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domingo, 20 de marzo de 2011

Te me caíste Pablo Santomauro: Respuesta a su comprensión sobre el sábado



Debo confesar que en un inicio  simpaticé en varios temas con Pablo Santomauro especialmente cuando hace apologética contra Mario Olcese, apologeta sociano. Después, cuando me encontré que arremetía contra los adventistas del séptimo día, me dio curiosidad leer sus escritos. Me perecieron interesantes, pero al final me decepcionaron. Así de simple. Decepción total.
¿La razón?: Argumentos simples, versos fuera de contextos y poco conocimiento de quiénes son su materia de estudio.
No obstante, para decepción adicional, me encontré este video en youtube y la verdad mi decepción se convirtió en tristeza.

Analizando el video

1. El afamado apologeta evangélico dice: "La Biblia no ensena que los cristianos deben guardar el sábado como día de reposo".

Respuesta: Sr. Pablo Santomauro, si la Biblia no ensena que debemos guardar el día sábado como día de reposo, entonces qué día ensena que debemos guardar? Marcos 2:27 dice: "El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado". La palabra griega para hombre es antropos y generalmente indica humanidad. Entonces, allí claramente dice que el sábado fue hecho no solo para los judíos, adventistas, sino para toda la humanidad. Adán y Eva, eran judíos? No, ellos eran el génesis de la humanidad. El sábado fue para ellos también, como lo fue para Moisés, Jesús y los discípulos.

2. Santomauro dice: "En ninguna parte de la Biblia dice que el reposo debe ser en sábado... la Biblia no le pone nombres a los días de la semana". 

Respuesta: "Es cierto que en el hebreo Bíblico los días de la semana no tienen nombre. Eso ocurre con los seis primeros días. Pues para nombrarlos la Biblia sólo dice: primer día, segundo día… etc (no tienen nombre propio como domingo o lunes). 
Ejemplo de esto es que en el hebreo se usa la palabra “yom” que signfica “día” pero no ocurre así cuando llegamos al séptimo o sábado. En este caso el hebreo bíblico sí tiene un nombre para este día y es la palabra “Shabbat” que significa reposo y es la nominación del séptimo día. 
Es este el motivo por el cuál en la versión de Reina Valera de 1960 Sociedades Bíblicas unidas coloca un asterisco cada vez que hay la expresión “día de reposo” a un pié de página que dice: “aquí equivale a sábado” y a partir de la versión de Reina Valera 1995 traducen directamente la frase “día de reposo” como “sábado” que es una mejor traducción, pues es el nombre del séptimo día en la Biblia por su estrecha correlación con el reposo. 
Claramente Pablo Santomauro evidencia un pobre conocimiento sino nada, o de la lengua hebrea porque ha dicho algo completamente desubicado.
Cualquier filólogo, traductor o teólogo con conocimiento de lenguas bíblicas afirmaría lo contrario.

bueno o si no vayan a ver en las diversas traducciones de la Biblia cómo es que en muchas no se usa la frase “día de reposo” sino directamente “sábado” (mira por ejemplo la Vulagata Latina, Nueva Versión Internacional, RV 1990, Nueva Biblia Española, la Biblia de Jerusalén, la Biblia de oro Torres Amat, etc., eso sin contar las traducciones inglesas que hablan del sábado -nombre propio- en su respectivo idioma como la NKJ 2000).
Bueno en realidad esto definitivamente le quita de plano toda la autoridad a este señor que demuestra no tener mucho conocimiento sobre estos asuntos.

3. El apologeta dice: "Cuando la Biblia descansen el sábado, no se refiere al sábado de nuestro calendario... La biblia dice que debemos trabajar seis días y el séptimo debemos descansar...".

Respuesta: Entonces al domingo? Me causa gracia. Me imagino a Jesús reposando un día miércoles. A Pablo, el apóstol reposando un jueves. Y cuando le hacen preguntas sobre el sábado dice: No importa el día, sino la intensión. 
Es que ese es el problema de los evangélicos en general, que no entienden la teología del sábado. El sábado no es un día de culto, es un día en el cual reconoces que TÚ ERES HOMBRE CREADO Y DIOS ES DIOS CREADOR. Si Jesús hubiera querido dar esa enseñanza no hubiera esperado que nazca Santomauro para decir que cualquier día puede ser el día de reposo. Jesús guardó el sábado, el día de Reposo.

4. Pablito dice: "de la misma forma, cuando la Biblia dice que Jesús resucitó el tercer día no significa que Jesús resucitó el miércoles".

Respuesta: Claro pues apologista, te has respondido solo. Si la Biblia dice que Jesús resucitó el tercer día, no significa que Jesús resucitó el miércoles. Simple. No puede ser miércoles, pues es el domingo. Así de simple. No puedes cambiar un día ya establecido. Si la Biblia dice que el sábado es el día de reposo, no puede ser el domingo, o el lunes. Pues es día de reposo, el sabbath.

5. Santomauro menciona: "La Biblia no requiere un día de reposo. Por ejemplo, colosences...".

Reposo: No sé porque motivo NO DICES QUÉ CAPÍTULO Y VERSÍCULO, pero seguramente es Colosenses 2:14-17, lo haces únicamente para mostrar una vez más tu falta de conocimiento bíblico y manifestar tu pobre comprensión teológica. Deberías estudiar y comprender este texto en su contexto y no verlo a primera vista e interpretar porque cometes errores garrafales.
El versículo 17 es vital para entender lo que Pablo, el apóstol, está queriendo decir en estos versículos. A continuación escribo colosenses 2:16 y 17 teniendo en cuenta que se ha leído también los versículos anteriores:
(LBA): “(VERS 16): Por tanto, que nadie se constituya en vuestro juez con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo; (VERS. 17): cosas que sólo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.” 

Claro es que las cosas que Pablo menciona en el versículo 16 (las comidas, bebidas, días de fiesta, lunas nuevas y sábados -que hay que ver a qué “sábados” se refiere-) son sombra de Cristo. Sin embargo aquí no se refiere al sábado semanal o séptimo día de la semana pues éste nunca tuvo la función de ser “sombra” o ilustración de lo que vendría a realizar Cristo, pues fue “santificado” por Dios (Gn. 2:2, 3 donde se usa el verbo hebreo qodesh -santificar- que significa “apartar para su uso sagrado”) desde la creación cuando aun no había pecado (y por consiguiente aun no era necesaria la muerte de Jesús). 
Por lo tanto los “sábados” o “días de reposo” que Pablo menciona aquí deben ser aquellos que bíblicamente apuntan a Jesús y no los sábados semanales. 
¿Y cuales son estos “sábados” que apuntaban a Jesús o eran sobra?: Eran los sábados ceremoniales mencionados en Levítico 23:4-44. Por ejemplo en Levítico 23:24 el día conocido como el “día de las trompetas” (1er día del 7mo mes) se lo denominaba sábado en hebreo por cuanto nadie trabajaba y era una festividad judía que los cristianos ya no necesitaban observar. Nueve días más tarde venía otro “sábado” ceremonial: el día de la expiación (Levítico 23: 27-32). Cinco días después del día de la expiación venía la conocida fiesta de las cabañas en donde los días 15 y 22 de ese séptimo mes eran considerados sábados ceremoniales (Levítico 23:39), no por caer en séptimo día de la semana (porque no siempre caían en séptimo día de la semana) sino porque eran días en los que no se laboraba. 
Si estudias con atención este pasaje te darás cuenta que en Colosenses Pablo se refiere a estos sábados, no a los sábados semanales, pues además si se refiriera a estos, las lunas nuevas, comidas o bebidas no tienen nada que ver con el decálogo pues estaría descuadrada entonces la afirmación de Pablo.

6. El apologista dice: "Pero en realidad, no tiene importancia para Dios la forma en que disponemos de nuestros días... Dios no se fija si adoramos a Dios los domingos por la manana, sábados por la noche o martes a medio día...".

Respuesta: De cuando acá Dios tiene a su portavoz, lee la mente de Dios, dice que a Dios no le importa. Cuándo le dijo eso? Dónde dice eso? La cereza de la torta de sorpresas de mentiras y argumentos simples es que argumentas que no hay un día de reposo finalmente, sino medio día, un cuarto...etc.
Decepción total.

7. Santomauro dice: "siempre en cuando vivamos fieles a Dios"

Respuesta: Qué es la vivir fiel a Dios? Creo que por todo lo que dices, no conoces de fidelidad pues manifiestas a leguas que la fidelidad es seguir tus propios intereses y no la voluntad de Dios.


Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


Desastres naturales: ¿Obra de Dios o de Satanás?

En los últimos años, nuestro planeta ha estado sufriendo un número creciente de desastres naturales: terremotos, huracanes, sequías, inundaciones y un tsunami devastador. Algunas de estas crisis, aunque menos dramáticas, tales como el calentamiento global y el consecuente retroceso de los glaciares y del casquete ártico, han planteado interrogantes en muchas mentes al respecto de sus causas. ¿Son estos sucesos resultado de leyes naturales todavía mal comprendidas? ¿Es el maltrato humano del ambiente la verdadera causa? Los creyentes de distintas religiones también se plantean si estas catástrofes no son castigos enviados por una deidad airada. Los creyentes en la Biblia han reflexionado sobre los papeles respectivos que juegan Dios y Satanás como protagonistas de última instancia en un drama cósmico.¿Será que estas calamidades señalan en dirección a un acontecimiento culminante de la historia humana?

Al tratar de entender qué papel juega Dios en los desastres naturales, tenemos que evitar caer en la trampa promocionada por Satanás, a saber, que los desastres de los últimos días de la historia provienen de un Dios afrentado y airado. Justamente así es como Satanás ha estado pintando a Dios desde el Edén e incluso antes. Sin embargo, de acuerdo con la Biblia, estamos en medio de las últimas horas de un conflicto cósmico, el Gran Conflicto que ha aquejado al universo desde que hubo “guerra en el cielo” (Apocalipsis 12:7).


Un vistazo a la profecía bíblica

En el Apocalipsis leemos que hacia el final de la historia humana Dios, por medio de sus ángeles, estará“deteniendo los cuatro vientos de la tierra para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” (7:1). Antes del tiempo del fin, esta tierra habrá visto todo tipo de aflicciones aquejando los continentes, el mar y la vegetación. Pero no hemos visto todavía nada como lo que ocurrirá cuando los vientos de destrucción sean completamente liberados del poder retentivo de los cuatro ángeles que reciben sus órdenes directamente de Dios mismo.1

¿Por qué se detiene todavía a los vientos? El pueblo de Dios no ha sido completamente sellado todavía con la aprobación del Señor “escrita en su frente” (Apocalipsis 14:1). El sello divino de aprobación será colocado sobre aquellos que lo puedan representar adecuadamente al mundo, los que digan la verdad acerca de Dios y testifiquen de su poder, que es, de nuevo, lo que Satanás ha estado tratando de impedir por un tiempo muy largo. Aquí hay gente que está ahora lista para permanecer firme en medio de las angustias de los últimos días descritas en los versículos finales de Apocalipsis 6. ¿Y qué decir de estos vientos? Representan la obra maléfica de Satanás que están por ser liberados de la mano restrictiva de Dios. Todo esto puede ser comprendido mejor a la luz del Gran Conflicto. Es la reproducción del libro de Job, pero a escala colosal: fuego que cae del cielo y quema las ovejas de Job y sus siervos, pandillas de bandidos que merodean a su gusto, un gran viento del cielo que destruye una casa y mata a sus hijos (Job 1 y 2). ¡Satanás es increíblemente malvado! Y sigue siendo el mismo hoy como era en días de Job.


El papel de Satanás

La bien estudiada estrategia de Satanás siempre ha sido confundir, engañar y destruir la paz del mundo. Ha sido “homicida desde el principio” (Juan 8:44). ¿Por qué? Para eliminar toda esperanza y confianza entre los miles de millones que habitan en la tierra de que Alguien más poderoso, fiel y justo reina sobre el universo Pero, ¿dónde está Dios? Dios, dentro de los propósitos del Gran Conflicto, permite este ataque final de engaño y aflicción, ya no sólo sobre un hombre llamado Job sino ahora sobre todo el planeta. Todo lo que Job llegó finalmente a saber sobre lo que había detrás de las catástrofes que estaban sufriendo él y su familia –incluyendo fuego del cielo y un viento devastador– Dios se lo hizo saber con posterioridad. Pero hasta entonces, fueron tiempos muy amargos. Job supo sólo más tarde que Dios había sido desafiado por Satanás, quien estaba furioso porque Job había sido bendecido con una gran familia y abundante prosperidad. Satanás acusó a Dios de favoritismo, de que la razón por la cual Job era tan fiel en su obediencia religiosa era porque Dios le había puesto un “cerco” alrededor y de esta manera había comprado su obediencia (Job 1:8-12; 2:3-7).

Y entonces aparecen los teólogos diletantes que vienen a explicar a Job por qué había tenido que experimentar estos terribles desastres (Job 2:11-13). Lo que leemos en los siguientes capítulos del libro son los diferentes razonamientos que mucha gente usa todavía hoy para explicar las terribles calamidades. Es porque Job está escondiendo terribles secretos de malos hábitos y Dios lo está castigando. O porque Dios sólo escucha a los justos y pasa por alto a otros porque es un Dios justo, o es tan santo y justo que sólo descarga su ira contra los malvados, o que Job está recibiendo todavía menos castigo de lo que merece. Oímos muchos ecos de los tres “amigos” de Job hoy, en internet, en los medios masivos de comunicación y en muchos púlpitos. El apóstol Pablo lo dice claramente: Satanás es “el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia (Efesios 2:2).2 ¡Es más que un mito! Es el gran antagonista de Dios, que hace todo lo que puede para distraer, desmoralizar y destruir a hombres y mujeres. Y por razones que sólo Dios sabe, va a retirar gradualmente el poder restrictivo que ha estado ejerciendo hasta ahora sobre los planes homicidas de Satanás.3


Jesús describe el futuro

Por supuesto, este planeta siempre tuvo terremotos, tornados, inundaciones, huracanes (tifones) y hambrunas. Algunos de los peores que se conozcan ocurrieron hace mucho tiempo, causando mucho más daño que los que hemos experimentado en los últimos años, si bien hoy hay poblaciones mayores que viven en las mismas zonas. Durante los últimos días del ministerio terreno de Jesús sus seguidores le preguntaron por señales del fin de los tiempos y de su prometido regreso. Entre otros indicadores, Jesús les dijo: “Oiréis de guerras y rumores de guerras, mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:6-8).

En otras palabras, el mundo tendrá siempre guerras, terremotos, pestes y desastres. Pero hay señales específicas que él delineó en Mateo 24 y 25, tales como el evangelio predicado en todo el mundo, y entonces regresará (24:14). Comparó los últimos días del planeta Tierra con los últimos días antes de que Noé entrara en el arca (24:37-39). Ilustró su regreso demorado con la demora de un novio en aparecer en su boda (25:5).


Detección de diferencias

Al meditar en los desastres de los últimos años, notamos una diferencia con los del pasado. En un cuadro gráfico, el aumento de su frecuencia e intensidad sería una curva exponencial, con una pendiente ascendente de la curva que se levanta rápidamente en contraste con un aumento proyectado que podría esperarse como una línea recta ascendente. ¿Puede alguien negar que huracanes, inundaciones, pestilencias, quiebras, degradación moral, agotamiento de las fuentes acuíferas, consumo desbocado de energía y realidades similares están aumentando con sorprendente velocidad?4 La mayoría de la gente vive con un sentimiento de que todo está desencajado con respecto al tipo de vida que se hacía aun hace pocas décadas. No parece haber manera de retrasar el reloj. La escalera mecánica, sea la que sube o la que baja, parece ir cada vez más rápido. Y en todos anida una sensación de que no podemos salirnos de esa escalera, que se incrementa cuando las noticias de los últimos desastres son emitidas por los medios globales de comunicación y llegan a nuestras computadoras.5


Una perspectiva adventista

Durante más de 150 años, los adventistas del séptimo día han estado proclamando al mundo que la historia humana se acerca rápidamente a su fin, predicho por Dios mismo en las Escrituras. Nos anima ver que millones de otros cristianos también han comenzado a enfocar su atención y esperanza en la pronta venida de Jesús. Además, hay ahora docenas de páginas en la internet que están dedicadas a los acontecimientos de los últimos días. La serie de libros de gran venta y películas “Dejados Atrás” amplifican la sensación de que algo tremendo está por ocurrir. Sin embargo, debido a nuestra comprensión de la profecía bíblica, no creemos que los cristianos serán rescatados en un arrebatamiento (rapto) secreto o que Israel sea protagónico en los acontecimientos de los últimos días. Ni esperamos un Armagedón donde ejércitos modernos luchen en la llanura de Esdraelón.

Los optimistas están en lo cierto: el mundo no terminará en un quejido ni en una explosión. Las potencias nucleares del mundo no incinerarán la tierra, ni nos asfixiaremos en nuestra propia basura, ni nos desecaremos en una hambruna masiva. Y los pesimistas también están en lo cierto: por más vacunas que almacenemos para los problemas físicos que enfrentamos hoy, no habrá vacuna que nos proteja de la marejada de basura moral que se infiltra por doquier en la vida moderna, especialmente en el “civilizado” occidente. Todos los posicionadores satelitales y automóviles de combustibles limpios no podrán acallar el odio en aumento que infecta las comunidades y las naciones.


Conclusión

El entender la interacción precisa entre los factores humanos, naturales y sobrenaturales que producen los desastres que nuestro mundo experimenta en aumento está más allá del conocimiento humano. Para el creyente en la Biblia, sin embargo, algunas cosas son ciertas: Satanás busca destruir a tanta gente como puede con los medios de que dispone. Pero en última instancia, la verdad triunfará y Dios y sus leales quedarán al fin reivindicados. Vivimos en los días finales de la historia de la tierra. Cada día es precioso e irrepetible.

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el Día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios!” (2 Pedro 3:9-12). ¿Estás listo, estoy yo listo?



Autor: Herbert E. Douglass (Th.D., Pacific School of Theology) teólogo y erudito adventista, figura clave del movimiento "Last Generation Theology". Fue presidente del Altantic Union College; editor de la Review an Herald; preidente el Weimar Institute; vicepresidente del Adventist Heritage Ministry: consultor de Amazing Facts... fue uno de los editores del Comentario Biblico Adventista. Es autor de 24 libros, que incluyen Messenger of the Lord, Pacific Press, 1998) y God at Risk (Amazing Facts, 2004).
Referencias: 1. “Ángeles están circundando el mundo, rechazando las pretensiones de Satanás a la supremacía, las que presenta debido a la gran multitud de sus adeptos. No oímos las voces de esos ángeles, ni vemos con la vista natural la obra de ellos; pero sus manos están unidas alrededor del mundo, y con vigilancia que no duerme mantienen a raya a los ejércitos de Satanás hasta que se cumpla el sellamiento del pueblo de Dios” (Comentario bíblico adventista del séptimo día [Boise, Idaho: Pacific Press Publ. Assoc., 1990], t. 7, p. 978). 2. “Satanás está obrando en la atmósfera; la está envenenando, y nosotros dependemos de Dios para la protección de nuestras vidas: de nuestra vida actual y eterna. Y por encontrarnos en la posición en que estamos, necesitamos estar bien despiertos, plenamente consagrados, completamente convertidos y cabalmente dedicados a Dios. Pero al parecer permanecemos inactivos como si estuviésemos paralizados. ¡Dios del cielo, despiértanos!” (Elena White, Mensajes selectos ([Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1967], t. 2, p. 59). 3. “Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita.… Producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en desgracias y calamidades del mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ellos siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre hombres y animales” (Elena White, El conflicto de los siglos [Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1977], pp. 646, 647). 4. “Se me ha mostrado que el Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Pronto se les negará el poder protector de Dios a todos los que continúan despreciando sus mandamientos.… La iniquidad se está convirtiendo en un asunto tan común que ya no sacude los sentidos como en un tiempo lo hacía” (Elena White, Eventos de los últimos días [Boise, Idaho: Pacific Press Publ. Assn., 1992], p. 28). 5.“Cuando la mano restrictiva de Dios se retire, el destructor comenzará su trabajo” (íd., p. 114).

¿Dios destruye?

La teoría de la Influencia Moral y sus asociados dicen que Dios no destruye, se ha diseminado no solamente a través de ciertas áreas académicas de nuestra iglesia (Universidad de Loma Linda) sino que también entre obreros de sostén propio.


En la conferencia del Santuario sostenida en la Universidad de Andrews en 1997, el Dr. Woodrow Whidden, Profesor de Religión de la Universidad de Andrews, hizo un emocionante ataque contra el manifiesto error de que Dios no destruye. Cito directamente de su trabajo:

Otras preguntas provocativas se elevan en sus cabezas: ¿Fue la destrucción de Sodoma y Gomorra simplemente la oportunidad circunstancial de una conspiración desafortunada de condiciones atmosféricas? 1 Elena de White dice “el Señor hizo llover fuego y azufre del cielo” 2. ¿Fue el juicio de Dios sobre Coré, Datán y Abiram solamente un trágico bostezo de una larga “falla” sísmica durmiente en el desierto de Sinaí? 3 Elena de White llama a este juicio de “la señalada manifestación del poder de Dios” 4. ¿Fueron la muerte de Ananías y Safira apenas debido a un problema de coronarias? 5 Elena de White se refiere a su muerte como “la señalada manifestación de la ira de Dios” 6 y continúa diciendo que “el mismo Dios que los punió, condena hoy toda falsedad” 7. ¿Será el “lago de fuego” meramente un acto pasivo por parte de Dios? En relación al “lago de fuego”, Elena de White dice que “Dios es para el impío un fuego consumidor” 8.



El Dr. Whidden también documentó la evidencia de que la ira Divina se manifestó en la cruz: ¿Y qué sucede en la cruz? ¿Fue o no fue una manifestación de la santa ira de Dios contra el pecado? Si las claras y directas palabras de Elena de White significan alguna cosa, el siguiente desafío necesita ser honestamente enfrentado: cualquier persona bien intencionada que cree que la teoría de la “influencia moral” elimina la teoría substitutiva de la expiación como una manifestación de la “ira” de Dios contra el pecado, necesita estar preparada para eliminar el capítulo del “Calvario” del libro “El Deseado de Todas las Gentes”. Creo que mi desafío es un poco chocante, ¡pero algunas las palabras son extremadamente claras como para ser ignoradas! Por favor, perciba claramente las siguientes citas de este climático capítulo de la obra más espiritual de Elena de White:

“Sobre Cristo como substituto y garante nuestro fue puesta la iniquidad de todos nosotros. Fue contado por transgresor, a fin de que pudiese redimirnos de la condenación de la ley. La culpabilidad de cada descendiente de Adán abrumó su corazón. La ira de Dios contra el pecado, la terrible manifestación de su desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación el alma de su Hijo. Toda su vida, Cristo había estado proclamando a un mundo caído las buenas nuevas de la misericordia y el amor perdonador del Padre. Su tema era la salvación aun del principal de los pecadores. Pero en estos momentos, sintiendo el terrible peso de la culpabilidad que lleva, no puede ver el rostro reconciliador del Padre… Sintió la angustia que el pecador sentirá cuando la misericordia no interceda más por la raza culpable. El sentido del pecado, que atraía la ira del Padre sobre él como substituto del hombre, fue lo que hizo tan amarga la copa que bebía el Hijo de Dios y quebró su corazón” 9. “Él, el Expiador del pecado, soporta la ira de la justicia divina y por causa tuya se hizo pecado” 10.

Nuevamente en su lenguaje colorido, el Dr. Whidden declaró: Fuera de estas potentes y claras declaraciones, Elena de White deja abundantemente en evidencia de que hay un precioso énfasis en la pasiva justicia de Dios: “La justicia demanda que el pecado no sea meramente perdonado, sino que debe ejecutarse la pena de muerte. Dios, en la dádiva de su Hijo unigénito, cumplió esos dos requerimientos. Al morir en lugar del hombre, Cristo agotó el castigo y proporcionó el perdón” 11 “Así como Cristo lleva los pecados de cada transgresor así el pecador que no crea en Cristo como su Salvador personal... llevará la penalidad de su transgresión” 12.

¿Existe alguna diferencia apreciable entre ponerle un enchufe a algún sistema de apoyo de la vida y el conectar el sistema de apoyo de una silla eléctrica? Nuevamente, ¡yo creo que la respuesta es autoevidente! Porque Elena de White dice, nuestro Dios es amor; pero Su amor se expresa en justicia activa, no apenas pasiva. Ciertamente Él es nuestro “Dios” cercano y “amigo” 13, pero él es más que un preocupado vecino benigno que conmovedoramente nos hace señas a través de la ventana suplicándonos que eliminemos la “estupidez” de nuestras diversiones en el terreno del pecado. Él también es el Santo Dios que ha actuado y actuará nuevamente con justa ira contra los que rechazan Su misericordioso ofrecimiento de redención. Nuevamente, existen demasiadas referencias en relación a la ejecución activa de la justicia como para decir que la justicia es apenas un pasivo “sigamos adelante”.

La declaración del Dr. Whidden no puede ser controvertida, pero examinemos las Escrituras las cuales disipan aun más enérgicamente este error peligrosísimo y antibíblico. ¿Cómo podemos racionalizar la profecía de Dios al mundo antediluviano?

“Y dijo Jehová: raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho... Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá” 14.

Jehová se identifica a Sí mismo como el Creador, y con el doble uso del Yo, aun Yo, Él enfatiza que es Él, el Creador, el que destruye la vida. La unidad de este versículo es impelente. El Dios que creó, es el Dios que destruyó. Ningún otro poder hizo la destrucción.

Solamente aquellos que creen que Dios no destruye, basados, en el mejor de los casos, en un dudoso uso de las Escrituras, pueden decir que Dios no destruye al impío. Algunos teóricos de la Influencia Moral están queriendo admitir que Dios ha destruido la vida en la tierra de los humanos desobedientes, pero sostienen que es Satanás el responsable por la muerte eterna del impío. Mientras la caída de Satanás, los engaños y las tentaciones han sido responsables por millares de seres humanos rebeldes contra Dios, no puede haber dudas de que los impíos son destruidos eternamente por Dios.

“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; yde Dios descendió fuego del cielo, y los consumió” 15.

O nuestro Dios es veraz al declarar que el fuego de la segunda muerte proviene de Él desde el cielo, o entonces Él es un mentiroso. Las Escrituras declaran claramente que es imposible que Dios mienta. Apocalipsis 20:9 es un claro “Así dice el Señor”. ¿Osaremos desafiar la Palabra de Dios? ¿Por qué declara Él que este es Su extraño acto, si no fuese un acto de gran amor el destruir a los que no se arrepienten?

La erradicación final del pecado y de los pecadores, para siempre, del universo, y la destrucción de Satanás, dejan esto bien claro. ¿Cuántas veces más tendrá que usar nuestro Dios el pronombre personal “Yo”, para convencernos de que Él realmente destruye?

"Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus tratos fuiste lleno de iniquidad, y pecaste. Por eso te eché del monte de Dios, te arrojé de entre las piedras de fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Yo te arrojé por tierra, para que los reyes te vean.

Destruido para siempre. Con la multitud de tus maldades y de tus tratos deshonestos, ensuciaste tu santuario. Yo pues saqué fuego de en medio de ti, que te consumió, te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se asombrarán de ti. Espanto serás, y para siempre dejarás de existir" 16.

“¡Yo te destruiré!”. “¡Yo te arrojé por tierra!”. “¡Yo te colocaré delante de reyes!”. “¡Yo sacaré fuego de en medio de ti, y te devorará!”. “¡Yo te haré cenizas!”. Finalmente Dios le dice a Satanás, “para siempre dejarás de existir”.

Si la Palabra de Dios significa alguna cosa, entonces es más que tiempo que paremos de ser llevados por “los pérfidos sofismas de los rabinos” 17.

La voz de la mensajera es tan impelente como la de las Escrituras. A seguir viene dos declaraciones inequívocas. La primera tiene que ver con la destrucción de Coré y sus compañeros. Cuando muchos de los hijos de Israel se rebelaron, ellos atribuyeron el juicio de Dios como si fuese el juicio de Satanás. A través de esto ellos cometieron el pecado imperdonable. Qué tremenda advertencia para aquellos que están coqueteando con el mismo concepto hoy en día.

“Pero Coré y sus compañeros rechazaron la luz hasta quedar tan ciegos que las manifestaciones más señaladas de su poder no bastaban ya para convencerlos, las atribuían todas a instrumentos humanos o satánicos. Lo mismo hicieron los que, al día siguiente después de la destrucción de Coré y sus asociados, fueron a Moisés y Aarón y les dijeron: "Vosotros habéis muerto al pueblo de Jehová"A pesar de que en la destrucción de los hombres que los sedujeron, habían recibido las indicaciones más convincentes de cuánto desagradaba a Dios el camino que llevaban, se atrevieron a atribuir sus juicios a Satanás, declarando que por el poder de éste Moisés y Aarón habían hecho morir hombres buenos y santos.

Este acto selló su perdición. Habían cometido el pecado contra el Espíritu Santo, pecado que endurece definitivamente el corazón del hombre contra la influencia de la gracia divina. ‘Cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado’ (Mat. 12:32), dijo nuestro Salvador cuando las obras de gracia que había realizado en virtud del poder de Dios fueron atribuidas por los judíos a Belcebú. Por medio del Espíritu Santo es cómo Dios se comunica con el hombre; y los que rechazan deliberadamente este instrumento, considerándolo satánico, han cortado el medio de comunicación entre el alma y el Cielo.

Por la manifestación de su Espíritu, Dios obra para reprender y convencer al pecador; y si se rechaza finalmente la obra del Espíritu, nada queda ya que Dios pueda hacer por el alma. Se empleó el último recurso de la misericordia divina. El transgresor se aisló totalmente de Dios; y el pecado no tiene ya cura. No hay ya reserva de poder mediante la cual Dios pueda obrar para convencer y convertir al pecador 18.

La segunda declaración hace la distinción entre los juicios de Dios y los juicios de Satanás.

“Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación por todas partes” 19.

Nuevamente, afirmamos que la noción de que Dios no destruye, es extremamente peligrosa. Almas se perderán al aceptarla. Primero, por implicación están declarando que nuestro maravilloso Dios es un mentiroso. Estos acusadores de Dios no tendrán un lugar en su reino.

Segundo, este concepto ha llevado a monstruosos argumentos a través de algunos proponentes. Algunos proponentes afirman que es Satanás el que destruye a los impíos en el tiempo del juicio ejecutivo. Cuando les preguntan, ¿qué sucede con Satanás? Ellos responden “Satanás comete suicidio”. Cuán sinceramente necesitan estas personas en forma urgente evaluar sus conclusiones a la luz de la cita citada anteriormente19.

Tercerono existe ninguna manera en que una persona pueda morir la segunda muerte a través de una aniquilación que no sea un acto de Dios. Aun si dudamos de la clara Palabra de Dios, toda vida en el universo es mantenida, momento tras momento, por Él. Al final de todo Él tendrá que retirar su “mano” sostenedora (desde luego que las Escrituras, tal como hemos visto, testifican que Él hace mucho más que eso). Si, debido a un falso entendimiento de Su cariñosa misericordia, justicia y amor, insistimos en que Dios no tiene ninguna participación en la muerte de los impíos, entonces lógicamente progresaremos (como lo han hecho muchos) hacia la doctrina de que todos serán salvos, porque Dios nunca destruye, ya sea activamente o pasivamente. Que tal consecuencia lógica de esta falsa enseñanza realmente existe, fue enfatizado a estos autores por un proponente del error “Dios no destruye”, el cual declaró: “Dios sería un monstruo mayor que Adolfo Hitler si Él destruyese al impío”. Entonces él declaró: “¡Finalmente hasta Satanás será salvo!”. Una doctrina así fomenta una falta total de preparación para enfrentar el juicio de Dios.

“Dios es amor” 20Para que el plan de la salvación pueda ser completado y así el universo pueda ser limpiado una vez más, y para que el sufrimiento de seres eternos del universo sea una vez más eliminado, Dios tiene que destruir, en un acto de amor inimaginable, el pecado y los pecadores para siempre. “Los montes tiemblan delante de Él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a Su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan” 21.

Ciertamente son solemnes, y de consecuencias eternas, los peligros de las especulaciones que van más allá de la Palabra revelada de Dios.





Fuente: "VIENTOS DE DOCTRINAS" / capitulo 17
Autores: Colin y Russell Standish (Australia, 1933-Russell muerto en 2008), prominentes médicos y autores gemelos. han escrito numerosos libros sobre el estilo de vida adventista, creacionismo, sobre teología y en especial sobre la situación del adventismo en la actualidad. Reconocidos obreros de sostén propio, lideres de ministerios independientes y fuertes críticos del adventismo actual. Fundadores delWeimar Institute of Health & Education y el Hartland Institute. Y relacionados aHope International, editora de Nuestro Firme Fundamento.
Nota: originalmente publicado el 6 de julio de 2007
Referencias. 1. Gen. 19:24. 2. EW, Patriarcas y profetas, pág, 160. 3. Num. 16:23-35). 4. EW, Patriarcas y profetas, pág, 401. 5. Hechos 5:1. 6. EW, Hechos de los Apóstoles, pág. 73. 7. Ibíd., pág. 76. 8. EW, Conflicto de los Siglos, pág. 673. 9. EW, El Deseado de todas la Gente, pág. 701. 10. Ibíd., pág. 704. 11. EW, Mensajes Selectos, T1, pág. 399. 12. Comentario Bíblico Adventista, T7, pág. 471. 13. ver el libro de Graham Maxwell “Siervos o Amigos, Redlands, CA; Pineknoll Publishings, 1992. He tomado esta metáfora de Dios como el vecino amigo de una propaganda en relación con este libro, la cual apareció en una edición reciente de la revista Christianity Today. 14. Gen. 6:7,17. 15. Apoc. 20:9. 16. Eze. 28:15-19. 17. EW, Discurso Maestro de Jesucristo, pág.102. 18. EW, Patriarcas y Profetas, pág. 429. 19. EW, Conflicto de los Siglos, pág. 672. 20. 1 Juan 4:8. 21. Nahum 1:5.



Fuente:http://ojoadventista-profecias.blogspot.com

¿Qué nos dicen los terremotos?

Cada nuevo terremoto nos avisa que nuestra salvación “está cerca, a las puertas”
(Mateo 24:33). ¿Estamos preparados para el gran día final?


“De repente todas las casas quedaron en ruinas; parecía el fin del mundo”, relató un habitante del pueblo de Jabla, en Cacherima, que logró salvarse del devastador terremoto (7,6 en la escala de Richter) que azotó a Pakistán y regiones aledañas el 8 de octubre de 2005.1

En los últimos meses, hemos presenciado una sucesión alarmante de catástrofes naturales de gran poder destructivo, que han dejado como saldo miles de muertos y cuantiosos daños materiales. Baste recordar, por ejemplo, el terremoto combinado con un tsunami que ocasionó 283.106 muertos el 26 de diciembre de 2004 en el sudeste asiático.

Según la Biblia, ¿qué relación tienen los terremotos con el tiempo del fin?

Los terremotos en la historia de la salvación

Los hechos culminantes del plan de salvación fueron acompañados por manifestaciones en la naturaleza, particularmente terremotos. Cuando Cristo murió en la cruz, “la tierra tembló, y las rocas se partieron”(Mateo 27:51). Al amanecer del domingo, nuevamente “hubo un gran terremoto”, esta vez asociado con la resurrección del Salvador (Mateo 28:2).

De la misma manera, un terremoto acompañará la finalización de la intercesión de Cristo en el Santuario celestial (Apocalipsis 8:5; 11:19). Poco después, el desenlace final del gran conflicto en este mundo estará marcado por “un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra” (Apocalipsis 16:18). Ninguna catástrofe registrada hasta ahora se igualará a la convulsión que experimentará la tierra entera cuando descienda el Rey de reyes y Señor de señores. La descripción de Elena de White es muy vívida:

“Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. [...] La naturaleza entera parece trastornada. Los ríos dejan de correr. [...] En medio de los cielos conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: ‘Hecho está’. Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, ‘cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra’. [...] Los montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. [...] Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas”.2

El terremoto de Pakistán, que mencioné al principio, parece insignificante ante esta descripción del verdadero fin del mundo. Pero, ¿tienen algún significado los terremotos actuales?

Terremotos como señales del fin

La Biblia anuncia que luego de la persecución religiosa de la Edad Media ocurriría un terremoto de grandes proporciones y habría señales cósmicas que anunciarían la proximidad del fin. “Miré cuando abrió el sexto sello”, escribió el apóstol Juan, “y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre” (Apocalipsis 6:12). Según la mayoría de los intérpretes, esta profecía se cumplió con el terremoto de Lisboa, el 1º de noviembre de 1755. Alcanzó una magnitud de 8,7 en la escala de Richter y una inusitada extensión, ya que sus efectos se sintieron en gran parte de Europa, el norte de África y hasta el Caribe. El sismo combinado con un maremoto dejó un saldo de 70.000 muertos. Hasta el día de hoy, figura entre los terremotos más destructivos de la historia.3

Jesús también mencionó los terremotos en su sermón profético. Los discípulos le preguntaron qué señales habría de la destrucción de Jerusalén y de su segunda venida (Mateo 24:3). En su respuesta, Cristo se refirió a ambos eventos sin diferenciarlos entre sí. Si les hubiera revelado todos los acontecimientos futuros, no habrían podido soportar la visión. No obstante esta ambigüedad, en la primera parte (vers. 4-20), el Señor presentó los hechos previos a la destrucción de Jerusalén, pasando luego a las señales de su Segunda Venida (vers. 21-42).

Las conocidas palabras de Jesús: “Habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7) están en la primera parte del discurso. Se refieren, en primera instancia, a las calamidades naturalesque ocurrieron entre la muerte de Cristo y la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.4 “Hubo una serie de fuertes terremotos entre el año 31 y el año 70. Los peores ocurrieron en Creta (46 ó 47), Roma (51), Frigia (60) y Campania (63). Tácito (Anales xvi. 10- 13) también menciona fuertes huracanes y tormentas en el año 65”.5

¿Es correcto, entonces, que citemos este texto para probar que los terremotos y otros desastres naturales son señales del pronto regreso de Cristo?

Sí. Debemos seguir citándolo, porque las palabras de Cristo tienen un sentido amplio. “La ruina de Jerusalén sería símbolo de la ruina final que abrumará al mundo. Las profecías que se cumplieron en parte en la destrucción de Jerusalén, se aplican más directamente a los días finales”.6

Dios no produce estas calamidades. Son obra del enemigo. “Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y las calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos”.7

Cada nuevo terremoto nos avisa que nuestra salvación “está cerca, a las puertas” (Mateo 24:33).¿Estamos preparados para el gran día final?


Fuente: Revista Adventista / Editorial, mayo 2006.
Autor: Dr. Carlos A. Steger, recientemente nombrado decano de la Facultad de Teología de la Universidad Adventista del Plata (Argentina) y director de la Sede del Servicio Latinoamericano de Teología (SALT). Se desempeñaba como director de la Revista Adventista.
Nota del editor: este articulo fue escrito en el 2006, manteniendo una vigencia casi perfecta: basta que usted cambie el lugar geográfico mencionado por el del seísmo ultimo.
Referencias: 1 Diario Clarín (Buenos Aires), 10 de octubre de 2005, p. 22.
2 Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: ACES, 1993), pp. 694, 695.
3 Ver http://wwwneic.cr.usgs.gov/neis/eqlists/eqsmosde.html. Ver también C. Mervyn Maxwell, Apocalipsis: sus revelaciones (Buenos Aires: ACES, 1991), pp. 194-196.
4 White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: ACES, 1987), pp. 582, 583.
5 Comentario bíblico adventista del séptimo día (Buenos Aires: ACES, 1995), t. 5, p. 486.
6 White, El discurso maestro de Jesucristo (Buenos Aires: ACES, 1997), p. 102.
7 El conflicto de los siglos, p. 647.

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