el cumplimiento de la ley. Y cuando veo celos, calumnias, disensión, orgullo, envidia y persecución me pregunto, ¿dónde está el pueblo que guarda los mandamientos de Dios?
Volvamos ahora a la cuestión del juicio investigador, ya que forma parte del ministerio sumosacerdotal de Jesucristo, y esto son buenas nuevas, no malas nuevas. Eso es lo que hoy os quiero demostrar.
El capítulo que más nos habla del juicio investigador es el séptimo del libro de Daniel. El problema es que hemos puesto todo el énfasis en solamente una parte de Daniel 7.
Pero Daniel 7 nos muestra tres partes del juicio. Descubramos estas tres partes juntos. Repito, deseo mostraros que el mensaje del juicio son buenas nuevas.
En todo juicio, hasta en los juicios actuales, existen tres partes.
  • 1ª parte. La investigación, o instrucción.
  • 2ª parte. El veredicto, declarar si la persona es culpable o inocente.
  • 3ª parte. La ejecución del veredicto. Si la persona es culpable, el castigo. Si es inocente, la absolución.
Estos tres elementos están en Daniel 7. La investigación está en los versículos 9-10, esto nos gusta presentarlo. Estos millones que servían, son ángeles. Dice la Escritura que, "El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos..." y podríamos añadir, " y los adventistas comenzaron a temblar..."
Bueno, hasta aquí, "la investigación". Ahora, ¿dónde está el veredicto, la sentencia, en Daniel 7? ¿En qué versículo?
¿Lo encontráis? Quizá es algo más difícil, ¿verdad?... La respuesta: en el vers. 22, "...se dio el juicio a los santos (o en favor de los santos) del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos poseyeron (o recibieron) el reino." ¿Habéis visto?, el juicio no es algo en contra de los santos, sino a favor de ellos. ¿Son esto buenas nuevas? ¡Ciertamente, sí!
Expliquemos ahora el problema. Cuando Jesús viene a llevarnos al cielo, no se encuentra con hombres impecables, sino con pecadores. Y Satanás le dice a Jesús, "Alto!, no tienes derecho a llevarlos al cielo" (ver Zac. 3:1) Así que, antes de que Jesús pueda llevarnos al cielo, nos ha de vindicar, o lo que es lo mismo, ha de demostrar nuestra justicia. Y para eso está el juicio investigador. El propósito del juicio investigador, no es saber quién va a ir al cielo y quién no, sino prepararnos para tan maravilloso lugar.
Bueno, hemos leído que el veredicto es a nuestro favor. Entonces leamos acerca de la ejecución de ese veredicto (vers. 26-27) ¿Son estos versículos buenas nuevas también? Ciertamente lo son.
Pero volvamos al punto clave, ¿Cómo nos vindica Jesús?
Consideremos juntos esos dos grupos de textos de los que hemos hablado antes. Quizá no podamos leerlos todos, pero leamos algunos...
Estos son algunos de los textos que claramente enseñan que somos justificados por la fe, sin las obras. Rom. 3:28: "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley". Fue Pablo quien escribió esto, inspirado por el Espíritu Santo.
Rom. 4:5: "Pero al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia". La palabra "impío" significa malvado, y al malvado es al que Dios justifica.
Efe. 2:8 y 9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe". ¿Qué os parece?
Tito 3:5: "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".
Estos son unos pocos de los muchos versículos que hay, que claramente enseñan que somos justificados por la fe, aparte de las obras (o sin las obras).
Pero como os dije antes, hay otro grupo de textos, de los cuales ya he mencionado alguno anteriormente, que dice que nuestras obras son importantísimas: Juan 5:28-29; Rom. 14:10; 2 Cor. 5:10; Apoc. 22:12. Estos textos enseñan claramente que somos juzgados y recompensados según nuestras obras.
¿Cómo podemos reconciliar estos dos grupos de textos?
Uno dice que somos justificados por la fe, sin las obras. Y el otro dice que somos juzgados y recompensados de acuerdo con las obras. En realidad la respuesta es muy simple, y es que hay un tercer grupo de textos que se entrelazan con estos dos y lo unen todo. Este tercer grupo dice que: LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE GENUINA, SIEMPRE PRODUCE OBRAS. Las obras no nos salvan, sino que son la evidencia de que nuestra fe es verdadera. Si no hay obras de obediencia, en realidad es porque ¡la fe está ausente!
Dos ejemplos: Efe. 2:8 y 9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe". Hasta aquí, vemos que las obras no nos salvan. Ahora el versículo 10: "Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas".
Antes de decir nada más, vayamos a Tito 3:5: "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo". Está claro que incluso nuestras buenas obras no nos salvan. Pero leamos ahora el versículo 8: "Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres". ¿Os habéis fijado?, al final del versículo dice que esas buenas obras son útiles y buenas, no a los creyentes únicamente, sino a todo el género humano. Aún podríamos añadir más. Juan 14:8-9, 11: "Felipe le dijo: –Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: –Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto as mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: ‘Muéstranos al Padre’?... Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras". De alguna manera, Jesús dice (en el vers. 11), "si no puedes creerme por mis palabras, créeme por las obras. Las obras dan evidencia de que el Padre que mora en mí es él que las realiza". Y aún hay más, en el versículo 12, Jesús añade, "...las obras que yo hago, si creéis en mí, vosotros las haréis también". Esas obras no nos salvan, pero son la evidencia de la salvación , la evidencia de que hemos sido justificados por la fe.
Mat. 5:14: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder". Fijaos que dice, "vosotros sois (plural) LA LUZ (singular)" La traducción es correcta porque aunque nosotros somos muchos, la Luz es una sola. Y, ¿quién es la Luz que alumbra a todo hombre que ha venido al mundo? Juan 1:4, 9: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres... La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo". Volvamos a Mateo 5:16: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Hermanos: ¿Qué han de ver los hombres? Nuestras buenas obras. Pero, ¿a quién han de glorificar? A nosotros no. A nuestra denominación tampoco. Es al Padre a quien han de glorificar.
Pero ahora surge un problema. ¿Por qué trae Dios a los creyentes a juicio? Lo preguntaré de otra forma. ¿Por qué acude alguien a un juzgado, o un juicio? Porque hay alguien que presenta una acusación, ¿no es cierto?
¿Quién acusa a los creyentes día y noche? (Apoc. 12:10; Zac. 3:1; Job 1:6; 2:1). Satanás es el acusador. Pero debéis saber que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo –los tres– están de nuestra parte.
Rom. 8:16 y 17: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados". El Espíritu nos dice que somos hijos de Dios y herederos con Jesús.
Rom. 8:31: "¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" ¿Cómo sabemos que Dios esta a nuestro favor? Vedlo en los siguientes versículos (32-34): "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros". Comprendamos esto claramente. El Padre no nos acusa, sino que nos justifica. El Hijo no nos condena, ya que murió, resucitó e intercede por nosotros. Hermanos, ¡La Deidad esta de nuestra parte!
Ahora voy a responder a una pregunta típica que surge al presentar este tema.
¿Cómo entender Santiago 2:24? Este texto, tomado aisladamente, da la impresión de que contradiga a los textos de Pablo. Lutero, por ejemplo, así lo entendió. Por un tiempo llegó a pensar que Santiago no estaba inspirado, aunque luego cambió.
Como siempre, hay que analizar el versículo en su contexto. Hay que averiguar, ¿qué problema estaba tratando Santiago en este capítulo? El tema de discusión en Santiago, no es "las obras de la ley". Ese es precisamente el tema que trata Pablo. El término "las obras de la ley", significa "legalismo".
Santiago trata con otro problema diferente, llamado "antinomianismo" o "gracia barata", que es desprecio hacia la ley.
Veamos en Santiago 2:14, 17: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo?... Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta". En realidad, lo que Santiago está queriendo explicar es que, si la fe no lleva consigo sus obras inherentes, en realidad es que no hay tal cosa llamada fe. Vers. 20: "¿Quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta?" ¿Existe, una cosa muerta? Mirad ahora la ilustración, (vers. 21): "¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro Padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?" Abraham tenía aproximadamente entre unos 117-120 años cuando ofreció a Isaac. Allí dice el versículo leído que fue justificado por las obras.
Ahora leamos el vers. 23: "Y se cumplió la Escritura que dice: ‘Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia’, y fue llamado amigo de Dios". Pero, ¿qué edad tenía cuando fue justificado por la fe? Tenía 75 años, es decir, ¡muchos años antes de que ofreciera a Isaac!
Abraham fue justificado por la fe, porque creyó en la promesa de Dios. Al creer, eso le fue atribuido a justicia (imputado). Sin ninguna obra. Y luego, a los cien años, Dios cumplió la promesa, y nació Isaac. Entonces, unos diecisiete o dieciocho años después, Dios dijo a Abraham, "sacrifica a tu hijo único". ¿Por qué? ¿Qué estaba probando Dios en Abraham? ¿Su justicia, sus obras, su rectitud? ¡No! Dios probaba su fe.
¿Cómo podemos saberlo? Vedlo en Hebreos 11:17-19: "Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac: el que había recibido las promesas, ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: ‘En Isaac te será llamada descendencia’, porque pensaba que Dios es poderoso para levantar aún de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también lo volvió a recibir". Así que, cuando Abraham levantó el cuchillo para sacrificar a Isaac, ese acto fueron "obras", ¿no? Pero decidme, ¿son las obras de la ley, o son obras de la fe? Son de la fe. Eso está claro.
Volvamos a Santiago 2:22: "¿No ves que la fe actuó con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?" Una vez más repetimos lo dicho anteriormente: la fe genuina lleva consigo las obras de Dios. Eso sí, las obras pueden ser muy diferentes. ¿Recordáis la parábola del sembrador, la semilla que fructificó? Una dio diez, otra cien, y otra mil. La cuestión no es la cantidad, sino que la verdadera justificación por la fe, siempre produce fruto. También hay algo que debemos saber: cuando la fe produce obras, lo más probable es que vosotros no os deis cuenta de ello, o que no le prestéis atención. Pero, ¿cómo podemos saber esto? Porque en el juicio, Cristo os dirá, "Tuve hambre, y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber, fui forastero, y me recogisteis, estuve desnudo, y me cubristeis, enfermo y en la cárcel, y me visitasteis." (Mat. 25:35-36) Y, ¿qué diréis? 'Ah, pues sí, está todo registrado en nuestras publicaciones, se presentó cada sábado, lo tenemos todo apuntado...' ¿Diréis eso? ¿Verdad que no? Al contrario, diréis, '¿pero cuándo hicimos todas esas cosas?' (vers. 37-39).
Y es que, queridos amigos, las obras de la fe surgen de manera espontanea. Forman parte de vuestra vida cotidiana; no las programáis, no sabéis siquiera que las estáis haciendo, porque el amor de Cristo os impulsa, os motiva.
Volvamos al juicio. Decíamos que Satanás nos acusa de ser pecadores. Decidme: ¿Tiene razón, o no? Pues siento decíroslo, pero sí, tiene toda la razón. Porque decidme, ¿alguno es de naturaleza impecable? Concluimos que el diablo tiene razón, pero ¿qué hace Cristo? Él no niega la acusación, no niega el cargo, pero trae al juicio nuestras obras de la fe. No para probar nuestra justicia, sino para probar nuestra fe, para dar a conocer nuestra fe. Y nuestra fe nunca está puesta en nosotros, sino en Cristo. Así que, Jesús aporta nuestras obras de fe para demostrar que esa fe es genuina, y entonces le dice a Satanás: 'Estas personas dependen de mi justicia para ir al cielo. Ahora, para poder condenar a una de ellas, has de señalar algún pecado en mí. ¿Puedes hacerlo?' ¡NO! Entonces Cristo dice a Satanás, 'Jehová te reprenda. Tú no tienes derecho sobre estos. ¿No son acaso como rescatados de un incendio?' (Zac. 3:2)
Hermanos, vosotros y yo pertenecemos al lago de fuego, pero la justicia de Cristo, recibida en nosotros, y obrando en nosotros por la fe, nos ha arrebatado de ese lago ardiente. Cristo nos defiende. Él dirá a los ángeles, 'Quitadles esas vestiduras viles. Y vestidlos con mi ropa de gala, y con mitra limpia' (Zac. 3:4 y 5). Es decir, 'Vestidlos de mi justicia'. Y todo esto, ¿para quién? Sólo para aquellos que se han negado a sí mismos, y han reposado enteramente en Cristo para su salvación. Para ellos, el tiempo del juicio (ahora), es un tiempo precioso. No por lo que ellos hacen por Cristo, sino por lo que Cristo hace con ellos. ¿Y qué hace Cristo con ellos desde 1844, hasta que regresa a buscarlos? Los hace justos. No que la justicia de Cristo cubre sus pecados, sino que la justicia, la rectitud, la obediencia a la ley de Jesús les es dada, es su posesión. Una justicia que no es de ellos, pero que les ha sido imputada, de la misma manera que nuestro pecado le fue imputado a Cristo. Eso sí, esa justicia imputada obró en ellos, puesto que la recibieron con fe, y esa fe obró por el amor (Gál. 5:6; 2 Cor. 5:14).
Pero si pretendéis obtener la salvación por vuestras buenas obras, y le decís a Jesús, 'He echado demonios en tu nombre, he hecho milagros, hice un montón de cosas buenas en tu nombre, di el diezmo, guardé el sábado, acepté el mensaje de 1888, etc' ¿Sabéis lo que dirá Jesús? 'No fueron mis obras en ti, no fui yo quien las realizó. No quisiste que yo viviera en ti. Ni siquiera te conozco. Has elegido tu propia justicia, y a ella tengo que abandonarte. Vete, obrador de maldad' (Mat. 7:22-23).
Pero si reposáis de vuestras obras, y permitís que las obras de Cristo se manifiesten en vosotros. Él terminará toda la obra que comenzó en vosotros hasta el final. No temáis al juicio. Son buenas nuevas, puesto que Cristo así lo desea, pues para eso planeó algo tan importante y maravilloso como un juicio investigador.
¿Entendéis por qué aquel profesor dijo que no tenían derecho a llamarnos secta? ¿Sabéis?, aquel profesor me llevó a su casa a comer. Su esposa tuvo el detalle de prepararme una comida vegetariana. Durante la comida, discutimos sobre el estado de los muertos. Después de comer, le di el estudio bíblico completo acerca de este tema. Tres meses más tarde me llamó para decirme: "Usted también tenía razón con el asunto del estado de los muertos." Él era Bautista, pero me dijo: "tengo que aceptar sus doctrinas, aunque eso me cueste perder mi trabajo." Queridos amigos, como veis, hay mucho pueblo "fuera". Y sólo está esperando que esta iglesia restaure el mensaje de la justicia de Cristo tal y como el Señor nos lo dio en 1888. Que Dios nos bendiga y nos use para su gloria. Que podamos dar el mensaje de "Cristo y su justicia", y si se nos vuelve a llamar secta, en realidad, no nos importe. Que sólo nos importe realmente él y su honor ante todo el universo, en este tiempo de juicio. ¡Amen!

Por
Jack Sequeira (Adaptado, D.A.)

jueves, 11 de noviembre de 2010

LOS EVANGÉLICOS EN GENERAL: ¿LOS ABANDERADOS DE LA SALVACIÓN POR GRACIA?- Parte IV

A estas alturas, algunos lectores habrán llegado a conclusiones diversas. Si por alguna razón muchos evangélicos se han ofendido con mis escritos, les confieso que he tratado de ser respetuoso, y no he utilizado mis opiniones sino que muy por el contrario, he tratado, en lo posible, presentar fielmente las declaraciones bíblicas.

Cuando predicar la VERDAD se convierte en “ERROR”: Un pastor evangélico arremete
         Daniel Brito, pastor de las Asambleas de Dios y administrador de un blog “El blog del Pastor Daniel, publicó un artículo titulado “Los Adventistas y su evangelismo manipulado”, en la que abiertamente asevera que los Adventistas del Séptimo Día tienen un método manipulador de evangelismo, esto por el énfasis en el mensaje del sábado, como día de reposo y sello de Dios. El artículo declara en definitiva que los Adventistas del Séptimo Día manipulan las mentes de muchos al decirles que el domingo es la marca de la bestia y el sábado es el sello de Dios.
         Tal declaración e interpretación es sin duda una afrenta directa a la teología adventista, aseveran que predicar un mensaje que declara que el domingo es la marca de la bestia es presentar un mensaje manipulador, pues estamos diciendo: “si no adoras a Dios en el día sábado o no guardas el día sábado, tendrás la marca de la bestia, y por ende serás destruido en el infierno en la segunda venida de Cristo”.
         ¿Es ese un mensaje manipulador? ¿Desde cuándo predicar conforme a lo que la Biblia menciona se ha convertido en manipulador? Diremos que Dios es manipulador cuando dice: “Si no obedeces al Señor tu Dios, para cuidar de poner por obra todos sus mandatos y normas, que te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán las siguientes maldiciones” (Dt. 28:15). Los adventistas del Séptimo Día predican un mensaje bíblico, no sus opiniones personales.
         Pablo dijo a Timoteo: “Que prediques las Palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo. Convence, reprende y anima, con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; antes teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones, apartarán de la verdad el oído, y se volverán a fábulas” (2 Tim. 4:2-4).
         No tengo más que decir sino lo que la Palabra de Dios me dice que predique. Si la gente rechaza el mensaje del sábado en el contexto del fin del tiempo, escatológicamente hablando, es porque es un mensaje que demanda mucha fe. ¿En qué se diferencia un católico con un evangélico? No lo sé, tal vez basta únicamente con darle una mirada a Catholics and Evangelicals Together: The Christian Mission in the Third Millennium (Católicos y Evangélicos Unidos: La misión cristiana en el tercer milenio) firmado por más de 40 líderes evangélicos y católicos en New York a comienzos de 1994, donde comparan sus doctrinas y concluyen que son más sus similitudes que sus diferencias, y aún ellas son simples. ¡Oh mis amigos! ¿Cómo no van a ser similares si son madre e hija, según el Apocalipsis de Juan?
         El mensaje del sábado como sello de Dios en contraposición con la marca de la bestia o día domingo, es real en la Biblia. Eso no es manipular con el mensaje, es simplemente mostrar lo que otros quieren ocultar flagrantemente. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no predica lo que la gente desea oír (la mayoría desea escuchar mensajes para calmar la “comezón” de sus vidas), superación personal, prosperidad a cambio de un poco de dinero, sino que muy por el contrario, los adventistas predican lo que Dios desea que la gente conozca, que conozca qué implica conocerlo, y qué pasará con los que no escuchan Su mensaje real.
         En fin, no es intensión del presente escrito hablar acerca del sábado como sello de Dios, pues ya se ha escrito acerca de este tema (complicado y quisquilloso para el mundo evangélico en general), sino en mostrar abiertamente si los Evangélicos en general son los abanderados de la salvación por gracia mediante la fe en Cristo.

Un noticia sorprendente
La siguiente noticia me dejó sorprendido. Debo confesar que aunque el mundo cristiano evangélico con frecuencia me sorprende con sus ideas, esta noticia fue especial. La iglesia Anglicana en los Estados Unidos, al ver la poca asistencia a sus templos, contrataron a expertos en marketing para que les den una explicación y solución al problema. Después de haber hecho estudios técnicos, finalmente concluyeron: “Desterrar de las iglesias la cruz y cualquier alusión al crucificado para atraer más público.” Según esta noticia, no convencidos de los resultados contrataron los servicios de dos agencias más, la primera concluyó: “las aproximaciones tradicionales que muestran a Jesús en la cruz y las citas de la Biblia, no atraen a los que no asisten a las iglesias” y la segunda agencia determinó, “la gente no quiere ser sermoneada y no quiere imágenes tradicionales de Jesús en la cruz. La clave es lograr que la gente ingrese a los templos y dejar que tengan sus propias ideas”.[1]
Con razón, John F. MacArthur, señala categóricamente, “la iglesia evangélica se ha vuelto mundana, y no solo mundana por negligencia sino con deliberado propósito. Se están levantando todo el tiempo vientos de indulgencia doctrinal”.[2]
Duras palabras, pero que sin duda expresan la condición real de la mayoría de iglesias evangélicas atareadas por ganar “almas para Cristo”. Pero está hablando John F. MacArthur, uno de los más notables representantes de la teología evangélica.

Un verdadero evangelio MANIPULADOR
Las iglesias del tipo pentecostal y las carismáticas, evangélicas diversas, las milagrosas con extraños objetos “sagrados” a cambio de una suma de dinero y “fe” son la clara evidencia de que han perdido su punto de partida en la Biblia, la Palabra de Dios. Es interesante notar que los predicadores evangélicos más famosos son los extravagantes que se han hecho aclamados por sus sermones de motivación o de superación personal, de prosperidad y de milagros por doquier, todo ello matizado con una “larga lista de chistes o comentarios jocosos”. Y es que a leguas se nota que se han dado cuenta que el mundo actual adolece de esos temas.
No es desconocido que las iglesias evangélicas independientes o nuevas, hacen caso al marketing. Hacen un estudio de mercado, notan qué es lo que la gente necesita, ¿qué necesita? Dinero, entonces ofrecen “lluvias de prosperidad”, ¿qué más necesitan? Superación personal, entonces “Hijo de Dios, pide, no mendigues”, ¿algo más? Vencer el estrés, entonces démosle técnicas anti- estrés, ¿y Biblia? Pues claro que sí, algunos versos para apoyar nuestras ideas. Ah, eso sí, no mucho, pues la Biblia no les gusta.
         Sin duda Pablo habló por inspiración divina, “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; antes teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones, apartarán de la verdad el oído, y se volverán a fábulas” (2 Tim. 4:4). Me pregunto si ese mensaje no es una verdadera manipulación de masas.

La “INDRUSTIA DE LA EXPERIENCIA
         Este término es acuñado por los gurúes del marketing, y se refiere en últimas en capitalizar lo que la gente realmente necesita, esto es, espiritualidad, no la religión, la gente en la actualidad desea vivir una experiencia de fe, en algo o en alguien, una religión que apela al corazón, al sentimiento y no a la razón. Donde las doctrinas centrales de la Biblia, son menoscabadas, por la búsqueda “del Espíritu Santo”, “o la emoción por Cristo”.
         El objetivo de este pensar “cristiano” es la satisfacción del cliente para aumentar el número de nuevos clientes, a esto es  marketing.
 Según el modelo de iglesia-empresa, (1) el pastor es un profesional, un gerente en ventas, pues sabe lo que el cliente necesita, (2) la iglesia viene a ser la empresa, donde se debe vender “algo”, un producto que tenga aceptación o demanda, (3) los miembros de la iglesia son colaboradores y/o clientes, (4) las visitas nuevas, con mis clientes en perspectiva. Finalmente, (5) las otras  denominaciones cristianas y actividades seculares son la competencia.
Todas las conclusiones a las que llegaron los expertos en marketing  son sin duda alguna, herejías para cualquier lector de la Biblia.
Crhistian  A. Schwarz,  quien es el Director del Instituto para el Desarrollo Natural de la Iglesia afirma que entre el años 1994 y 1996 su organización emprendió una investigación completa  que pretendía descubrir porqué algunas iglesias crecían y otras no. Para ello estudió a más de 1000 iglesias en todos los cinco continentes, el resultado de este arduo trabajo demostró lo siguiente: (1) liderazgo capacitador, (2) ministerio orientado por los dones, (3) espiritualidad contagiosa, (4) estructuras funcionales, (5) adoración inspiradora, (6) grupos pequeños integrales, (7) evangelismo orientado a las necesidades y (8) relaciones de cuidado. Según          Schwarz si una iglesia posee estas características las “iglesias funcionarán siempre”, pero sin ofender a los admiradores del gurú en iglecrecimiento, cuando él pregunta a sus lectores, ¿Es el servicio de adoración una experiencia inspiradora para los que asisten a la iglesia?, y la respuesta es casi unánime, “es divertido”.[3] No hay duda que las iglesias evangélicas en general cumplen su objetivo, música rock, luces sicodélicas, coreografías, números artísticos, predicaciones extravagantes y lejanos a las verdades de la Biblia.

¿Dónde quedó la “salvación por gracia” que tanto pregonan los evangélicos?
         A leguas se nota que la “gracia” es mal entendida; creen que por ser “gracia” puede ser menoscabada y pasado por alto.
         Las obras para los evangélicos no son los 10 Mandamientos en su totalidad sino una parte de ellas (no lo dicen probablemente pero lo hacen al no observar el día sábado como día de reposo dado por Dios desde el principio según Gn.2:2,3), y si no consideran la validez de ellas en el plan de salvación (como un “ayo” a Cristo) simplemente jamás entenderán su importancia en el fin del tiempo respecto al sello de Dios y la marca de la bestia (Apo.13).
         Alguien dijo “la justificación por la fe sin la Ley es como un mal chiste, sin gracia”.  Sin duda expresa una gran verdad desde el punto de vista bíblico.

CONCLUSIONES
         Después de haber recorrido en nuestro estudio de la Biblia sobre la verdad acerca de la Salvación por gracia mediante la fe en Cristo, reconocemos que no hemos tocado algunos temas que hubieran sido necesarios, pero que esto sirva de punto de partida para que muchos lo aborden. Si Ud. Se ha sentido ofendido con lo que se ha escrito, repito, únicamente presento lo que la Biblia nos dice hagamos. Por otro lado, si alguno desea hacer apologética conmigo por los escritos dados, son bienvenidos, eso sí de manera alturada.
         Con lo dicho podemos concluir en los siguientes punto:
  1. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, ama, cree, enseña y predica que la salvación del hombre, nunca se alcanzó por las obras de la Ley, sino que se alcanzó desde el principio allá en Génesis y hasta el fin por gracia mediante la fe en Cristo Jesús.
  2. La Ley de Dios, o los 10 Mandamientos para la Iglesia Adventista del Séptimo Día tienen como propósito principal conducirnos a Cristo, pues es el “ayo” para llevarnos a Cristo.
  3. Se conoce verdaderamente a Dios si se guarda Sus Mandamientos en su totalidad, incluyendo el cuarto, es decir el sábado como día de reposo.
  4. No es un mensaje manipulador el enseñar la verdad bíblica, muy por el contrario es el mandato de Dios.
  5.  Un mensaje manipulador es enseñar lo que la gente desea escuchar, mensajes acomodados a conveniencias e intereses personales. Una iglesia que parece más un mercado que un lugar que adora realmente a Dios.
  6. La “industria de la experiencia” apunta directamente a las “obras”, tendrás “esto” si haces “aquello”, generalmente dinero, sacrificios, como ayunos prolongados por varios días, vigilias desenfrenadas, ¿no son esas obras fuera del foco bíblico?
  7. Finalmente, “el soplo”, “el don de lenguas”, “los exorcismos”, “festival de milagros”, “caídas por el “espíritu santo”, ¿no son obras ajenas a la Biblia? No porque no sean bíblicas sino porque las que supuestamente la realizan ¡No han conocido a Dios y por tanto Dios no los conoce! De razón dice el texto: “En aquél día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu Nombre echamos fuera demonios, y en tu Nombre hicimos muchos milagros’ Entonces les diré: ‘¡Nunca os conocí! ¡Apartaos de mí, obradores de maldad’” (Mt. 7:22,23). Satanás es tan astuto que sabe falsificar los “prodigios de Dios”, y hace creer a los “abanderados de las salvación por gracia” que realmente los realizan. Sin duda, ¿cómo podría Dios actuar milagros y prodigios si no conocen a Dios según 1 Jn. 2:3,4?
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví






[1]““Desháganse de la Cruz”, sugieren “expertos del marketing” a Iglesia Anglicana”, ACI Prensa (Consultado el 21 de octubre del 2010). En línea: http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=1574
[2]John F. MacArthur, Avergonzados del evangelio. Cuando la iglesia se vuelve semejante al mundo (Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2001), 23.
[3]Crhistian  A. Schwarz, El ABC del desarrollo natural de iglesias (Terrassa, Barcelona: Clie, 1996), 14, 23.           

LOS EVANGÉLICOS EN GENERAL: ¿LOS ABANDERADOS DE LA SALVACIÓN POR GRACIA? - Parte III

Para entender mejor el asunto de la Ley, muchos predicadores utilizan la ilustración del espejo. En esta ilustración, la Ley es ejemplificada con un espejo, un espejo me muestra mi condición, es decir me muestra mi realidad, cuando me confronto con él, puedo ver si mi rostro está sucio, si necesito afeitarme, si mi peinado está bien, si tengo algún problema. Sin embargo, el espejo no puede hacer nada para que yo cambie mi condición o mi realidad, el espejo puede lavar mi suciedad, porque no es su función. Yo necesito agua. Entonces el espejo tiene el objetivo de hacer ver mi suciedad e implícitamente conducirme al agua, para que yo sea lavado.
         De manera que, de acuerdo con la ilustración, la Ley es como el espejo, pues me muestra mi condición, me muestra mi error, y me dice que estoy mal en esto y aquello. La Ley no me da esperanza, me condena, ¡estás mal…! Sin embargo, tiene esa función, me muestra mi condición, me hace conocer el pecado, y finalmente yo entiendo que la Ley no puede hacer nada para lavar mi pecado, ¡yo necesito del agua!, y ¿quién es el agua? Cristo. Es por ello que la Ley es un “ayo”, un tutor para llevarnos a Cristo. Por ello el fin, el objetivo, la finalidad de la Ley es conducirnos a Cristo. Cristo sí puede lavarnos de nuestros pecados.
         ¿Te das cuenta qué maravillosa es la labor de la Ley de Dios? No es una carga como muchas veces la han mal presentado. La Ley es como diría el salmista, “Oh cuanto amo tu Ley, todo el día es ella mi meditación”.
         Pues bien, la serie de escritos, LOS EVANGÉLICOS EN GENERAL: ¿LOS ABANDERADOS DE LA SALVACIÓN POR GRACIA?, tienen como objetivo mostrar si realmente los que señalan a la Iglesia Adventista del Séptimo Día[1] como una iglesia legalista o seudo-cristiana, tienen base bíblica, así también presentar qué implica la Salvación por gracia mediante la fe en Cristo. En consecuencia, la presente apuntará específicamente a las características de los que realmente conocen a Dios, pues si creen en la salvación por gracia mediante la fe, en primer lugar hay que conocer a Dios.

¿Conoces a Dios?
         Sin duda alguna ésta pregunta insinúa una respuesta positiva, un rotundo ¡sí! No obstante, la pregunta, aunque parezca simple, es mucho más compleja de lo que parece. Mucha gente dice conocer a Jesús, lo pregona, lo predica, escriben de Él. Algunas otras lo tienen en una imagen en la sala de su casa, en su biblioteca, en una estampilla en el auto, en un collar, en un llavero, en fin…haciendo eso afirman conocer a Dios.
         Muchos líderes religiosos aseveran conocer a Dios, es más, hasta hablan en nombre de Él. Se autoproclaman como sus portavoces oficiales. Sin embargo, piden y piden dinero a la gente, se ven involucrados en escándalos muy lejanos a los ideales bíblicos.
         ¿Cómo sabemos que conocemos a Dios? Esta pregunta es clave, y es  la misma Biblia la que se encarga de darnos la respuesta, “En esto sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus Mandamientos, es mentiroso y la verdad no está en él” (1 Jn. 2:3,4).
         ¡Oh amigos míos…! Cuando leí este texto por primera vez, me quedé pensando casi un día entero. En esos años simpatizaba con una iglesia dominical. Sin duda el texto, fue una estocada directa al corazón duro y de piedra que tenía. Cuando le consulté al pastor sobre este texto me dijo, “los mandamientos no se refieren a los 10 Mandamientos, sino a todo lo que Dios nos ha mandado en su Palabra…” Su respuesta me dejó muy feliz. El pastor no estaba en contra, sin embargo, hasta ese entonces no me había encontrado con “todos los mandamientos”, no los conocía, o mejor dicho, no los había leído.
         En expreso y sin rodeos, Juan, el discípulo amado de Jesús señala que la característica de alguien que conoce a Dios es, “guarda Sus Mandamientos”, ¿qué Mandamientos? En el escrito anterior (Parte II), vimos claramente que se refiere a los 10 Mandamientos de Éxodo 20: 3-17, si en su defecto a Mateo 22:37-39 que viene a ser lo mismo, un resumen.

Los mentirosos no serán salvos
         El mismo Juan que escribió el evangelio y las epístolas también declara en Apocalipsis “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apo. 21:8).
         Alguien es mentiroso no porque no tiene la verdad, la verdad es la Biblia, “Santifícalos en la verdad. Tu Palabra es verdad” (Jn. 17:17), más aún Cristo también es la Verdad “Jesús respondió: “Yo Soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí”” (Jn. 14:6).
         Entonces, si yo digo que conozco a Dios, y no guardo Sus Mandamientos, soy mentiroso  y lo soy porque la verdad no está en mí, es decir, la Biblia no está en mí y por supuesto que  Cristo no está en mí, ya que Él es la verdad.
         ¿Por qué la mentira es tan grave? El mismo Juan asevera “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él ha sido homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira habla de lo que él mismo es; porque él es mentiroso y padre de mentira” (Jn. 8:44).
         Por lo tanto, todo aquél que cree, ama, enseñe y predique en la Salvación por gracia mediante la fe en Cristo Jesús y no conoce a Dios está en un error terrible. Y si dice que conoce a Dios y no guarda lo que él demanda, entonces soy mentiroso. No lo digo yo, lo dice la Palabra de Dios.

Las matemáticas de Dios
         Voy a utilizar otra vieja ilustración para explicar mejor el tema de la Ley de Dios y su cumplimiento en los que conocen a Dios. Esta es, las matemáticas de Dios.
         Cuando predicaba en una conferencia sobre profecías, después de una de las reuniones, se acercó un pastor evangélico y me dijo: “pastor, me he sentido muy mal con sus mensajes. Quiero decirle que puede ser que tenga razón en cuanto a que si no se guarda los Mandamientos, se es mentiroso, sin embargo únicamente Dios sabe si seré salvo o no. Además, yo cumplo casi todos los Mandamientos”.
¿Cuánto es 10-1? La respuesta común es, 1. No obstante, acostumbrados a las matemáticas de Dios (de que mil años es como un día 2 Pe. 3:8), nos daremos cuenta que 10-1=0. ¿Cómo va a ser 0 si 10-1=9? Bueno, las matemáticas de Dios son diferentes según Santiago “Porque el que guarda toda la Ley, y ofende en un solo punto, es culpable de todos. Porque el que dijo: “No cometerás adulterio”, también ha dicho: “No matarás”, si no cometes adulterio, pero matas, ya eres transgresor de la Ley” (Stg. 2:10,11).
En definitiva, no puedo decir, que guardo los Mandamientos, la Ley de Dios si yo lo los considero en su totalidad. Hay quienes dicen que guardan los Mandamientos de Dios, pero se olvidan de algunos, ¿un ejemplo? El sábado, pues sí. El cuarto Mandamiento menciona que debemos observarlo reconociendo que fue Dios, el Creador del mundo y lo que en él hay (Ex. 20:8-11 cf. Gn. 2:2,3).
  Por lo tanto, los Mandamientos de Dios deben ser guardados en su totalidad. Aquél que considera que la Salvación es por gracia mediante la fe en Cristo, debe considerar lo que Juan dice respecto a los que conocen a Dios.

Solución para la “mentira”
         Juan dice: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará” (Jn. 8:32). Ya vimos que la verdad no es un concepto, no es una teoría, sino que es Cristo mismo (Jn. 14:6), es Jesús que me hace libre del error, libre del pecado, únicamente Él, nadie más. La Ley me muestra mi condición, me dice mi error, pero me conduce a Cristo para que sea Cristo el que me lave de mi condición, es esa una de las funciones de la Ley.
         Si conocemos a Dios, obraremos continúa diciendo Juan en su epístola “El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo” (1 Jn. 2:6). No lo olvidemos.
         Podemos concluir hasta aquí, diciendo que somos salvos por gracia por medio de la fe, pero mi fe tiene que llevarme a las obras de la Ley, ellas son una consecuencia de mi conocimiento de Dios.

Continuará…        
        
        





[1] Es importante mencionar que cuando se habla de adventistas, la presente está hablando de los Adventistas del Séptimo Día específicamente. Cualquier otra vinculación con algún  grupo “adventista” es un error.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LOS EVANGÉLICOS EN GENERAL: ¿ABANDERADOS DE LA SALVACIÓN POR GRACIA...? - Parte II

La iglesia adventista del Séptimo Día, es entonces una iglesia cristiana y bíblica. Cree, ama, enseña y predica que la salvación es por gracia mediante la fe (Ef. 2:8,9). Es entendible sin embargo, que entre no pocos, los adventistas del séptimo día sean catalogados como “legalistas” o “seudo-cristianos” por su énfasis en algunos mensajes, básicamente en los Mandamientos de Dios o el sábado (Ex. 20:3-17), no obstante, esta idea se derrumba si se llega a comprender bíblicamente el rol de las obras en alguien que tiene fe.
En consecuencia, los adventistas del séptimo día creen, por la Biblia, que aquél que cree, ama, enseña y predica la salvación por gracia mediante la fe, debe mostrarlo con obras, pues “si la fe no tiene obras está muerta” (Stg. 2:17). Pablo dice categóricamente que “fuimos creados para buenas obras” (Ef. 2:10), y lo dice después de decir que la salvación es por gracia (v. 8).  La Biblia en su recorrido neotestamentario es muy clara en ese detalle, a Timoteo se le dijo: “Toda Escritura es inspirada por Dios…para que el hombre de Dios sea perfecto, cabalmente instruido para toda buena obra” (2 Tim. 3:16,17).
Por lo tanto, si de obras se trata, la Biblia no deja “cabos sueltos”, declara con autoridad que las obras son producto de la fe en Cristo. No imagino a alguien que cree, ama, enseña y predica la salvación por gracia mediante la fe, y sea estafador, adúltero, mentiroso, etc.

Un pastor evangélico casi entiende
         Cuando le expliqué este detalle a un pastor evangélico en cierta ocasión, después de su sorpresa, me dijo: “pastor, creo que estaba equivocado en cuanto a ustedes. Ahora entiendo que los adventistas del séptimo día, creen igual que nosotros. Es decir que la salvación es por gracia mediante la fe en Cristo. ¡Qué bueno…!”.
         Cuando terminó de hablar le dije: “Sí y no. Los adventistas del séptimo día, creen en la salvación por gracia mediante la fe en Cristo, pero no igual que ustedes.”
El pastor evangélico replicó: “¿cómo es eso de que no creen igual que nosotros, si nosotros creemos en la salvación por gracia mediante la fe en Cristo?”. Le dije que para nosotros (adventistas del séptimo día) la fe está ligada a las obras, no puede haber obras sin fe, ni fe sin obras. El pastor evangélico me miró sonriente y dijo: “entonces ustedes son legalistas moderados, porque creen que son salvos por gracia mediante la fe en Cristo, pero igual siguen creyendo en los Diez Mandamientos, y ahí radica su error, a pesar de que con Cristo la ley quedó anulada en la cruz”.
Fue tanta mi decepción, que oré mentalmente para que Dios me use, y se me ocurrió algo. En mis manos tenía un abridor de latas, que había comprado momentos antes para la casa, le mostré con mirada seria, muy seria, y le dije: “¿Ud. No entiende verdad? La Ley de Dios, dice: “No matarás” ¿qué pasaría si lo mato en este momento? Según Ud. Cristo abolió la Ley de Dios, con su muerte en la cruz, por ello no tiene validez para nosotros. Entonces, ¿si la Ley fue anulada, yo no tendré pecado? o sea, no habré cometido error alguno, según Ud.”.
Atemorizado tal vez por mi forma de haber actuado, me dijo: “Bueno, matar a alguien es malo, eso sigue vigente hasta hoy”. Le dije: “¿Cómo es eso de que “no matarás” sigue vigente?”.
Comencé a mencionarle los Mandamientos de Dios, o la Ley de Dios una por una, sin mencionar el cuarto mandamiento, y finalmente le dije: “¿Se da cuenta que todos los mandamientos siguen vigentes hasta hoy?”, me miró con una sonrisa entre sus labios y dijo: “En realidad no, he contado sólo nueve, falta uno, pues son diez”- me miró fijamente y con un tanto de preocupación continuó- “creo que únicamente el cuarto mandamiento, el sábado, es el que Dios lo anuló”.
Me hubiera gustado que la historia termine de manera distinta, pero no fue así, sinceramente, pude ver que si mucha gente no acepta el verdadero mensaje de la Biblia no es tanto por no tener acceso a ella sino porque “no quieren ver teniendo ojos”. Terminé mi charla con el pastor evangélico diciéndole: “¿No le parece extraño que Dios se haya equivocado? ¿Cómo es que Dios dio 10 Mandamientos en su Ley, y después de años, diga: “Oh no, me equivoqué al señalar el sábado como día de reposo y adoración a Mí, pero no importa, pues voy a cambiarlo con mi Hijo Jesús, cuando muera en la cruz”.

Algunos argumentos evangélicos en contra de los 10 Mandamientos
  1. “Los diez mandamientos, son la Ley de Moisés dada a los israelitas”.
Respuesta: Éxodo 31:18 declara: “Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio dos tablas del Testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios”. Trágicamente, la Ley de Dios es llamada la Ley de Moisés, insinuando que no es de Dios sino de un hombre meramente. En expreso, los Diez Mandamientos son de Dios. Dios es el autor de los Mandamientos. Cuando David oró arrepintiéndose de sus errores, no dijo, Señor perdóname porque he adulterado con Betzabé, he asesinado a Urías, etc, sino que dijo: “Contra ti, contra ti solo he pecado, he hice lo malo ante tus ojos…” (Sal. 51:4), esto es entendible pues la ley de Dios muestra Su carácter, no pecamos contra la Ley de Moisés, lo hacemos contra Dios mismo, pues es Su Ley. Del mismo modo, el la parábola del hijo pródigo, el hijo menor después de haber pisado hondo, regresó a su casa arrepentido, no le dijo a su padre, perdóname porque malgasté el dinero, me fui a emborracharme, estuve con mujeres, etc, en cambio dice: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lc. 16:21). Porque el pecado es infracción de la Ley (1 Jn. 3:4), y se peca porque es la Ley de Dios, y si es la Ley de Dios pecamos contra Él.

  1. “Los Diez Mandamientos se resumen en dos: “Amarás al Señor tu Dios…” y “Amarás a tu prójimo…” (Mt. 22:37-39)”.
Respuesta: Romanos 13: 9, 10 expresa: “Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás no dirás falso testimonio, no codiciarás y cualquier otro mandamiento se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Claramente el texto dice, resumen, ¿qué es un resumen? Es una forma más corta de decir algo, pero sigue teniendo la idea original. Sin embargo los que creen que la Ley de Dios o lo Diez Mandamientos no tienen validez porque ahora hay dos “nuevos mandamientos y grandes”, están lejos de la verdad bíblica que señala categóricamente a los dos grandes mandamientos como resumen de los diez. Por lo tanto, si yo “amo a Dios con todas mis fuerzas…”, no voy a tener dioses ajenos, no voy a adorar imágenes, no voy a tomar su nombre en vano, y por supuesto le obedeceré en cuanto al mandamiento que dice que debo reposar el día sábado pues reconozco que Dios es Creador. Pablo aclara el asunto en el verso citado, si yo “amo a mi prójimo como a mí mismo…” no voy a matarlo, robarle, mentirle, codiciar sus cosas, adulterar, y mucho menos deshonrar a mi padres que también son mis prójimos. En conclusión, los dos grandes mandamientos (Mt. 22:37-39), son el resumen de los 10 Mandamientos de Éxodo 20, y si se cree en ellos también se creerá y guardará de  la misma manera.

  1. “El fin de la Ley es Cristo” (Ro. 10:4).
Respuesta: Lo que pocos lectores de la Biblia conocen es que la versión de los Reina Valera de los 60 tienen ese verso así, no obstante, la mejor traducción o una mejor lectura es, “La finalidad de la Ley es Cristo”, tal como lo expresa la versión Reina Valera del 2000. Lo que Pablo desea dejar en claro es que la Ley de Dios no un estorbo para la vida del cristiano, muy por el contrario su finalidad, el objetivo primario y mayor es: conducirnos a Cristo, guiarnos a Cristo. En rigor de la verdad Cristo es el cumplimiento de la Ley.

El rol de la Ley de Dios en el Plan de Salvación
         Podríamos, para mejor entendimiento, destacar algunos propósitos de la Ley de Dios a través de la Biblia:
  1. La Ley de Dios nos protege. Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios constituyen el manual, nuestro manual para la vida. ¿Se imagina qué pasaría si la Ley de Dios jamás hubiera existido? De seguro sería una anarquía total. Es decir que cuando Dios dio los 10 Mandamientos a su pueblo escogido para ser luz a otras naciones, les estaba dando los principios que harían de su nación una nación de paz, respeto y amor. Lamentablemente, por desobediencia este cuadro jamás pudo ser real.

  1. La Ley de Dios nos hace conocer el pecado. Pablo dice: “Ya que por la ley se conoce el pecado” (Ro. 3.20), “yo no hubiera conocido pecado sino por medio de la Ley. Porque tampoco hubiera conocido la concupiscencia, si la Ley no dijera: “No codiciarás”” (Ro. 7:7). Este asunto es interesante, nadie de nosotros conocería que está mal procediendo si no hubiera la Ley diciéndonos que está mal lo que hacemos.  Por ello, por la Ley se conoce el pecado. Por lo tanto, la Ley es un punto a nuestro favor ya que nos muestra nuestra condición, pues “donde no hay Ley, tampoco hay transgresión” (Ro. 4:15).

  1. La Ley nos conduce a Cristo. Pablo dice que la Ley es un "ayo" para conducirnos a Cristo (Gal. 3:24,25). El apóstol habló de la Ley en ese tenor. Y con mucha claridad a los romanos les dice: “El fin de la Ley es Cristo” (Ro. 10:4), ES DECIR, EL OBJETIVO, LA FINALIDAD DE LA LEY ES CRISTO.
Continuará...

Temas

1290 ( 1 ) 1335 ( 2 ) 1844 ( 14 ) 1929 ( 1 ) 2012 ( 1 ) 2300 ( 6 ) 666 ( 6 ) 7 plagas ( 2 ) 70 Semanas ( 2 ) Abusos a menores ( 3 ) Adoración ( 8 ) Advenimiento ( 6 ) Adventistas ( 60 ) Alimentación ( 3 ) Anette Moreno ( 1 ) Ángel Gabriel ( 1 ) Ángeles ( 1 ) Angelología ( 1 ) Anglicanos ( 2 ) Antíoco ( 2 ) Antitrinitarios ( 7 ) Apocalipsis ( 33 ) Apocalipsis 10 ( 1 ) Apocalipsis 12 ( 2 ) Apocalipsis 13 ( 13 ) Apocalipsis 14 ( 7 ) Apocalipsis 17 ( 8 ) Apocalipsis 18 ( 2 ) Apocalipsis 7 ( 4 ) Apologética ( 1 ) Apologética católica ( 1 ) Apostasía ( 7 ) Argentina ( 3 ) Babel ( 1 ) Babilonia ( 7 ) Barack Obama ( 2 ) Bautismo ( 2 ) Ben Carson ( 2 ) Benedicto XVI ( 15 ) Bestia de Apocalipsis ( 8 ) Biblia ( 3 ) Biblia satánica ( 1 ) Bisexuales ( 4 ) Brasil ( 1 ) Carismáticos ( 1 ) Catolicismo ( 21 ) Católicos alemanes ( 2 ) Católicos en accción ( 15 ) Católicos en acción ( 10 ) Celibato ( 1 ) Cielo ( 2 ) Clifford Goldstein ( 2 ) CMI ( 1 ) Comidas y bebidas ( 1 ) Comunismo ( 1 ) Concilio Vaticano II ( 1 ) Congreso Mundial de la AG ( 5 ) Creacionismo ( 1 ) Crisis de la Iglesia Católica ( 6 ) Cristianismo ( 10 ) Crucifijo ( 3 ) Cuarto Ángel ( 1 ) Cuba ( 1 ) Cuerno pequeños ( 4 ) Culto ( 2 ) Daniel ( 20 ) Daniel 8 ( 2 ) Dario Raa ( 1 ) David Gates ( 7 ) Debates teológicos ( 17 ) Denuncias a la ICAR ( 2 ) Desastres naturales ( 6 ) Día de Reposo ( 7 ) Discidentes ( 6 ) Disciplina eclesiástica ( 1 ) Disidentes ( 34 ) Dispensacionalismo ( 1 ) DOCTRINAS ( 30 ) Domingo ( 4 ) Don de lenguas ( 1 ) Don Profético ( 2 ) Dr. Alberto Timm ( 4 ) Dr. Alberto Treiyer ( 9 ) Dr. Ángel Manuel Rodríguez ( 6 ) Dr. Carlos A. Steger ( 1 ) Dr. Clifford Goldstein ( 1 ) Dr. Fernando Canale ( 1 ) Dr. George Knight ( 1 ) Dr. Gerhard Pfandl ( 2 ) Dr. José Evelio García ( 1 ) Dr. Marco Tulio Terreros ( 1 ) Dr. Marcos Blanco ( 1 ) Dr. Mario Veloso ( 3 ) Dr. Marvin Moore ( 2 ) Dr. Merlin D. Burt ( 1 ) Dr. Miguel Ángel Núñez ( 2 ) Dr. Samuel Núñez ( 1 ) Ébola ( 1 ) ECUMENISMO ( 16 ) EE.UU. ( 8 ) Efesios ( 1 ) El cuerno pequeño ( 7 ) El Gran Conflicto ( 5 ) El Remanente ( 8 ) El Santuario ( 8 ) El Vaticano ( 4 ) Elena G. de White ( 15 ) Elena G. de White y el plagio ( 3 ) Elena G. de White y la Trinidad ( 7 ) Escándalos de la ICAR ( 2 ) España ( 2 ) Espiritismo ( 2 ) Espíritu de Profecía ( 5 ) Espíritu Santo ( 4 ) Evangélicos ( 34 ) Evangelio ( 1 ) Evangelismo ( 5 ) Ex-pastores ( 10 ) Falsa adoración ( 7 ) Falsas Religiones ( 2 ) Fernando Aranda Fraga ( 1 ) Fidel Castro ( 1 ) Fiestas paganas ( 3 ) Fin del mundo ( 11 ) Francisco I ( 21 ) Fraudes religiosos ( 3 ) Fuerte pregón ( 1 ) Futurismo ( 1 ) Gambetta ( 20 ) Gays ( 4 ) Génesis ( 1 ) Gillermo Miller ( 2 ) Halloween ( 1 ) Herejías ( 31 ) Hijas de Babilonia ( 6 ) Historia de la IASD ( 14 ) Homosexualidad ( 8 ) Hugo Gambetta ( 20 ) IASD Movimiento Reforma ( 2 ) Identidad profética ( 11 ) Idolatría ( 2 ) Ídolos ( 1 ) Iglesia Adventista del Evangelio Eterno ( 1 ) Iglesia Adventistas del Séptimo Día ( 32 ) Iglesia Católica Apostólica y Romana ( 23 ) Iglesia emergente ( 1 ) Iglesia y mundo contemporaneo ( 28 ) II Guerra Mundial ( 1 ) Iluminattis ( 2 ) Imagen de la bestia ( 1 ) Infierno ( 3 ) Inglaterra ( 1 ) Intersexuales ( 4 ) Irán ( 1 ) Israel ( 2 ) Italia ( 2 ) Jack Sequeira ( 1 ) Jesuitas ( 3 ) Jesús Adrián Romero ( 1 ) Johannes Greber ( 4 ) John MacArthur ( 1 ) Jorge Mario Bergoglio ( 12 ) Juan Hus ( 1 ) Juan Luís Cipriani ( 1 ) Juan Pablo II ( 1 ) Juan Vicente Boo ( 1 ) Judíos ( 1 ) juicio final ( 3 ) Juicio Investigador ( 9 ) Justificación por la fe ( 3 ) Kevin Rodríguez ( 1 ) La Deidad ( 8 ) La Gran Esperanza ( 2 ) La gran ramera ( 2 ) La ley dominical ( 10 ) La marca de la bestia ( 18 ) Las 7 trompetas ( 3 ) Lesbianas ( 4 ) Lesbianismo ( 6 ) Ley de Dios ( 14 ) LGTBI ( 4 ) Libertad Religiosa ( 6 ) Libros ( 1 ) Locuras sociales ( 26 ) Los 10 mandamientos ( 10 ) Los 144000 ( 5 ) Luis Gonzalves ( 4 ) Luteranos ( 1 ) Marcos Witt ( 1 ) María ( 1 ) Mary Glasspol ( 1 ) Masones ( 2 ) Matrimonios Gays ( 6 ) Mensaje de los tres ángeles ( 4 ) Milagros ( 2 ) Ministerios Independientes ( 1 ) Misticismo ( 1 ) Mormones ( 1 ) Muerte ( 3 ) Música ( 4 ) Música evangélica ( 6 ) Musulmanes ( 4 ) Navidad ( 2 ) New Age ( 1 ) Norberto Restrepo ( 9 ) Noticias adventistas ( 9 ) Novelas ( 1 ) Nueva Era ( 6 ) Nwe Age ( 3 ) Obispos católicos ( 1 ) Ocultismo ( 3 ) Oraciones ( 1 ) Ordenación de la Mujer ( 18 ) Otras denominaciones ( 6 ) Padre Federico Lombardi ( 4 ) Padrenuestro ( 1 ) Papa ( 29 ) Pare de Sufrir ( 3 ) Pastor Jens M. Kruse ( 1 ) Pastores adventistas ( 1 ) Pastores evangélicos ( 6 ) Pederastía ( 2 ) Películas ( 3 ) Pentecostales ( 2 ) Perfección ( 1 ) Perfeccionismo ( 1 ) Personas Transgénero ( 4 ) Perú ( 2 ) Pio XII ( 2 ) Pioneros adventistas ( 10 ) Política ( 1 ) Política y Religión ( 1 ) Postmodernismo ( 8 ) Pr. Doug Batchelor ( 2 ) Pr. Esteban Bohr ( 4 ) Pr. Heyssen J. Cordero ( 2 ) Pr. Luís Gonçalves ( 3 ) Pr. Patricio Olivares ( 1 ) Problemas teológicos ( 13 ) Profecía ( 63 ) Profecía falsa ( 13 ) Pronunciamientos del Heraldo ( 12 ) Pueblo de Dios ( 1 ) Rapto secreto ( 2 ) Recursos ( 1 ) Reforma Pro Salud ( 6 ) Reformistas ( 6 ) Reino Unido ( 1 ) Religión ( 4 ) Religiones comparadas ( 15 ) Resurrección ( 1 ) Rezar ( 1 ) Rezo ( 1 ) Roma ( 36 ) Rosario ( 1 ) Rowan Williams ( 1 ) Sábado ( 23 ) Sacerdotes católicos ( 4 ) Salud adventista ( 10 ) Salvación por Gracia ( 9 ) Salvación por obras ( 8 ) Santos y Santas ( 6 ) Santuario ( 5 ) Santuario Celestial ( 7 ) Satanismo ( 3 ) Sectas ( 7 ) Secularismo ( 3 ) Segunda Venida ( 7 ) Sello de Dios ( 21 ) Señor de los milagros ( 2 ) Sermones ( 4 ) Sistema papal ( 12 ) Sodomismo ( 1 ) Ted Wilson ( 3 ) Teología ( 12 ) Terremotos ( 6 ) Testigos de Jehová ( 5 ) Theodore McCarrick ( 1 ) Tradiciones ( 4 ) Trinidad ( 11 ) Trinitarismo ( 7 ) Vara del pastor ( 1 ) Vegetarianismo ( 5 ) Videos adventistas ( 29 ) Virgen María ( 3 ) Watchtower ( 5 )