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domingo, 26 de mayo de 2013

¿Qué significa la expresión "cántico nuevo"?


“Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; Cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo. Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad.” (Sal. 33: 1-4).

Este salmo hace un llamado a los adoradores a regocijarse en Jehová porque su palabra es recta y toda su obra es hecha con fidelidad. Además, hay que alegrarse y cantar a Jehová porque sus ojos están sobre los que le temen y les libra de la muerte (vv. 4-22). Se menciona el arpa que era el instrumento por excelencia para alabar a Dios en el santuario y el decacordio, que era una lira de diez cuerdas.[1] El cántico nuevo no era un nuevo ritmo musical o la incorporación de nuevos instrumentos, sino el relato de una nueva experiencia con Dios a través del canto.

Isaías dice: “Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.” (Isa. 42:10)

¿Cuál es el motivo de este cántico Nuevo? Según Isaías 42: 1- 6 el motivo es el siguiente: “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley. Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.”

El pueblo es llamado a cantar un cántico nuevo porque Dios enviará su Mesías, sobre quién ha puesto su Espíritu. El cántico Nuevo no tiene absolutamente nada que ver con la implementación de nuevos ritmos o estilos musicales, sino con el mensaje del canto. Es el canto de una nueva experiencia en Dios. Según Edward Young: “El anuncio que Isaías está declarando las próximas cosas nuevas, incluso antes de que cualquier señal de ellos haya aparecido, es garantía suficiente para que la gente cante un cántico nuevo.”.[2]

El mismo principio se repite en Apocalipsis 5:8-10: “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Es interesante notar el hecho que los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos cantan un cántico sobre la experiencia de los que han sido redimidos en la tierra y no sobre su propia experiencia. Los mejores manuscritos griegos omiten las expresiones “nos” en el v. 9 y v.  20. Además, la expresión “reinaremos” debiera traducirse correctamente como “reinarán”. El punto que queremos resaltar es que en este pasaje el cántico nuevo es cónsono con su uso en el Antiguo Testamento. En este caso es un canto que expresa como el Cordero nos ha redimido con su sangre para Dios y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios. El cántico Nuevo es la expresión de una nueva experiencia mediante el canto y no la introducción de nuevos cantos importados del paganismo o nuevos ritmos musicales tal y como algunos enseñan.

En Apocalipsis 14:3 los redimidos cantan un cántico nuevo. Estos son descritos como los que “siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” (vv.4-5). En Apocalipsis 15:3 dice que este cántico que cantan los 144,000 es el cántico de Moisés y del Cordero. Solamente ellos lo pueden cantar, porque solamente ellos pasaron por tal experiencia. Apocalipsis 15:3, 4 dice: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.”

Al hacer un análisis del cántico nuevo en la Biblia, no se puede llegar a otra conclusión que es un canto que relata una nueva experiencia. Aquellos que utilizan la expresión “cántico nuevo” para justificar la introducción de ritmos populares en el culto, han sacado la expresión fuera de su contexto bíblico.

Rafael Montesinos
Máster en Religión de la Universidad de Andrews
Trabajó 20 años como pastor en la Asociación Adventista del Oeste de Puerto Rico (1979-2009). Produjo programas de radio y televisión para la Asociación Adventista del Oeste de Puerto Rico y para la cadena de Los Tres Ángeles (3ABN).
Además, también apoya como consejero del Ministerio de Investigación Adventista y consejero editorial de la revista digital bíblico-teológica Didajé.




[1]Frank E. Gabelein. The Expositor’s Bible Commentary (Zondervan publishing House. Grand rapids, 1991), Vol. 5, pág. 277  

[2]Edward J. Young. The Book of Isaiah (William B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, 1996), Vol. 3, pág. 125

viernes, 24 de mayo de 2013

El sello de Dios, el sellamiento y los 144000



Dale Ratzlaff, un ex adventista, rechaza el sábado como sello de Dios y como prueba de lealtad para el tiempo del fin. Para él, no tiene sentido guardar el sábado y recibir al mismo tiempo el evangelio de Cristo.[1] ¿Por qué? ¿Está en lo cierto lo que declara Ratzlaff? ¿Qué relación tiene el sábado con el evangelio? Además, la Biblia describe dos tipos de sellos divinos, con relación a Apocalipsis 7. ¿Cuál se aplica a este capítulo? ¿Qué mensaje tan importante tiene el sellamiento capaz de cortar la secuencia de los dos últimos sellos?
En este estudio, basándonos sobre Apocalipsis 7, se desea también identificar a los 144 000 sellados ¿Éste número es literal o simbólico? Las respuestas se encuentran en la sola Scriptura.

El sello de Dios en Apocalipsis 7

La Biblia describe dos sellos divinos. Primero, el evangélico, identificado por Pablo como la seguridad de salvación del creyente dada por el Espíritu Santo (Ef 1:13; 4:30; 2 Co 1:21, 22). Cristo nos “ha ungido” y, por lo tanto, “también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones” (2 Co 1:22). No obstante, el sello del Espíritu Santo “no debe identificarse completamente con el único sello apocalíptico que los ángeles colocarán”,[2] en las frentes de los siervos de Dios (Ap 7:1-3).
Segundo, el sello escatológico o apocalíptico incluye, según Veloso, “un elemento espiritual invisible y un elemento formal visible. Los dos están relacionados con Dios”.[3] El primero es el nombre o el carácter del Cordero y del Padre, escritos en sus frentes (Ap 14:1), mientras que el segundo, implica lealtad a Dios a través de la observancia del sábado, porque establece el título de Dios, su poder creador y su jurisdicción universal.[4] Ezequiel afirma: “y les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvéh que los santifico” (20:12). Elena de White comenta: “El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues ése es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en obediencia a la ley del Estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del día de reposo (sábado), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador. Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la Bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios”.[5]
En este sentido, el sello escatológico, aparte de ser la señal de protección contra las siete últimas plagas de la ira de Dios (Ap 16), es una señal externa añadida al sellamiento interno del Espíritu, como señal de aprobación divina durante la última prueba de fe. Tiene un “propósito diferente que el de asegurar la salvación personal”.[6] Esto implica que “no hay evangelio sin el sábado y no hay sábado sin el evangelio. La Escritura combina inseparablemente los dos, especialmente en los acontecimientos de los tiempos finales”.[7]

El sellamiento

El sellamiento de Apocalipsis 7 es una pausa (interludio) en la secuencia de los siete sellos. Es parte del tiempo del sexto sello y “ocurre antes del séptimo, durante el tiempo del juicio investigador”;[8] al mismo tiempo completa el tema del quinto sello (Ap 6:9-11): la gran tribulación del pueblo de Dios. Responde a la pregunta: “¿y quién podrá sostenerse en pie?” (6:17). Esta cuestión también la plantearon Joel (2:11), Nahum (1:6) y Malaquías (3:2). La respuesta que dan es: teniendo un arrepentimiento verdadero (Joel 2:12-27; Nah 1:7; Mal 3:3, 4). Nahum insiste que solo Yahvéh es “fortaleza en el día de angustia; y conoce a los que en él confían” (1:7). Promesa similar que aparece en Apocalipsis 7.
Mientras se realiza el sellamiento, cuatro ángeles (7:1) frenan en la tierra para que no sea destruida por las guerras (4 vientos, Jer 49:36; Dn 7:2; Zac 6:5). Esto indica que “la acción bélica es muy inflamable”.[9] Su ubicación en los cuatro ángulos de la tierra (puntos cardinales, v. 1; cf. Is 11:12; Ez 7:2; Ap 20:8), implica que la crisis final es universal y que el sellamiento se ejecuta en la tierra.
Esta advertencia también la hizo Jesús refiriéndose al tiempo del fin (Mt 24:6). La crisis es causada por los poderes perseguidores y por la ira del Cordero manifestada en el castigo a los perseguidores con las siete últimas plagas (Ap 6:16, 17; 15:1). Solo son contenidos por intervención divina, así lo sugieren los participios estwtaj “de pie” y kratountaj“deteniendo” (v. 1). Un quinto ángel con “el sello del Dios vivo” (7:2) ordena a los otros ángeles que sigan con su tarea hasta que se haya completado (v. 3) el sellamiento de los 144 000. Éste ángel es el tercero de Apocalipsis 14,[10] y por la frase “donde nace el sol” (7:2; cf. Isa 41:2, 25; Ez 43:2; Mal 4:2) representa a Cristo como el sol de Justicia.[11]
El propósito del sellamiento es “mostrar quiénes se sostendrán en pie en el día de la retribución”.[12] El remanente debe integrar a su vida el carácter de Dios y la observancia del sábado. El creyente se define a favor de Dios. La obediencia al cuarto mandamiento se convierte en una señal de santificación. Así se alienta al remanente a ser perseverantes hasta el fin en su fe en Cristo. Los 144 000 pueden “permanecer firmes en el día del Señor sin temor, porque tienen un refugio contra la ira del Cordero”.[13] Dios ha prometido: “Yo soy tu escudo” (Gn 15:1; cf. Sal 28:7; 119:114). Note, que el sellamiento estará seguido por el fin del tiempo de gracia,[14] y cuando se inicie la gran tribulación, el sello divino protegerá a quien lo tenga.
Los 144 000 son identificados como “siervos de Dios” (Ap 7:3). Dios conoce a los suyos (2 Ti 2:19) y el sello indica propiedad. Por eso, ellos serán protegidos en el tiempo del Fin (Mal 3:16-18). La protección divina es esencial para el pueblo de Dios que pasará esta prueba. Esta es la promesa adicional, establecida con seguridad en Ap 7. Dos tipos históricos apoyan el propósito del sellamiento. Para cuidar a su pueblo del ángel de la muerte, Dios había ordenado a Israel que pintara los dinteles de sus casas con la sangre de un cordero (Éx 12:13). Esta señal era una expresión de su confianza en la protección de Yahvéh frente al juicio sobre Egipto, era además señal de que pertenecían al Dios del pacto. En la visión de Ezequiel, 6 ángeles son enviados a Jerusalén para matar a los idólatras que había en el templo y en la ciudad.
Pero un ángel especial es enviado para colocar una señal en la frente de los arrepentidos (Ez 9:4). Estos fueron protegidos, Dios ordenó: “a ninguno de los marcados toquen” (9:6). Note que la justicia divina se aplicó después de que el ángel completó su tarea de señalar (v. 10). En ambos textos se da la misma secuencia: primero el sellamiento y después la aplicación de los juicios divinos. De esta forma, Apocalipsis 7 es el anti tipo de los tipos históricos. Ello implica que solo los sellados sobreviven a las plagas postreras (Ap 16).
Finalmente, el sellamiento apocalíptico según Apocalipsis 22:11, “significa la fijación definitiva del carácter”.[15] Esto implica un “afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritual, de modo que los sellados son inconmovibles”.[16] Esto depende del estudio de las Escrituras y nuestra relación con Dios. Debe considerarse además que el sello apocalíptico lo recibirán quienes hayan recibido el sello del evangelio del Espíritu de Cristo.

Los 144 000

El número es simbólico; el texto así lo exige.[17] Este grupo estará con el Cordero en el monte Sión, porque son sin mancha (Ap 14:1-15) y “representa la totalidad de los redimidos del último tiempo. Todo el remanente del fin”;[18] es decir, los que fueron sellados para la crisis final.
Las doce tribus en este sentido tienen que ser espirituales. Corresponde al Israel espiritual de Dios, perfecto y completo, salido de todos los pueblos de la tierra. El número 144 000 es descompuesto por Juan en 12 x 12 x 1000. El número 12 señala algo completo. Éste debe “entenderse en su significado en el sistema del pacto como representando al pueblo del pacto o el reino de Dios. La multiplicación expresa la totalidad del pueblo de Dios en el tiempo del fin”.[19] Así el “número 144 000 representa al pueblo del pacto de Dios en todo el mundo durante la crisis final de la era cristiana”.[20] En este sentido, es símbolo de simetría, hermosura unidad y perfección (Ef 5:25-27; cf. Ap 14:5) del pueblo escatológico de Dios.
Entonces, a la pregunta de Apocalipsis 6:17, el capítulo 7 responde “el remanente santo que ha salido victorioso del juicio divino (Ap 7:1-8) y que luego es presentado ante el trono de Dios como un pueblo glorificado (vv. 9-17)”. Isaías (4:3-6), Malaquías (3:16-18) y Daniel (12:1) plantean que habrá un remanente en el tiempo del fin. Daniel afirma que solo los registrados en el cielo como ciudadanos del reino de Dios serán librados de la tribulación final (vv. 1, 2). Este grupo es protegido no solo de la muerte física, sino de los poderes sobrenaturales de destrucción, tanto demoniacos (Ap 9:4) como divinos (Ap 16). Solo así se cumple la promesa: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Ap 3:10).
La “gran multitud” mencionada en la segunda parte de la visión no es un grupo diferente. Es la gente redimida y glorificada que había “salido de la gran tribulación” (Ap 7:9, 14), están en el cielo “delante del trono y en la presencia del cordero” (Ap 7:9). Estos, los 144 000, son presentados en una escena posterior a la segunda venida de Cristo. Allí estarán todos los hombres “de toda raza y lengua y nación” (Ap 5:9, 19; 7:9; cf. Ro 4:12, 16; Gá 3:26-29). En este sentido, se puede establecer que la primera parte de Ap 7 describe a la iglesia militante, y la segunda a la iglesia triunfante.[21]
Note que Juan no declara que vio 144 000 israelitas, solo dice: “y oí el número” (Ap 7:4). Cuando se da vuelta para ver a los sellados, solo vio una gran multitud de vencedores, “la cual nadie podía contar” (Ap 7:9).[22] En la visión del capítulo 14, Juan ve a los 144 000 también “delante del trono” (v. 3) mientras “siguen al Cordero por dondequiera que va” (v. 4). De esta forma, “Juan identifica a los 144 000 israelitas espirituales como los innumerables creyentes en Cristo, el Cordero de Dios”.[23] “El verdadero Israel de Dios no está limitado a 144 000 judíos literales, sino que es un símbolo de la totalidad del Israel espiritual entre toda la raza humana”.[24]
           Este grupo está vestido de blanco (7:9) y han salido de la gran tribulación (Dan 12:1; Mt 24:21, 22). Ellos “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7:14). No se puede interpretar literalmente el texto. Está cargado de significado espiritual. Ellos “han lavado las ropas de su carácter por la fe y confianza en la muerte expiatoria del Cordero”.[25] Esto señala la eficacia de la cruz en la redención del hombre (1 P 1:18, 19; cf. 1 Jn 1:7) y es a su vez, el secreto de la victoria (cf. 7:15). Solo así se puede entender que no se hayan “contaminado” con otras ideas religiosas ajenas a la Biblia, “siguen al Cordero por dondequiera que va” (14:4); en “sus bocas no fue hallada mentira” (14:5) y que sus vidas sean protegidas durante la gran tribulación.
Apocalipsis 7 termina con la expresión: “el Cordero que está en medio del trono” será el Pastor (7:14, 17; cf. Is 49:19; Ez 34:23). También se les asegura que “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Ap 7:17; 21:4). No hay mejor promesa en la Biblia para aquellos que pasarán la crisis más difícil que le tocará vivir al pueblo de Dios.

Conclusión

El sello de Dios tiene una dimensión externa e interna para los siervos de Jesucristo en el tiempo del fin. Por un lado, es interna puesto que el Espíritu Santo sella como una señal de aprobación. Por otro lado, es una señal externa que, sobre la base de la Biblia y los escritos de la Sra. White, viene a ser el sábado. Este sellamiento, tanto interno como externo, no abole ni el evangelio ni la observancia del sábado.
El sellamiento, según Apocalipsis 7, tiene dos connotaciones: (1) Es una señal que identifica a los hijos de Dios que no recibirán las plagas postreras, (2) Es la fijación definitiva del carácter. Por el contexto del capítulo estudiado, los 144 000 no pueden ser un número literal sino simbólico. Con relación a la Gran Multitud, los 144 000 y la Gran Multitud, según las Escrituras, son el mismo grupo.

Por
         Mg. Edgar Horna S.
Universidad Peruana Unión

Artículo publicado en la Revista de Teología Estrategias 6, no. 2 (2009): 29-36.



[1]Dale Ratzlaff, The Sabbath in Crisis (Applegate, CA: Life Assurance Ministries, 1990), 304.
[2]Hans K. LaRondelle, Las profecías del fin (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 153; varios autores creen que el sello de Apocalipsis 7 es el Espíritu Santo, ver Ralph Bass, Back to the Future: A Study in the Book of Revelation (Greenville, SC: Living Hope, 2004), 204; Stewart Custer, From Patmos to Paradise: A Commentary on Revelations (Greenville, SC: BJU Press, 2004), 87.
[3]Mario Veloso, Apocalipsis y el fin del mundo (Nampa, ID: Publicaciones Interamericanas, 1998), 128.
[4]C. Mervyn Maxwell, Apocalipsis: sus revelaciones (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991), 190; cf. Elena de White, Sign of the Times, marzo 22, 1910; cf. Ibíd., Review and Herald, julio 13, 1897.
[5]Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1954), 663; Ibíd., Patriarcas y Profetas (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1955), 315.
[6]LaRondelle, 153; cf. Grant R. Osborne, Revelation, Baker Exegetical Commentary on the NT (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2002), 310.
[7]Norman Gulley, ¡Cristo viene! (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003), 379.
[8]Veloso, 128; LaRondelle afirma: “las señales cósmicas introducen el día del juicio”. Ver LaRondelle, 150.
[9]Veloso, 128; “angustia sin precedentes”, Ver Gulley, 381, 517; cf. Elena de White,Comentario bíblico adventista, trads. Ampuero Matta y Nancy Vhymeister (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 7:978, de aquí en adelante CBA; Carta 79 (1900); White ve también “terremotos, tempestades y lucha política”, Testimonio para Ministros (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1961), 452; Ibíd., Review and Herald, junio 7 (1887); Osborne, 306.
[10]Urías Smith, El Apocalipsis (Mountain View, CA: Pacific Press, 1949), 2:116.
[11]Heinrich Kraft, Die Offenbarung des Johannes, Handbuch z. NT 16a (Tübingen: J. C. B. Mohr, 1974), 125.
[12]LaRondelle, 151.
[13]LaRondelle, 151; cf. Ralph E. Bass, Back to the Future: A Study in the Book of Revelation (Greenville, SC: Living Hope Press, 2004), 200; Osborne, 302.
[14]Elena de White, Conflicto de los siglos, 671-2.
[15]LaRondelle, 160.
[16]Elena White, Eventos de los últimos días (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1992), 224; ver CBA, “Comentarios de Elena de White”, 7A:171; 4:1183.
[17]Una interpretación literal tiene varios problemas sin solución: (1) la gracia divina limitada solo a 144 000 de cada tribu en el tiempo del fin contradice la extensión que tiene el mensaje de los tres ángeles (cf. Jn 10:16; Ef 2:19; Fil 3:20; Heb 3:1); (2) la existencia de descendientes directos y puros por cada tribu es bien difícil de probar ya que las tribus se mezclaron durante el exilio babilónico; (3) la lista de Ap 7 (José y Leví se incluyen) no es exactamente la misma que las de Gn 49 y Ez 48; observaciones similares hacen varios autores, Ver Osborne, 303.
[18]Veloso, 129; cf. Maxwell, 190.
[19]LaRondelle, 156; Ezell afirma que el número es la multiplicación de doce (apóstoles) por diez (número de lo completo) y elevado a la tercera potencia (número de la deidad); ver Douglas Ezell, Revelations on Revelation (Waco, TX: Word Books, 1977), 60; Ralph, 204; Osborne, 310.
[20]LaRondelle, 156.
[21]R. C. H. Lenski, The Interpretation of St. Johh’s Revelation (Minneapolis, MN: Augsburg, 1963), 245.
[22]Este modelo de oír, y luego volverse a ver, es usado por Juan en Ap 1:12, 13; 5:5, 6. Lo que él ve es una aclaración de lo que primero solo había oído; cf. David Aune,Revelation 6-16, en Word Biblical Commentary (Dallas: Word, 2002), 52B:459.
[23]LaRondelle, 155.
[24]LaRondelle, 155; cf. R. H. Charles, The Revelation of St. John. 2ts. ICC (Edinburgo: T&T Clark, 1975), 1:200; Bass, 202; “de todas las épocas”, ver G. K. Beale, The Book of Revelation: A Commentary on the Greek Text, en The New International Greek Testament Comentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1999), 412.
[25]LaRondelle, 160.

jueves, 16 de mayo de 2013

El sellamiento y el fuerte pregón



Introducción

¿Se puede descubrir lo que significa el sello de Dios en Apocalipsis 7? Es un desafío muy grande y requiere la máxima atención a las diversas porciones de las Escrituras que guardan relación con este tema.

El sellamiento

El sellamiento no es una figura totalmente nueva en las Escrituras. Su verdad recorre el texto bíblico, desde el inicio hasta el final. De hecho, se dice del mismo Abraham que éste fue sellado por la circuncisión (Ro 4:11).[1] Por lo tanto, es necesario recordar lo que la Escritura enseña sobre el sellamiento a lo largo de la historia de la salvación y de esa manera estar en condiciones de interpretar correctamente lo que Apocalipsis intenta describir.
Justamente, antes del éxodo se necesitó una distinción especial para el pueblo de Dios. Dentro de las especificaciones de la pascua se le pidió al pueblo de Israel que pintara el dintel de sus puertas con la sangre del Cordero (Éx 12:7). Esta señal sirvió para distinguir al israelita de quien no lo era. Todo primogénito de la casa que no tenía esta marca simplemente murió durante la noche de la décima plaga sobre Egipto. En este hecho, podemos observar que el sellamiento tiene el propósito de distinguir al pueblo de Dios justamente antes del castigo divino sobre los paganos.
Entre todas las imágenes relacionadas con el sellamiento en el Antiguo Testamento, ninguna es tan cercana al Apocalipsis, tanto en género como en contenido, como la visión que Ezequiel tiene acerca del escribano (Ez 9). Esta visión muestra que, justamente antes de la destrucción de Jerusalén, un varón vestido de lino quien llevaba en su cintura un tintero de escribano colocó una señal en la frente de los justos.[2] Esto se hace nuevamente, para diferenciar al justo del injusto, y para que los castigos no afecten igualmente a los dos.
Por otro lado, si estudiamos la palabra griega traducida por sello (sfragis)[3]descubriremos que todos sus usos en el Nuevo Testamento caen en la metonimia. Es decir, esta palabra alude a otra con un significado fuera del literal. De tal manera, que cuando el apóstol Pablo escribe “sello” lo hace para describir realidades espirituales como la certificación, marcación y verificación del verdadero cristianismo o incluso de su apostolado (1 Co 9:2; 2 Ti 2:19). Esto rememora la costumbre de sellar los documentos antiguos con símbolos de la autoridad del emisor. Esto se hacía para evitar suspicacias de todo tipo y, por lo cual, las marcas inconfundibles eran vitales ¡Incluso la tumba de Jesucristo fue sellada![4] A través del sello se asegura la veracidad y origen de un documento. Además, este sellamiento asegura la protección del objeto sellado, la inaccesibilidad a él y su pertenencia.[5] Este hecho es ilustrado ampliamente por los sellos encontrados en las excavaciones arqueológicas en Asiria[6] y en el propio Israel.[7]
Adicionalmente, el apóstol Pablo se refiere al sellamiento en términos sacerdotales cuando lo equipara con la unción del Espíritu Santo (2 Co 1:22; Ef 1:13; 4:30). De acuerdo con lo que él escribió, solamente el Espíritu Santo puede producir este sello en la vida del creyente. La cita de Pablo es simplemente una nueva presentación del ungimiento que era practicado en el sistema sacerdotal del Antiguo Testamento. Dentro de este sistema, ningún sacerdote podía ministrar sin recibir primeramente la unción (Lv 8:12; Éx 40:9-11). Ni siquiera el santuario podía funcionar como tal sin ella (Éx 40:13-15). De tal manera, el ungimiento llegó a ser la demarcación territorial de lo que le pertenece a Dios y está consagrado a él. A fin de cuentas, sólo Dios puede aprobar o desaprobar a quien quiere (Ro 9:16).
Sin embargo, existe un énfasis adicional dentro de las profecías apocalípticas. Pues este sellamiento ocurre poco antes de que sean desatados los vientos impetuosos del océano (Ap 7:1-4). En primer lugar, recordemos que este sello lo tiene un ángel que sube desde donde nace el sol. Para la mayoría de estudiosos, ésta es una referencia directa a Cristo.[8] En segundo lugar, quienes reciben este sello son los miembros del célebre grupo de los 144 000. Estos mismos aparecen nuevamente de pie sobre el monte Sión junto al Cordero (Ap 14:1). Es evidente que para entonces se encuentran victoriosos y gozosos de experimentar algo semejante a lo que Moisés experimentó cuando cruzó el mar rojo (Ap 14:3; 15:3). Obviamente, su experiencia es aún mayor.
Una característica esencial de este grupo es que en sus frentes estarán escritos los nombres del Cordero y de su Padre (Ap 14:1). Esto alude exactamente lo que ocurría con el sumo sacerdote cuando llevaba las palabras “santidad a Jehová” (heb. qodesh laYehwah), escritas en una placa de oro sobre su mitra. De esta manera, queda explicado aún más el sentido de este sello como un retrato de la impresión del carácter Divino en la vida del hombre.[9] En resumen, el sello es el trazado hecho por el Espíritu Santo en la vida del creyente y que consiste en la santidad del carácter.[10] Por otro lado, Apocalipsis coloca a los sellados en posición antagónica con los que han recibido la marca de la bestia (Ap 15:3). Estos últimos también recibieron una marca pero de confección enfáticamente humana (Ap 13:18).[11] Si comparamos ambas cosas, el sello del capítulo siete de Apocalipsis tendría además un carácter definidamente específico. El tal apuntaría a la santidad del carácter, pero reflejada de un modo muy particular en el guardar del cuarto mandamiento de la ley de Dios (Ez 20:20; Ex 20:8).[12]
Debido a que la señalización de los israelitas ocurrió justamente antes de que el ángel destructor pasara por Egipto (Ex 12:13) y esto mismo volvió a suceder en ocasión de la destrucción de Jerusalén (Ez 9:6), se puede esperar que el sellamiento descrito en Apocalipsis 7 ocurrirá antes de las plagas. Es necesario saber quién tiene el sello de Dios y quién tiene la marca de la Bestia justo antes de la primera plaga (Ap 16:2). Este sellamiento, una obra del Espíritu Santo, se está realizando a lo largo del mensaje de los tres ángeles.[13]
Este evangelio eterno predicado por los tres ángeles tiene un efecto creciente similar al de la semilla de mostaza (Mt 13:31-32). Esta semilla, aunque pequeña, empieza a crecer mucho de manera imperceptible. La misma realidad es graficada en Proverbios 4:18 cuando se afirma que “…la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”. Pues bien, el sellamiento sobre los hijos de Israel, el remanente espiritual, se va acrecentando a tal punto que en los símbolos apocalípticos se materializa el cumplimiento de las profecías clásicas referentes a la restauración de Israel y de esa manera alcanzan su clímax en la disposición de un Israel espiritual plenamente restaurado con sus doce tribus completamente selladas.[14] El sellamiento se realiza mientras el mensaje de los tres ángeles es proclamado por todo el mundo, a cada tribu, lengua y nación. Cuando esto se termine, la restauración plena del Israel espiritual estará lista y solo faltará la caída de las plagas antes de entrar en la Canaán celestial para la posesión de las promesas recibidas.
Cabe preguntar entonces. ¿Existe algo que podamos hacer para recibir el sello de Dios? El mismo mensaje de los tres ángeles responde: “¡Temed a Dios y dadle gloria! ¡Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra!” (Ap 14:7). El mensaje no podía ser más claro. La única manera de recibir ese sellamiento es hacer la parte que nos toca, la cual está explícita en este mensaje.

El fuerte pregón

El ángel que Juan ve no es totalmente diferente de los otros que ya vio (Ap 18:1). La palabra “allon”, traducida como “otro”, significa “algo que es del mismo tipo que lo anterior”.[15]
Es decir, el ángel de Apocalipsis 18 no es algo así como un cuarto ángel o un ser totalmente diferente con un mensaje controvertidamente distinto. En realidad, se trata del mismo mensaje del segundo ángel (14:8), pero amplificado.[16] Es muy importante distinguir esa semejanza para no construir la falsa teoría de un nuevo remanente dentro del remanente.

Comparación entre el mensaje del segundo ángel con el otro ángel de Apocalipsis 18:1
Mensaje del segundo ángel de Ap 14:8
Mensaje del ángel de Ap 18
¡Ha caído, ha caído Babilonia!
¡Ha caído, ha caído Babilonia!
¡Se ha hecho habitación de demonios!
¡Salid de ella, pueblo mío!
¡Sus pecados han llegado hasta el cielo!
¡En una hora vino tu juicio!
¡En ella se halló la sangre de los profetas y de los santos!

En la comparación de estos dos mensajes se puede percibir la amplificación de su contenido. Los elementos adicionales se encuentran en el contexto de juicio. Babilonia ha sido juzgada. Sus pecados han sido descubiertos y el cielo está emitiendo sentencia. El mensaje de Apocalipsis 14 es intensificado en el capítulo 18. Entonces, lo que tenemos aquí no es un cuarto ángel sino una explicación con más detalle del segundo.
Este aspecto es descrito por el hecho de que “la tierra fue alumbrada con su gloria”. Esta iluminación es inherente a la misma gloria (do,xa) que puede ser traducida como “esplendor” o “brillo”.[17] Es importante recordar que la iluminación de todo hombre fue siempre el propósito del plan de salvación. Tal como lo expresa el evangelio de Juan: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Jn 1:9). Los propósitos misioneros de Cristo se logran justamente cuando este ángel ilumina el mundo entero con su luz. Esto no significa obviamente que todo el mundo responda a su llamado. De hecho, lo hombres suelen rehuir la luz verdadera porque aman más las tinieblas (Jn 3:19-20).
Es importante leer el capítulo 18 a la luz del capítulo 17.[18] ¿Por qué? Porque el proceso de la caída de Babilonia ocurre justamente en el tiempo de la sexta cabeza de la bestia escarlata (Ap 17:10)[19] y porque la destrucción de Babilonia (cap. 18) es la contraparte del triunfo del Cordero (cap. 17).[20] No es el propósito de este artículo discurrir la identificación de cada una de estas cabezas; sin embargo, es esencial recordar que esta sexta cabeza señala el tiempo cuando justamente no está en acción el poder pleno de la Bestia. El mismo apóstol lo afirma al escribir que “La bestia que has visto, era, y no es y está para subir del abismo” (Ap 17:8). El único contexto posible lo encontramos en el capítulo 13 cuando la bestia empieza a sanar de su herida mortal. Esto es lo que ocurrirá cuando la Bestia esté por generar una resurrección de su poder en su propia imagen. Es entonces cuando se cumplirá plenamente la iluminación del mundo por parte de este poderoso ángel (Ap 18:1). Dicho en términos más sencillos, cuando el papado esté a punto de recuperar su posesión de poder total a través de las iglesias protestantes apóstatas, entonces ocurrirá el fuerte pregón que inundará la tierra del conocimiento de Dios tal como las aguas cubren el mar (Hab 2:14).

Conclusión

El sellamiento es la impresión del carácter divino en el remanente que aún queda y que sólo el Espíritu Santo puede realizar. Este sellamiento se realiza a lo largo del mensaje de los tres ángeles, pero de una manera muchísimo más notoria al inicio del fuerte pregón, cuando los que reciban el sello de Dios tendrán pleno poder para terminar la predicación del evangelio.[21] El aspecto visible de esta inscripción es el guardar el sábado como cuarto mandamiento de la ley divina. La obediencia a esta ley diferencia automáticamente a los sellados por Dios de los esclavos de la Babilonia Mística. Queda al remanente fiel seguir divulgando su mensaje y obedecer para disfrutar de las bendiciones que implica estar sellado por el Espíritu Santo.

Por
Michael Orellana Méndez
UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN

Publicado en la Revista de Teología Estrategias 6, no. 2 (2009): 87-94.


[1]La palabra utilizada para sello es sfragi,j.
[2]Estos justos son descritos como israelitas que claman por todas las abominaciones que se cometían en Jerusalén (Ez 9:4). Esta visión no tiene referencias a un futuro escatológico. Sin embargo, su naturaleza es muy similar a la contenida en Apocalipsis 7. Para comentarios adicionales ver Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, trads. Ampuero Matta y Nancy Vhymeister (Miami: Publicaciones Interamericanas, 1990), 4:637.
[3]Timothy Friberg, Bárbara Friberg y Neva F. Miller, “σφραγίς”, Analytical Lexicon of the Greek New Testament, CD-ROM, Biblioteca Digital Libronix 3.0c (Grand Rapids: Baker Books, 2000). En adelante ALGNT.
[4]Nichol, 4:541.
[5]Eldon Woodcock, “The Seal of the Holy Spirit”, Bibliotheca Sacra 155 (1998): 140-7.
[6]Pauline Albenda, “Of Gods, Men and Monsters on Assyrian Seals”, Biblical Archaeologist 41, no 1-4 (1997): 15-20.
[7]El sello de esta ilustración contiene las palabras “Perteneciente a Shema… sirviente de Jeroboam”. Este Jeroboam es, probablemente, Jeroboam I quien gobernó justamente después de la división del reino del norte y el reino del sur. De ser así, la figura del león representaba tanto a Israel como a Judá. Associates for Biblical Research, “Our Cover”, Bible and Spade 1, no 1 (1972): 2.
[8]Hans K. La Rondelle, Las profecías del fin (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 157.
[9]Siempre fue el propósito de la Deidad que el hombre llevase en sí mismo su propia imagen. Las palabras hebreas “imagen” (~l,c), y “figura”(tWmD>) de Génesis 1:26 hacen hincapié en esto.
[10]Carlos A. Steger, “O que significa `Viver sem intercessor”, en O Futuro: A visão adventista dos últimos acontecimentos, Alberto R. Timm, Amin A. Rodor y Vanderlei Dorneles, eds. (Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 2004), 208. En adelante OF.
[11]El mismo Apocalipsis aclara que el número es de hombre y que se repite tres veces. La repetición triple no es otra cosa sino una burlesca imitación del trisagio del libro de Isaías (Is 6:3). En concordancia con esto, el mismo apóstol Pablo identifica a la entidad emisora de este falso sello como “el hombre de pecado” (1 Ts 2:3-4).
[12]El mensaje de este remanente (Ap 14:7-9) tiene una relación directa con su sellamiento (Ap 15:2-3). Si el remanente reclama adoración verdadera (sábado) y luego logra ser vencedor sobre la marca de la bestia; esto indica que ambas cosas están antitéticamente conectadas.
[13]“Se denomina sellamiento a un proceso espiritual, invisible para los ojos humanos, que se halla en marcha y que finalizará bien pronto, al fin del tiempo de gracia” (énfasis añadido). Fernando Chaij, Preparación para la crisis final (California: Pacific Press, 1966), 45.
[14]Es imposible interpretar las doce tribus de Israel como literales siendo que once de ellas se perdieron después de la caída de Samaria el año 722 a.C. En los propios días de Ezequiel la restauración de las doce tribus de Israel solo podían tener un cumplimiento no estrictamente literal (Ez 48:2; 7:23-29).
[15]alloj denota otra cosa del mismo tipo. Esto contrasta grandemente con τερος que conlleva la idea de algo totalmente diferente. T. Friberg, Friberg y Miller, “alloj”, ALGNT, 44.
[16]Gerhard Pfandl, “A Escatologia de Ellen G. White”, OF, 314.
[17]Friberg, Barbara y Miller, “do,xa”, ALGNT, 119.
[18]LaRondelle, 428.
[19]Antolín Diestre Gil, El sentido de la historia y la palabra profética (Barcelona: CLIE, 1995), 2: 535.
[20]Ekkerhardt Müeller, “Insight into the Christology of the Book of Revelation”, enCristología, Heber Pinheiro, et. al (Cochabamba, Bolivia: Universidad Adventista de Bolivia, 2009), 106.
[21]Norman Gulley, “O ´outor` segundo advento”, OF, 217.

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