INTRODUCCIÓN
Si esta pregunta se haría en un foro, de seguro la gran mayoría diría SÍ, y que son los adventistas, los abanderados de la “salvación por obras” a diferencia de los evangélicos.
Es raro escuchar o leer la frase “salvación por obras” relacionado al mundo evangélico en general. Es que se presupone y supone que ellos no están, ni por casualidad, ligados a este asunto. En cambio, entre los cristianos en general, se cataloga a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, como una iglesia que cree, ama, predica y enseña, que la salvación del hombre es “por las obras” y no por la gracia. ¿Tal definición será acertada? Así, por el hecho de no dejar de mencionar “las obras”, los adventistas son catalogados como “legalistas”, “fariseos”, “seudo cristianos”, etc. Es más, los comparan con los Testigos de Jehová y Los mormones, insinuando abiertamente que los adventistas son una “secta” muy peligrosa y muy distante de ser cristiana, aunque la pretenda.
Sin embargo, a través de este escrito se pretende, a grosso modo al menos, desenmascarar a los abanderados “solo gracia” y no por obras, y ver ¿quiénes son realmente los “legalistas”?
DEFINICIONES BÁSICAS
Salvación por obras
Es cierto que en los tiempos de Cristo, los judíos pretendían alcanzar la salvación a través de los diferentes ritos y más específicamente por la observancia de la Ley de Moisés (ley ceremonial y moral). Concientes de que en el pasado fueron rebeldes a la ley de Moisés y que por consecuencia sufrieron por siglos la dureza opresora de la esclavitud, ahora, entendían que debían ser muy fieles, estrictos a las ordenanzas de Moisés. Para ello crearon una serie de comentarios que explicaban cómo debe conducirse un israelita (por ej. el Talmud), y otros libros que lejos de ayudar a salvar al hombre se convirtió en una carga, un yugo muy pesado.
Pero, la enseñanza de la “salvación por obras” tiene su origen no tanto en las “canteras” judías como algunos podrían creer sino, muy probablemente, en las iglesias cristianas de los siglos primeros de nuestra era, y más exactamente en la Iglesia Católica Apostólica y Romana (a partir del siglo IV). Es conocido por la historia universal y eclesiástica que las famosas “indulgencias”, “las penitencias monásticas”, “las autoflagelaciones”, “las cruzadas”, entre otras actividades, son las muestras gigantescas de una oleada herética, muy alejada de la Palabra de Dios.
Entonces ¿en qué consiste la salvación por obras? Simple como parezca, consiste en atribuirle a la voluntad humana, a los actos buenos, que son como bonus que se van sumando a favor del hombre para alcanzar la salvación. Esta idea es simpática desde el punto de vista humano, ya que basta con dejar de hacer lo malo y alcanzar la salvación. Mas esta idea es diabólica, pues si fuera así, ¿para qué vino Cristo, si el hombre puede ser salvo por méritos propios?
Salvación por gracia
La palabra gracia (del heb. Jesed “misericordia” y del gr. Járis “regalo”), en consecuencia, la enseñanza de la “salvación por gracia” es netamente bíblica. No es una enseñanza evangélica ni pentecostal, es cristiana. Enseña que el hombre no alcanza la salvación a través de las obras sino a través de la gracia “regalo”, es decir Cristo (Jn. 3:16). Ningún hombre alcanza la salvación sin Cristo. La gracia es como la mano de Dios extendida hacia el hombre, pero es la fe, la que se apodera de la gracia, así la fe viene a ser como la mano del hombre que se aferra a la mano de Dios que le está extendida para que el hombre alcance salvación.
Dicho de modo más sencillo, la gracia es de Dios, somos salvos por Dios, pero aceptar esa gracia es por fe en Cristo. Y aún ello proviene de Dios. Entonces, ¿en qué consiste la salvación por gracia? Simple como parezca, en atribuirle a los méritos de Cristo la salvación del hombre. El hombre no puede hacer nada para salvarse, solo aceptar la gracia de Dios, Cristo, a través de la fe.
¿Y dónde quedan las obras?
Santiago en un capítulo entero (2), nos explica con tanta paciencia este asunto. Las obras vienen a ser el producto de la fe. No puede haber alguien que dice que tiene fe, a aceptado la gracia de Dios, Cristo, y seguir viviendo y obrando de manera tan alejada a las Escrituras.
ANALICEMOS ALGUNOS POSTULADOS, DIFERENCIEMOS Y CONCLUYAMOS
A. Los Evangélicos en general: Aseveran que la “salvación por obras” NO TIENE ASIDERO EN EL NUEVO TESTAMENTO.
El mundo evangélico en general cree efectivamente que, la salvación del hombre por obras en el Nuevo Testamento no tiene asidero, ya que innumerables versos muestran a la Ley moral como insuficiente y ajena a la salvación del hombre (ej. Gál.2:16, 21; 3:11, etc.).
Es así que el Nuevo Testamento levanta por todo lo alto que, nadie es salvo por obras sino por gracia. Así lo diría Pablo: “Por gracia sois salvos por medio de la fe” (Ef. 2:8 cf. Ro. 5:2), “no por obras para que nadie se gloríe” (Ef. 2:9). Así, los Evangélicos se autoproclaman como los “defensores” del verdadero evangelio de Cristo, la “salvación por solo gracia”.
A’. Los Adventistas del Séptimo Día: aseveran que “la salvación por obras” NO TIENE ASIDERO EN NINGÚN TESTAMENTO.
Si en algún momento usted creyó que los Adventistas del Séptimo Día aman, creen, enseñan y predican que la salvación se logra por méritos humanos o por las obras, está equivocado. No obstante este detalle puede ser entendible por el énfasis aparente en sus mensajes, respecto a la Ley de Dios, y más específicamente en el cuarto mandamiento, el sábado. Pero al ver profundamente la teología adventista, descubriremos que cree, ama, predica y enseña que la salvación de Dios es POR GRACIA, no solo en el Nuevo Testamento sino también en el Antiguo Testamento desde la misma creación. Desde Adán y Eva en efecto. Apocalipsis 13:8 declara: “del Cordero que fue muerto desde la creación del mundo”. Surge la pregunta, ¿El Cordero (Jn. 1:29) murió desde la creación del mundo? ¿No murió en el año 31 de nuestra era?
La paga del pecado es la muerte (Ro. 6:23), Adán y Eva habían desobedecido la voluntad divina, comieron del fruto del árbol que Dios les negó y estaban destinados a morir, pues se les dijo: “el día que de él, de cierto morirás” (Gn. 2:17). Sin embargo, Adán vivió 930 años (Gn. 5:5), y no murió como se le había advertido. ¿Por qué no murió? Simple, porque alguien murió en su lugar, Cristo simbolizado o prefigurado en los animales que tuvieron que morir para cubrir la desnudez de la primera pareja (Gn. 3:21). De allí en adelante todos los descendientes de Adán conocieron del plan de salvación por gracia, a través de la fe en el Mesías, que habría de cumplir la promesa escatológica de Génesis 3:15, el protoevangelio.
Cada hombre al sacrificar un animal inocente ante el altar del santuario, sabía que la sangre de ese pobre animal no tenía el poder de redimirlo, sino, a quién representaba ese animal, al Mesías, al Cristo que vendría al cumplimiento de tiempo (Gál. 4:4). Ellos creían que la salvación era por GRACIA por medio de la fe, sino entonces, ¿por qué el la epístola a los Hebreos los coloca en la galería de los héroes de la fe, si ellos se salvaban por las obras?
B. Los Evangélicos en general aseveran que la “salvación por obras” FUE PARA EL PUEBLO DE ISRAEL.
El mundo evangélico en general enseña que Dios quiso hacer de Israel un “reino de sacerdotes y gente santa” (Ex. 19:6), los sacó de Egipto para introducirles a Canaán, la tierra que fluye leche y miel (Nm. 16:14). Pero antes de que poseyeran la tierra prometida, ellos debían pasar por el Sinaí y comprometerse a observar la Ley de Dios (Ex. 20), entre otras ordenanzas. El pueblo hebreo poseyó la tierra, se transformó en un reino estable, fue reducido a ser una nación esclava por varios siglos y negó al Mesías que vino, o sea a Cristo. Con su muerte en la cruz del Calvario anuló las leyes (incluye la ceremonial y la moral).
Entonces, si la salvación antes era por guardar u observar las leyes de Dios, con Cristo y su crucifixión, esto queda anulado (utilizan para ello Dn. 9:27 cf. Mt. 27:50, 51; 1 Ped. 1:10-12). Dejando así en claro que la salvación ahora es por gracia, y no obras, y que por lo tanto la ley es ajena al enfoque neotestamentario.
Finalmente, la ley de Moisés (ley de Dios para los adventistas “escritas con el dedo de Dios” Ex. 31:18), caducó y por tanto así también el sábado. En consecuencia, la ley solo sirvió para los israelitas, y no para los gentiles o para nosotros.
B’. Los Adventistas del Séptimo Día aseveran que la “salvación por obras” NO FUE PARA EL PUEBLO DE ISRAEL NI PARA NADIE.
El concepto de gracia del NuevoTestamento como amor salvador de Dios hacia los pecadores, no está ausente en el Antiguo Testamento, pero esta idea se expresaba más aproximadamente por el heb. jesed, traducido con frecuencia como "misericordia" (Sal. 17:7; 40:11; Is. 63:7; Jer. 16:5; etc.) e ilustrada en la experiencia de los santos veterotestamentarios:
Adán y Eva recibieron una promesa de salvación a pesar de su desobediencia (Gn. 3:15), y se les proveyó una protección física (v 21) POR GRACIA.
Noé fue salvado de la destrucción general producida por el diluvio (Gn. 6:8; 7:1) POR GRACIA.
Abrahán fue elegido, a pesar de sus imperfecciones, para mantener vivo el conocimiento de Dios (Gn.12:1) POR GRACIA.
Moisés fue preparado para el liderazgo por instrucción y conducción divinas específicas (Ex. 3:10) POR GRACIA.
Israel fue escogido por Dios y pacientemente enseñado durante siglos de indocilidad, por ser pueblo (Sal. 135:4) POR GRACIA.
Los profetas continuamente describieron el amor fiel de Dios en su trato con su nación rebelde (Sal. 92:2; Is. 54:10; Jer. 9:24; Os. 2:19; Jon. 4:2) POR GRACIA.
El Antiguo Testamento no sólo revela el desagrado de Dios por el pecado, sino también su paciencia y su amor por los pecadores, y la gracia provista para su salvación. Le toca, sin embargo, al Nuevo Testamento desarrollar y proclamar la plenitud de la gracia divina, "pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Jn. 1:17).
No obstante, el pueblo de Israel se corrompió y mal entendió este asunto después de meditar en las consecuencias de sus rebeliones y las penurias que vivieron como pueblo esclavo en manos de los babilonios, medos y persas, griegos y en los tiempos de Cristo, los romanos. Es por ello que una de las razones por las cuales vino Jesús es para enseñarnos a cumplir la Ley y enseñarnos cómo se logra la salvación del hombre (Mt. 5:17, 18).
Finalmente, si no fue para Israel, tampoco lo fue, ni lo será para otro pueblo, y mucho menos para nosotros.
Ahora, muy diferente a los evangélicos, los Adventistas del Séptimo Día creen que los mandamientos, no son el fin, sino el medio; pero no actúa como la fe, sino como “espejo” que me muestra el pecado, “ya que por la Ley se conoce el pecado” (Ro. 3:20), en las palabras del mismo Pablo: “Entonces ¿anulamos la Ley por la fe? ¡De ninguna manera! Al contrario, confirmamos la Ley ” (Ro. 3:31), así la Ley es “nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe” (Gál. 3:24).
Al negar la validez o vigencia de la Ley de Dios en el Nuevo Testamento y decir frecuentemente: “la Ley de Moisés (los 10 mandamientos)” fue para el pueblo de Israel, pues ellos estaban bajo la ley, y no para la enseñanza neotestamentaria, simplemente están abiertamente diciendo que Dios se “equivocó”, no lo dicen con esas palabras pero si utilizan un poco de lógica se darán cuenta de lo diabólico que resulta esa declaración. Es verdad que Dios eligió al pueblo de Israel como nación privilegiada, y les dio los Diez Mandamientos en el Sinaí, pero no se debe ignorar que la Ley de Dios, en principio es eterna. En el Cielo mismo era y es real, y lo fue en el Edén también.
Es por ello que la declaración de la Ley de Dios en el Sinaí no parece novedad. De los 10 mandamientos, ocho son negativas: No, esto indica que el pueblo de Israel en su estancia en el desierto, seguía obrando en contra de los ocho mandamientos que inician con una negativa (NO), es decir, que el pueblo tenía dioses diferentes de YHWH, tenía ídolos e imágenes, tomaba el nombre de Dios en vano, mataba, adulteraba, hurtaba, mentía y codiciaba. Todos estos actos, son repetidos en el caminar hebreo a lo largo del desierto, indicando que Dios les dijo NO, con el fin de parar su mal accionar. En cambio, el cuarto mandamiento “acuérdate del sabat para santificarlo” (Ex. 20:8), indica que el pueblo no reposaba ese día, o al menos se olvidaba, es por ello que inicia diciendo: “acuérdate”, como un llamado de atención a la memoria, pues ellos sabían del reposo pero no lo hacían. Y el quinto mandamiento inicia: “honra a tu padre y madre” (v. 12), esto indica que los hijos eran ingratos, o no respetaban y consideraban a sus progenitores, esto puede ser entendible si consideramos que eran esclavos; como esclavos no respetaban y honraban sino a sus amos únicamente.
Este detalle se puede entender si consideramos su estancia en Egipto por 430 años, sí que fue una total esclavitud no solo físicamente sino espiritual y moralmente. El pueblo hebreo estaba corrompido hasta los tuétanos. Es por ello que Dios, antes de llevarlos a la tierra prometida debía enseñarles a vivir de acuerdo al plan original, del Edén, con su Ley eterna.
Pero esa ley no ha quedado obsoleta en el enfoque neotestamentaria como algunos mal intencionados evangélicos arguyen, sino que muy por el contrario está vigente. Pues de modo diferente, el pensamiento neotestamentario apoyaría la idea de adulterar (muy distante a lo que Cristo dijo en Mt. 5:27,28), o a matar (Mt. 5:21,22), etc. Y no lo dice un hombre profeta sino el mismo Cristo, el fundador de la fe cristiana.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Como se ha presentado, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, no es una secta seudo-cristiana como algunos libros de religiones comparadas la han clasificado, y mucho menos una denominación ortodoxa legalista. Al contrario, como se ha demostrado, es cristiana bíblica, ya que en la actualidad, se observan un sin número de denominaciones “cristianas” que se encuentran muy lejos de la Biblia. Y otras que dicen ser bíblicas pero que demuestran todo lo contrario al ponder a Cristo a sus conveniencias y gustos.
Finalmente, ¿Quiénes son los legalistas, los que creen que alguna vez el hombre se salvó por obras o los que creen que nunca el hombre se salvó por obras? o ¿Quiénes son legalistas y seudo cristianos, los que creen que en el NT la salvación es por gracia o los que creen que tanto en el AT como en el NT la salvación fue por gracia? La respuesta es solo tuya. Los adventista creen que la salvación del hombre simpre fue por gracia, y nunca por obras. Las obras son las consecuencias de la experiencia del cristiano que cree que es salvo por gracia mediante la fe en Cristo Jesús.
He dicho.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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