El Gobierno de Italia, que preside Silvio Berlusconi, recurrirá la sentencia dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la exhibición obligatoria de crucifijos en las aulas, en respuesta a un recurso presentado por una madre italiana. El juez Nicola Lettieri, quien defiende a Italia ante la Corte de Estrasburgo, ha informado poco después de conocerse el fallo de que la decisión será recurrida por el Ejecutivo italiano, cuyos miembros hicieron público este martes su disconformidad con la sentencia del Tribunal Europeo.
Así, la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, ha divulgado un comunicado de prensa en el que afirma que la presencia del crucifijo en las aulas "no significa adhesión al catolicismo, sino que es un símbolo de nuestra tradición". "La historia de Italia pasa también por los símbolos, y eliminando parte de ellos se elimina también una parte de nosotros mismos", apunta Gelmini. "Nadie quiere imponer la religión católica y mucho menos se la quiere imponer a través de la presencia del crucifijo. Es igualmente verdad que nadie, ni siquiera una corte europea ideologizada, conseguirá borrar nuestra identidad", prosigue.
La sentencia del Tribunal de Estrasburgo indica que "la exhibición obligatoria del símbolo de una determinada confesión en instalaciones utilizadas por las autoridades públicas, y especialmente en aulas" restringe los derechos paternos a educar a sus hijos "en conformidad con sus convicciones".
Tradición contra valores
El fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos llega después de que Soile Lautsi, una madre italiana residente en Abano Terme (noreste), reclamara en 2002 al instituto público "Vittorino da Feltre" al que acudían sus hijos la retirada del crucifijo de las aulas por ser contrario al principio de laicismo en el que quería educarles. El caso terminó llegando al Tribunal Constitucional italiano, que en diciembre de 2004 consideró que no tenía jurisdicción sobre el asunto al estar relacionado con normas estatutarias y no legislativas.
Posteriormente, un tribunal administrativo se pronunció en marzo de 2005 y falló en contra de la demandante, y más tarde, en 2006, el Consejo de Estado de Italia rechazó la demanda, tras lo que el caso llegó a Estrasburgo. Por el momento, el Vaticano no ha hecho ningún comentario oficial, a la espera, según ha dicho Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, de poder leer en su totalidad la sentencia del Tribunal de Estrasburgo y reflexionar sobre ella.
En declaraciones que recogen los medios de comunicación italianos, el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Inmigrantes, Antonio María Vegliò, afirma sentirse "molesto" por que se imponga la retirada del crucifijo del colegio. Por su parte, la ministra de Igualdad de Italia, Mara Carfagna, ha comentado que el crucifijo testimonia una tradición milenaria que "comparte toda la sociedad italiana" e incide en que en las aulas de su país si existen "verdaderas limitaciones de la libertad individual" como el burka.
La sentencia del Tribunal de Estrasburgo indica que "la exhibición obligatoria del símbolo de una determinada confesión en instalaciones utilizadas por las autoridades públicas, y especialmente en aulas" restringe los derechos paternos a educar a sus hijos "en conformidad con sus convicciones".
Tradición contra valores
El fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos llega después de que Soile Lautsi, una madre italiana residente en Abano Terme (noreste), reclamara en 2002 al instituto público "Vittorino da Feltre" al que acudían sus hijos la retirada del crucifijo de las aulas por ser contrario al principio de laicismo en el que quería educarles. El caso terminó llegando al Tribunal Constitucional italiano, que en diciembre de 2004 consideró que no tenía jurisdicción sobre el asunto al estar relacionado con normas estatutarias y no legislativas.
Posteriormente, un tribunal administrativo se pronunció en marzo de 2005 y falló en contra de la demandante, y más tarde, en 2006, el Consejo de Estado de Italia rechazó la demanda, tras lo que el caso llegó a Estrasburgo. Por el momento, el Vaticano no ha hecho ningún comentario oficial, a la espera, según ha dicho Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, de poder leer en su totalidad la sentencia del Tribunal de Estrasburgo y reflexionar sobre ella.
En declaraciones que recogen los medios de comunicación italianos, el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Inmigrantes, Antonio María Vegliò, afirma sentirse "molesto" por que se imponga la retirada del crucifijo del colegio. Por su parte, la ministra de Igualdad de Italia, Mara Carfagna, ha comentado que el crucifijo testimonia una tradición milenaria que "comparte toda la sociedad italiana" e incide en que en las aulas de su país si existen "verdaderas limitaciones de la libertad individual" como el burka.
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